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Debates y Combates: Percepciones y realidades de cara a Octubre

29 Sep

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A menos de un mes de las elecciones presidenciales de Octubre, el panorama no ha cambiado demasiado desde las PASO celebradas en Agosto. Daniel Scioli se mantiene en primer lugar con un porcentaje cercano al 40%, Mauricio Macri reviste el segundo lugar en los sondeos con un 30% y Sergio Massa es el último con chances reales con un 20% de intención de voto. Ninguno ha hecho demasiado por modificar si situación, cada uno de ellos por razones muy diferentes: el oficialismo está confiado en poder acordar con Massa y sumar algunos votos más con los famosos “indecisos” – que en nuestro país suelen definir cada elección-, desde el Cambiemos se espera que el pacto UNA-FPV no se concrete y que el deseo mayoritario de cambio lo depositen en el Ballotage y Massa sabe que puede forzar cualquier escenario acorde a lo que más le convenga políticamente.

Desde muchos medios de comunicación, sin importar su color político, se ha comenzado a agitar la posibilidad de que el Frente Para La Victoria consiga un triunfo en primera vuelta. Para ello hay dos posibilidades: que la fórmula Scioli-Zaninni supere el 45% de los votos o que consigan quedar por encima del segundo por el 10% o más. De seguir esto así, el partido de gobierno podría estar ante las puertas de un cuarto mandato consecutivo. Algo que para muchos resultaría intolerable y que no se correspondería con la muy mala situación socioeconómica que está viviendo nuestro país. Los cañones apuntan a Sergio Massa y De La Sota, que parecen ser los que poseen tanto la llave para que el Ingeniero llegue al Ballotage y tenga una chance más para vencer a Scioli, como el poder de terminar con la carrera política del hombre de los globos amarillos.

La pasada semana, el debate se centró en la – valga la redundancia- ausencia anticipada de Daniel Scioli en los debates presidenciales que se realizarán en unas semanas. Luego de darle varias vueltas al asunto, el candidato del oficialismo hizo lo que todos esperábamos: dijo que jamás había prometido su asistencia y que se bajaba para “hacerle un favor” a Macri y evitar que siga perdiendo votos. Una ironía innecesaria y sin sentido alguno, ya que él tampoco muestra cifras ascendentes en lo que refiere a los votos. El Gobernador agregó, imitando el estilo de Néstor y Cristina, que le va a “seguir hablando a LAGENTE como todos los días” y dió por terminada la discusión. Como siempre, las críticas llovieron sobre el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires pero este se mantiene confiado y supone que los ataques irán disminuyendo a medida que pasen los días. Scioli es un político bastante flojo en lo que refiere a habilidades de gestión y más aún en el área del carisma, pero su gran virtud – si es que puede ser llamada así- reside en nunca llegar a la confrontación frontal. Así es como ha construido una falsa imagen de víctima frente a los ataques de Cristina y Néstor Kirchner en estos 12 en los que ha sido ni más ni menos que el socio principal del matrimonio presidencial. No son pocos los que ven a Scioli como “un felpudo” o un “sobreviviente” y suponen que de ganar podría obtener un margen más grande de autonomía y así realizar todas las cosas que los maléficos Kirchner no lo han dejado hacer en todo este tiempo. Es decir, Scioli no ha sido un actor marginal en estos 12 años de kirchnerismo puro sino uno de los motores del Frente Para La Victoria. Quienes sostienen lo contrario, entran en una falacia absoluta que habla de una sociedad narcotizada e individualizada, arrastrada de las narices por los diversos medios – que cada día son más operadores políticos y menos informadores de la realidad-, que no puede pensar como un conjunto y que es incapaz de realizar un análisis básico de la labor del ex Ministro de Carlos Menem en todos estos años como Vice-Presidente y Gobernador de la provincia más relevante – en términos políticos y electorales- de la Argentina.

Pero volvamos al tema del debate, porque también son muchos los que sostienen con absoluta certeza que: “Cristina no lo deja ir a debatir a Scioli”. Tres de ellos son, por ejemplo, Macri, Massa y Stolbizer. Todos repitiendo un discurso que a su contrincante le cabe como anillo al dedo. Lo que estas personas deducen es que, como el kirchnerismo ha sido reacio a debatir en todos estos años, dando un mínimo de entrevistas – y la mayoría de ellas con medios y periodistas obsecuentes- y hablando solamente vía las insoportables Cadenas Nacionales o con funcionarios de segunda línea recorriendo programas de tinte oficial o directamente partidarios (blandiendo el lema “el candidato es el proyecto, lo que hicimos son nuestras propuestas y nuestro discurso”), es imposible que le permitan a Daniel Scioli asistir a un debate televisado con los otros candidatos. La teoría de que se piensan de sangre azul, como una raza superior de políticos que no debe entrar en contacto con sus inferiores rivales.

Pero como en todo lo que sucede en nuestro país, alrededor de este tema se enfrentan dos extremos. El primero es el que acabo de describir y dentro de él se encuentra un sub-tipo bastante extraño – y por ende minoritario- de personas que pueden leer lo que realmente sucede. Cualquiera que haya escuchado a Scioli en alguna de sus varias entrevistas en diversos programas periodísticos – en su defensa, ha ido a todos- se puede dar cuenta que no son demasiadas las luces que este posee. Le cuesta mucho hilvanar dos o tres ideas, no transmite absolutamente nada ni siquiera cuando se pone en modo vehemente y es incapaz de salirse de un guión que no siempre logra recordar. Tal vez no sea el dedo mágico de CFK lo que le impida a Scioli asistir a los, en teoría, dos debates que se realizarán en estos días sino la auto-conciencia (el famoso self awareness) de que ese pequeño tour puede hacerlo resignar muchos de los votos que por ahora tiene cautivos. El bonaerense ha sido siempre el mismo, lo que sorpresivamente cambia con el correr de los días, meses y años es la percepción que la opinión pública y la población tienen de él. Y esta es una jugada que siempre le ha sido favorable, por lo que es prácticamente imposible que en este momento decida sorprender y jugar una carta diferente. Más aún si consideramos que se encuentra en las puertas de un objetivo por el que “trabajó” durante 12 largos años. Habrá que ver si él entiende que esta coyuntura no es la misma que la de 2003, que no se trata de llegar al poder en medio de un incendio total y de luego de dos años de consenso social sacarse de encima a su mentor político. Primero porque CFK lejos está de ser eso – no lo quiere en el poder, pero lo coloca allí porque es mejor eso a salir eyectados de la Casa Rosada- y segundo porque el país no se encuentra ni remotamente cercano a como estaba a nivel político, social y económico en aquella salida de la crisis de 2001. Si no, que le pregunte a Estela de Carlotto que es lo que piensa acerca de su candidatura y de las posibilidades de construcción independiente de poder que poseería en caso de obtener una victoria.

Los números tienen algo especial: son fríos y, por lo general, no admiten dobles lecturas. Ya está definido que Mauricio Macri es el único que puede forzar un Ballotage, más allá de que a veces parezca que se conforma con colocar al Cambiemos en el lugar de primera fuerza opositora. Las conversaciones con Massa iniciaron apenas terminaron las PASO y tuvieron su punto más alto durante el escándalo en Tucumán. De a poco, todo se fue apagando tras la habilitación para que Manzur asuma como Gobernador, y se hicieron evidentes los acercamientos entre el tigrense y el gobierno nacional. Con un 20% de los votos y mucho poder en la Provincia de Buenos Aires, todo estará en sus manos: dependiendo de para que lado tercie, tendremos o no una segunda vuelta electoral en este 2015 agitado. Lo que comenzó la ruptura discursiva entre dos espacios que se estaban entendiendo, fueron las diversas acusaciones hacia Fernando Niembro por su rol en la empresa La Usina. Si bien el patético comentarista deportivo renunció a su candidatura como Diputado Nacional – iba camino a ser electo con un porcentaje muy grande- lo hizo con un discurso negador y acusando al kirchnerismo de operar políticamente en contra de Macri. Sin dudas que fue oportunista el momento para realizar la denuncia, pero lo cierto es que los hechos están allí y que la tan mentada Justicia ha imputado a Niembro por las maniobras entre su empresa y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Como era de esperarse, el kirchnerismo salió a rasgarse las vestiduras y tanto Massa como Stolbizer aprovecharon para cortar con la dulzura – recordar la foto de los tres pidiendo por la elección tucumana, rara avis en nuestra política- y salir con los tapones de punta contra el Ingeniero y su ex-candidato. Para ser honestos, desde el PRO no hicieron demasiado por evitar esto: salieron a defender lo indefendible, a sabiendas de que si el Poder Judicial llega a escarbar un poco más en la mugre, hasta Macri podría terminar muy ensuciado. Su manera de negar las acusaciones contra Niembro y el escudo mediático-político que le colocaron alrededor – hasta la renuncia que descomprimió un poco la situación- fue demasiado similar a los que el FPV supo disponer frente a funcionarios acusados como Amado Boudou, Julio De Vido, Ricardo Jaime y hasta los mismos Néstor y Cristina Kirchner. Todos vieron las similitudes, salvo los fanáticos del partido amarillo y su líder, que adscribieron a lo que Pinedo publicó en varias redes sociales: “La renuncia de una persona de bien”. Como si una renuncia te hiciese inocente, como si verdaderamente el Cambiemos fuese una revolución renovadora dispuesta a cambiar nuestro sistema político y económico.

Que haya muchos ciudadanos – dejando de lado a los que apoyan fervientemente a Macri- que estén a favor de un cambio de figuritas, no significa que quieran un cambio real. Y los tres candidatos parecen tener esto bastante en claro, pues lo único que han hecho hasta el momento es enunciar lugares comunes y hablar cada semana acerca de lo que los medios deciden que es importante. En estos días, el tema instalado fue el del “Dólar Blue” llegando a los 16$ y la directiva a las empresas de cotizar sus bonos a dólar oficial (9,50) y no al precio del paralelo (14). Esto dió pie a que todos apareciesen con sus gurúes económicos a contarnos que cuando ellos asuman la presidencia el tema del Blue se la va solucionar de una vez por todas ¿Como lo van a hacer? Todavía no tenemos mucha idea, pero es lo de menos, porque lo que necesitan para capturar votos y atención es repetir algunas palabras clave con las que nos bombardean todo el día y el trabajo está hecho. Tal vez sea una ingenuidad de parte de quien les escribe, pero algún día encontraremos un político dispuesto a hablar de la pobreza en serio. No que solamente critique al gobierno por esconder los índices y mediciones – que realizó, pero que no publicó porque las cifras son escandalosas- sino que explique como lograría erradicarla casi por completo. Que responda si va a tener el coraje y la capacidad necesarias para distribuir más equitativamente la riqueza, sin permitir que nadie se lleve más de lo que le corresponde. Pero esto implica ir contra varios de los actores sociales más poderosos y también contra una gran porción de la población – en su mayoría anti-kirchnerista- que habla de la pobreza y se indigna por lo que algunos programas de televisión muestran, pero que si llegan a tener a un indigente y/o pobre cerca lo discriminan y salen corriendo. Siempre es más fácil ver los problemas desde la comodidad de la propia casa, de esa que millones no tienen y con la que ya ni siquiera sueñan. Quejarse organizando fugaces marchas llamadas “no partidarias” pero que terminan siendo mitines de los partidos políticos opositores, pero que a muchos les permiten mostrar sus carteles y gritar un poco contra “la yegua”.

La analogía que mejor nos sienta como sociedad es la de nuestra Presidenta ensayando por Cadena Nacional unas lágrimas por Aylan Kurdi el día que fue encontrado muerto en la playa, al mismo tiempo que en su propio país moría por abandono del Estado un joven argentino en el Chaco. Hecho que fue ignorado por CFK mientras acusaba a “los del Norte” (una brújula, por favor) de dejar “morir niños en la playa” y afirmar que aquí eso nunca sucedió ni sucederá. El centro en lo que digan y expongan los medios y la hipocresía, los dos ejes sobre los que parecemos movernos constantemente.

En medio de todo esto, falta menos de un mes para unas elecciones que han posicionado con chances a 3 candidatos en extremo similares. El que mejor se ha movido en este tramo definitorio ha sido Sergio Massa, que revitalizado tras una performance mucho mejor de lo imaginado en las PASO, logró crecer en el Conurbano Bonaerense y pasar a ser el solicitado por todos sus colegas una vez más. Una especie de regreso a 2013, pero con la certeza de que su rol será únicamente subordinado a la victoria de Scioli o Macri, más allá de que la semana pasada se haya mostrado optimista para alcanzar los 30 puntos en este mes. Tres candidatos flojos que tocan de oído solamente – sin profundidad alguna- los temas que están instalados socialmente por los medios, muchos intereses concretos que se mueven detrás y de la mano de cada uno de ellos (lean los diarios, miren como Clarín juega para Scioli aún más que Página 12, por ejemplo) y en el medio una población que no parece estar dispuesta a cambiar demasiado. Siempre decimos que nuestros políticos son un producto de nuestra sociedad, no llegan desde un plato volador ni mucho menos. Lamentablemente para nosotros, en este caso no son el reflejo de nuestras virtudes sino de todos nuestros vicios, de todo lo que está mal y que es predominante en la Argentina. Algo de lo que deberíamos avergonzarnos profundamente, antes que consumirnos una vez más en el eterno dialogo de sordos que tanto mal nos ha hecho. Volviendo al ejemplo de CFK y Aylan Kurdi: primero mirar como estamos por casa antes que hacer hincapié en los problemas del otro. Un consejo que le vendría muy bien tanto a los kirchneristas como a los anti-kirchneristas rabiosos. No se trata de que el otro sea más o menos ladrón que yo, sino de que está mal robar, algo que quedó al desnudo con el caso Niembro. Demasiadas similitudes entre dos sectores que se consideran opuestos entre sí.

Percepciones y certezas de cara a unas semanas que prometen ser intensas con el inicio oficial de la campaña previa el día de mañana. Por el momento, como sociedad elegimos quedarnos con las percepciones y armar nuestro propio cuadro acorde a como mejor se acomode a nuestros deseos y realidades. Los que elijan el camino de las certezas, sin dudas que estarán un poco mejor encaminados a la hora de entender una compleja situación política, económica y social que lejos estará de mejorar en el corto plazo sea quien sea el ganador de esta nueva venta de productos electorales.

PASO 2015: Ninguna sorpresa, resta llegar a Octubre

11 Aug

 

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Daniel Scioli se subió el pasado domingo al escenario dentro bunker electoral del Frente Para La Victoria y lo primero que dijo que fue había logrado sacarle casi 12 puntos de ventaja a Mauricio Macri y varios tantos más a Sergio Massa. Cualquier desprevenido diría que esto es cierto, pues es de estos tres candidatos de los que se viene hablando hace más de seis meses. Lamentablemente para Scioli – y esto él lo tiene demasiado en claro- esos números que enunció no tienen ningún correlato con la realidad. Tanto Massa como Macri compitieron en internas partidarias, algo que el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires no hizo merced del plumazo con el que fue borrado Florencio Randazzo hace varias semanas.

Esta vez, las encuestas no anduvieron tan torcidas como para la elección y segunda vuelta en la Ciudad de Buenos Aires. Esto no significa que hayan acertado algún pleno, pero las cifras no fueron ni tan descabelladas ni tan militantes vaya uno a saber porqué. Los dos resultados que importaban eran la disputa presidencial y la de la Provincia de Buenos Aires. La primera estaba bastante clara, solo restaba ver si los pronósticos se cumplían y si había lugar para alguna improbable sorpresa; pero la segunda era una incógnita en todos los niveles. La pelea entre los dos candidatos oficialistas, Aníbal Fernández y Julián Domínguez, había superado con creces la típica impostación para simular un conflicto y se había trasladado hacia arenas movedizas tras la denuncia contra el Jefe de Gabinete que se llevó adelante en el programa de Jorge Lanata. Todos los kirchneristas apuntaron hacia el conductor y Héctor Magnetto, pero la realidad nunca suele ser amiga de los blancos y negros sino más bien de los grises: al poco tiempo de ensayar una tibia “defensa” respecto de su competidor, Domínguez apareció casi por causalidad – sí, no lo escribí mal- en Showmatch para bailar unos pasos de chacarera. La orden de Cristina Kirchner fue clara: bajarle el tono a la pelea y encolumnarse atrás de Fernández, pues la olla que el condenado como autor intelectual y material del Triple Crimen de 2008, Martín Lanatta, había destapado no involucraba solamente al hombre del bigote largo y la lengua filosa. Hasta allí, pocos imaginaban que una interna en teoría definida de antemano pudiese llegar a ser lo reñida que terminaría siendo. Quien les escribe piensa que esta lectura era completamente errónea y que demostraba una clara falta de entendimiento respecto de como funcionan tanto el Partido Justicialista como la P.B.A, algo sobre lo que volveremos en un instante.

En el segmento presidencial de la jornada, Daniel Scioli y Carlos Zannini obtuvieron el 38,4% de los votos. Pocos se animaron a estimar esta cifra, pero los sondeos indicaban una oscilación entre 35 y 38 puntos que finalmente se terminó haciendo realidad. El Cambiemos obtuvo la segunda plaza con la sumatoria del 30,1% entre sus tres postulantes, siendo Mauricio Macri el claro vencedor con el 24,3% contra tan solo el 3,5% de Sanz y el 2,3% de Carrió. Por más que los dos perdedores hayan buscado esconderlo, sus candidaturas eran meramente testimoniales, una forma de impulsar a quien tiene verdaderamente los votos en el armado opositor no peronista. Un poco más abajo, con el 20,6% llegó el UNA de Sergio Massa y De La Sota, siendo el ganador el tigrense por un margen bastante generoso. El cuadro lo completaron Stolbizer con un pobre 3,5%, el Frente de Izquierda con un sólido 3,3% – y una victoria de Nicolás Del Caño sobre el histórico Altamira, cambiando la guardia de la izquierda trabajadora- y el siempre presente Rodríguez Saá con su 2,1% que le alcanzó para superar el corte. Los demás quedaron inhabilitados para participar en la elección general de Octubre, algo que como los demás resultados, también era previsible.

En la Provincia de Buenos Aires, el escenario es radicalmente opuesto al que acabamos de describir, pues la interna del Frente Para La Victoria le hizo un flaco favor al gobierno nacional y ayudó a impulsar a la sorpresa de la jornada: María Eugenia Vidal. La candidata del PRO fue con lista única y obtuvo un envidiable piso de 29,4% en su primera incursión en tierras bonaerenses. Evidentemente, el partido de los globos metió los pies en el barro de una vez por todas y logró penetrar en un territorio hostil, que está dominado por punteros y redes de un PJ enquistado allí hace décadas. Más allá de la lógica alegría en el Cambiemos, lo cierto es que entre Domínguez-Espinoza y Fernández-Sabbatella sacaron más del 40% de los votos. Teniendo los primeros el apoyo de La Matanza entera y la bendición tanto del Papa Francisco y de Daniel Scioli, era de esperarse que la pelea fuese más bien reñida. Recién sobre el final, Aníbal pudo despegarse y lograr la diferencia del 2% por sobre su rival que lo terminó definiendo como el candidato del FPV para Octubre. Las acusaciones cruzadas hasta el final, la foto con cara de pocos amigos que se sacaron hoy los 4 contendientes y lo ajustadas que fueron las cifras no hicieron más que ahondar el clima espeso que se vivió en los respectivos centros de campaña. El podio lo terminó de armar Felipe Solá, con un razonable 19,6% pero que pensando en todos los votos que tuvo el Frente Renovador en la PBA hace tan solo dos años suena a bastante poco. Más allá de esto, el UNA logró sostenerse en un escenario reservado solamente para el Cambiemos y el FPV, pasando a ser la prenda de oro en el largo período de negociaciones bajo el radar que acaba de comenzar.

Todos salieron a hacer su juego apenas los números oficiales marcaron una tendencia irreversible. Macri buscó mostrarse como un líder de masas comprensivo y abarcativo, combinando el tono New Age de siempre con sus nuevas alabanzas al Estado presente y una convocatoria a todos los sectores que no lo votaron. El uso del teleprompter es un detalle, algo que suele pasar en todo el mundo, pero que no deja de ser interesante ya que el Ingeniero hizo todo por esconderlo pero involuntariamente Lucas Llach lo exhibió al sacarle una foto de espaldas y subirla a Twitter con la frase “El próximo presidente”. Vidal hizo lo propio y dijo que este era el momento para seguir adelante, sabiendo que de construir bien en este tiempo muy tranquilamente podría consolidar al PRO como la segunda fuerza en la PBA, algo impensado hasta hace pocos meses. Del otro lado del mostrador, Scioli y Zannini buscaron mostrarse triunfantes y conformes con un resultado que no los dejó de tan buen humor. Esperaban superar con facilidad el 40% algo que no se logró, por lo que se encargaron de esquivar la realidad de la forma más simple: personalizando los porcentajes, cuando tanto Massa como Macri sí utilizaron las PASO tal cual lo exige la ley. Fernández y Sabbatella fueron recibidos por Cristina y De Pedro en Olivos luego de verse las caras por un buen rato con sus dos derrotados. No hubieron declaraciones importantes de ninguno de ellos, tan solo mensajes mediante las típicas fotos sonriendo y haciendo como si estuviesen hablando de cosas importantes. Massa buscó posicionarse como el comodín, usando el discurso de la figurita difícil que no iría con ninguno de los dos de arriba en caso de que estos lleguen a un eventual Ballotage. El problema es que con tan solo el 12% de los votos en su poder, el oriundo de Tigre no tiene demasiado leverage como para negociar en una posición dominante con cualquiera de los pesos pesados que tiene enfrente. Solá descartó la posibilidad de unir fuerzas con el Cambiemos, dejando en claro que al Frente Renovador/UNA le molestó bastante el no poder arreglar para ir a una interna general por lo que convencerlos para que arrimen algunos votos va a ser tarea difícil.

Todo está definido y lo que resta es esperar a ver como los diferentes espacios políticos juegan sus fichas. A nivel nacional, por lo pronto, el centro estará puesto en la posibilidad de un acuerdo en el UNA y el Cambiemos que logre desplazar del poder al Frente Para La Victoria. Haciendo las matemáticas, parece lógico que esto vaya a suceder, pero a sabiendas de que nuestra clase política solo desea cuidar la quinta propia – y que mal no le ha ido en términos de dinero y poder en estos 12 años- es imposible asegurar que la opción racional sea la que finalmente salga electa. Massa y Macri son dos fuerzas que no tienen ni piel ni freno, no hay chances de que uno cumpla un rol secundario, por lo que la perspectiva de un arreglo es aún peor con las fórmulas ya definidas. Ya dijeron que pueden ponerse de acuerdo en cuestiones “programáticas” de cara a lo que se viene, pero que no van a armar un rejunte político que tenga como único objetivo vencer al kirchnerismo. Por lo que puede verse, el discurso oficial acerca del 2001 ha triunfado y ningún opositor quiere verdaderamente ganar las elecciones. A pesar de todo, estos primeros intercambios fueron la manera informal de abrir una puerta a negociaciones en el corto plazo pero difícilmente de esas conversaciones salga algo positivo. Ahora vayamos a la contracara de esto, ya que todo lo que fue enumerado tiene su grado de lógica pero no necesariamente una alianza de apuro entre el Cambiemos y el UNA asegure una victoria ante el FPV. No son pocos los que sostienen que los votos de De La Sota no necesariamente vayan a quedarse en su espacio político, insinuando que pueden ir tranquilamente a Scioli. Esto no debe ser descartado pues el cordobés nunca dejó de ser un peronista cercano al gobierno más allá de los enfrentamientos retóricos desde 2012 al día de la fecha. El otro actor que cobra relevancia es Rodríguez Saá, que con su habitual Realismo Mágico en San Luis siempre logra cargar un porcentaje mínimo que sirve de mucho en la recta final. Muchos vaticinan una renuncia del puntano, siendo esto mucho más probable que todo lo demás mencionado en este párrafo. El espaldarazo que recibiría Scioli sería enorme en ese sentido, ya que le permitiría superar con comodidad el umbral del 40% y dirigirse hacia el peligroso 45% que lo dejaría sin escala previa en la Casa Rosada. Como si esto no fuese poco, tenemos a la volátil clase media “independiente”, una que posiblemente se vuelque en partes iguales al Cambiemos y al FPV haciendo del escenario uno mucho más complejo todavía. En la principal alianza opositora, el cálculo es que ajustando algunas variables se llega a un Ballotage y que allí el pueblo (padrón) hará honor a la historia y se volcará en contra del partido de gobierno. Claro que esto tiene la misma comprobación científica que esa afirmación que reza: “Ningún Gobernador de la Provincia de Buenos Aires puede ser Presidente” o que la gran cantidad de talco que el Panadero Díaz le ponía al Coco Basile en el bolsillo de su camperón. No hay que pensar en absolutos ni dar nada por cierto, pues el FPV ha demostrado estar listo para una pelea más. Una cosa es cierta: ya no le quedan demasiados conejos en la galera, doce años en el ejercicio del poder son muy desgastantes, pero no debería sorprender que en unas semanas logren tomar la iniciativa nuevamente y quedar a las puertas de algo que de concretarse sería – esto es una opinión propia, debatible sin dudas- una catástrofe mayor a la actual para la Argentina. Los sectores de la oposición no han mostrado a lo largo de esta década y monedas ni personalidad ni voluntad para llevarse puesto – en el sentido del juego político, que no se malinterprete- a un gobierno nacional que en sus tres períodos consecutivos se ha manejado con creciente comodidad aún en los peores momentos como el tramo 2008-2010. No se avizora un futuro muy diferente en ese sentido, pero esta vez hay un agregado importante: una gran mayoría (fragmentada entre dos o tres candidatos, claro) quiere que el kirchnerismo cierre este capítulo de su historia ¿Que puede volver dentro de poco? Sin dudas que sí, con un pueblo tan cambiante como el nuestro todo es posible, aunque esto es algo que no tiene relevancia para analizar este momento particular. Es sabido que el kirchnerismo es un partido por sobre todas las cosas de clase media, un sector que ha sido su columna vertebral y al mismo tiempo su principal blanco retórico-político (más lo primero que lo segundo) en sus habituales estrategias de posicionamiento ante sus enemigos. El ejemplo más acabado de esto fue la votación en 2011 que vio como gran parte de sus hoy opositores se volcaron masivamente en favor de Cristina Kirchner para regalarle un triunfo histórico debido a factores que fueron desde lo emocional hasta lo económico.

Será en la Provincia de Buenos Aires – como es costumbre ya- donde se defina gran parte de la elección presidencial, por lo que todos los ojos estarán puestos en el territorio que concentra más del 40% del total del padrón nacional. El análisis simple dice que será casi imposible para el Cambiemos poder alterar una dinámica que viene intacta hace varias décadas, pero no hay que quedarse solamente en la superficie. Como ya mencionamos, la interna del FPV fue todo menos limpia y amistosa, y en el lado perdedor se encontraba el actual Intendente de La Matanza que – en una horrible casualidad para los ganadores- es el distrito con mayor cantidad de votantes. Nadie dice que de un día para el otro Fernando Espinoza vaya a ordenar que no se vote a Fernández-Sabbatella, pero no sería para nada sorpresiva una merma importante que deje al oficialismo por debajo del 40% que obtuvo en total. Así y todo, el peronismo es nuevamente el gran favorito a quedarse con la gobernación de la PBA por cuatro años más. Parece delirante que esto sea posible, más considerando la situación actual – en la que un temporal y una sudestada corrientes destruyen vidas con facilidad, desnudando la corrupción de todos los sectores de la política-, pero el trabajo territorial tiene sus raíces profundas y requiere de mucho más que una tormenta para poder ser derrotado. El conflicto interno del partido gobernante le ha jugado a favor a la Vice-Gobernadora de la CABA y le ha dado una base sobre la cual construir, una con la que también silenció a los que aseguraban que su frente político no tenía ni coraje ni fuerza para poder pisar fuerte en territorio desconocido. El batacazo es algo impensado, aún suponiendo que algunos votos de La Matanza misteriosamente no se dirijan hacia el binomio oficial, pero en unos pocos meses a conseguido asentar al color amarillo en la provincia. El que la Unión Cívica Radical esté jugando a fondo por su candidatura, sin doble discurso ni candidatos paralelos, le ha sido muy útil para recorrer con tranquilidad estos primeros metros. El UNA se convierte una vez más en una carta relevante, sin importar que Solá haya descartado un acuerdo con quien le sacó más de 10 puntos de ventaja en estos comicios. Por lo general, los votos en su mayoría no son fijos sino que varían una instancia a otra, por lo que no sería extraño que quienes busquen destronar al FPV se lancen a los brazos de la opción que más chance tiene para lograr ese objetivo. Todas posibilidades en un escenario demasiado volátil y que no muestra señales de que vaya a cambiar de aquí a Octubre.

Hace tiempo que en la Argentina no se votan ni proyectos ni ideales. Lo que hacemos cada dos y cuatro años es elegir entre varios candidatos que conforman una clase política podrida en su raíz; una que necesita renovarse por completo para poder comenzar a pensar en un cambio verdadero. Nuestro conformismo, apatía y falta de solidaridad – con sus elogiables excepciones, como en todo conjunto social- han permitido que esta élite crezca y se aleje progresivamente del pueblo, encerrándose en su palacio para tomar decisiones sin consultarnos siquiera y pretendiendo que seamos cómplices (algo que sucede muy seguido y sin mayores dificultades para ellos) de sus mil y una operaciones políticas contra sus contrincantes. En este contexto socioeconómico, con una mayoría llena de rechazo y cansancio hacia la administración kirchnerista, se trata solamente de unir los puntos para entender que es lo que sucederá. Ni una alianza entre el UNA y el Cambiemos es garantía de triunfo ni tampoco es algo – como he leído en redes sociales- de lo que se pueda prescindir sin pensarlo al menos dos o tres veces. Daniel Scioli y Aníbal Fernández saben que han llegado a su techo y que pueden sumar algún que otro punto más negociando bajo la mesa, algo que estaba dentro de las previsiones. Ganen o pierdan, con una sociedad tan corrupta en su núcleo, seguirán siendo parte de la segunda o primera fuerza del país y no perderían sus negociados. Los demás, en cambio, lo han arriesgado todo: después de tantos años de insinuaciones y discursos vacíos, tienen todo a favor para llegar a la Casa Rosada. Paradójicamente, una derrota significaría para varios – Mauricio Macri, Elisa Carrió, Ernesto Sánz, entre otros- en final de una carrera política en las llamadas grandes ligas. La floja elección del Cambiemos a nivel nacional es un llamado de atención, marca de que todavía no existe eso que todos los opinólogos denominan como “el pos-kirchnerismo”, algo que es emocional en muchos pero que no logra traducirse en votos. Igualmente, no son pocos los que cuentan al muerto como tal antes de que esté frío, una actitud recurrente que nos ha llevado a todo tipo de problemas evitables. Pero en nuestro país, somos expertos en eso de tropezar – todas las veces que sea necesario- con la misma piedra.

Las PASO nacionales: liderazgos, purismos y percepciones en cada trinchera

19 Jun

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La designación de Carlos “El Chino” Zannini como el Vice-Presidente de Daniel Scioli fue un mensaje claro para Florencio Randazzo: su proyecto para competir contra el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en las próximas elecciones primarias, abiertas y obligatorias (PASO) se habían terminado para siempre. Tras haber aceptado el convite de Cristina Kirchner a la Quinta de Olivos, donde estaba recluida hace varios días, despertando todo tipo de especulaciones rasputiniesco-maquiavelísticas, el actual Ministro de Interior y Transporte se fue con una explicación poco convincente y un sabor bastante amargo en la boca. Justo él, que había decidido comenzar con la campaña hace casi seis meses por pedido explícito de su jefa política, que había atacado a Scioli siempre que ella se lo requirió y que estaba ingresando en el momento más importante e intenso de su carrera política, recibió una dura puñalada en la espalda de la que tardará en recuperarse. Su día comenzó con los rumores de una reunión entre Scioli y CFK, algo que sus asesores y miembros de equipo se encargaron de desestimar vía redes sociales calificándolas como pura propaganda de su contrincante para hundirlo moralmente. Lamentablemente para él, las cosas no mejoraron con el paso de las horas, pues el llamado urgente para que se acerque hasta la residencia de descanso presidencial no hizo más que tensar la cuerda al máximo tolerable. Salió de allí luego de unas horas y decidió guardar silencio hasta que llegase el momento justo para anunciar, con una carta muy forzada dirigida a la Presidenta, que no bajaría a pelear por la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires pues él había prometido que era o la Nación o nada. Al menos no quedó mal parado en lo que refiere a su coherencia y por ello recibió elogios de todo el arco opositor. No hay que descartar el análisis de Elisa Carrió, que ve en su decisión un planeamiento a futuro: al correrse del medio, no quedaría enganchado en una posible derrota del FPV y podría comenzar a construir para quedarse con el PJ. Más allá de que esto no deja de ser interesante, Randazzo con su negativa culminó con el plan ideado por Cristina, que era configurar definitivamente la interna de la Provincia de Buenos Aires que tras varias idas, venidas y pedidos de humildad de parte de la primera mandataria quedó en una pelea cerrada entre Aníbal Fernández, el Intendente de La Matanza, Fernando Espinoza y Julián Domínguez. Todos especulaban con que la salida del “Hombre DNI” haría que la lista única también se traslade a la PBA, pero esto claramente no sucedió ni estuvo en los planes.

 

Todo pareció cerrar a la perfección, con Cristina Kirchner sacando otro conejo de la galera en el momento menos pensado. Como punto saliente, hay que recalcar que se decidió por ejecutar una estrategia totalmente despojada del componente “ideológico” – totalmente pragmática- y por ende similar a las que su difunto marido Néstor Kirchner, un experto en la rosca y el barro de la política, llevaba adelante a diario desde su llegada al poder por primera vez en Río Gallegos hace ya demasiados años. Que además el elegido haya sido un amigo personal del matrimonio, que está dentro del proyecto desde el primer día y que desde 2003 al día de la fecha ha manejando tras bambalinas los hilos más importantes del armado político de esta “Era Kirchnerista” o “Década Ganada” (+2), sirvió para alivianar un poco las críticas de los más puristas por haber borrado en un abrir y cerrar de ojos al bueno de Randazzo. No cabe ninguna duda de que la designación de Zannini sorprendió a propios y extraños, tal vez hasta al mismo involucrado pues él era quien trabajaba codo a codo con el ministro para recortar la distancia con Scioli. Todo hacía pensar que la lealtad de Florencio Randazzo iba a ser premiada con una jugosa y conveniente interna dentro del Frente Para La Victoria – algo sobre lo que ya volveremos-, Cristina Kirchner salió de su silencio determinada a patear el tablero político. Esta es una costumbre del kirchnerismo que suele traerle muchos beneficios electorales, pues le permite tener siempre la iniciativa y al mismo tiempo expone a una oposición que no hace más que seguir la agenda marcada desde la Casa Rosada. Pero lo notable es que esta vez, las balas también provienen de las propias filas y caen bastante cerca de la siempre adorada e intocable Presidenta. Los funcionarios y periodistas oficialistas que se la pasaron todos estos años despotricando contra el ex motonauta (como olvidar aquella placa de 678 en la que afirmaban que Scioli era el candidato de Clarín, de los Fondos Buitre y del sector empresario) se dirimieron entre un sano silencio y un apoyo más bien tibio, con una sobrecarga de elogios sobre la figura de Zannini y una clara mirada al costado a la hora de mencionar siquiera al nuevo candidato a Presidente de la Nación de su frente político. Pero las críticas más directas e importantes fueron las que se escucharon desde las bases militantes y/o en el grueso de los votantes del kirchnerismo que no están relacionados en absoluto con la administración pública ni ninguno de sus derivados. Debo admitir que fue bastante entretenido ser testigo de comentarios realmente duros para con CFK, en el que le cuestionaban el haber traicionado su discurso acerca del “empoderamiento del pueblo” usando como dardo al corazón esa muletilla que pertenece a los medios hegemónicos que ellos tanto critican: me refiero a la idea de que la Presidenta decide todo en una mesa chica junto a sus colaboradores y confidentes más cercanos, que uno supone con Zannini, Máximo Kirchner y – a veces- Aníbal Fernández.

 

El gobierno nacional ha ganado la iniciativa política sin duda alguna con esta maniobra, pero lo que ha perdido es una oportunidad demasiado importante para desperdiciarla de esta manera. No eran pocos los que dentro del FPV veían con muy buenos ojos la interna que se estaba por venir, pues sabían que podía significar un aumento tanto en la imagen pública como en el número de votos de cara a las elecciones de Octubre. Ahora, el kirchnerismo volverá a competir en unas PASO con lista única, haciendo cada vez menos explicable la existencia de las elecciones primarias. Si el partido gobernante no utiliza la herramienta que postuló hace un par de años, menos lo harán sus rivales más directos. Todo se terminará reduciendo, como siempre, a una encuesta pre electoral de la que se podrán sacar muy pocas conclusiones respecto de que ajustes realizar para poder llegar con la mayor cantidad de votos posibles a la presidencial. CFK pudo haber dado un giro de 180° en su gestión y comenzar a cimentar las bases para una continuidad a largo plazo, más allá de como resulten los comicios. Eligió seguir el camino de siempre, ese que la tiene a ella como la protagonista excluyente de todo lo que sucede en el partido gobernante y que nunca considera toda opinión que no sea la propia. Esto se refleja en el hecho de que haya puesto a Zannini, que es también un mensaje para Scioli: si llega a ganar, que no tenga dudas acerca de quien va a dirigir el circo. Igualmente, retomando el tema del fuego amigo, no deja de ser gracioso que los militantes – tras 12 años de gritar como locos que CFK es “La Jefa”, “La Líder”, etc.- de repente se enojen por la exclusión de Randazzo. En todas las elecciones que enfrentó el FPV, la resolución acerca de los candidatos fue la misma: todo dependió del dedo de Néstor y Cristina Kirchner. Sin ir más lejos, su forma de llevar adelante la administración estatal ha sido la misma y los que hoy se quejan desde adentro por el desplante al Ministro de Interior y Transporte tuvieron todo este tiempo para quejarse de esa metodología ¿Adivinen qué? Eso nunca pasó, es más la defendieron sin términos medios y nos llamaron “traidores”, “cipayos”, “genocidas” y demás a quienes desde un lugar de oposición no-fanático les marcábamos estos vicios que a fin de cuentas son parte de la identidad de ese gran significante vacío denominado “Peronismo” al que ellos pertenecen con – según lo que se puede percibir- mucho orgullo. Como leí en un acertado comentario de alguien vía Twitter, quejarse por una decisión vertical cuando militas y votas en un partido/frente que es verticalista desde su concepción, es un grave síntoma de esquizofrenia más allá de que sea novedoso verlos patalear y hacer puchero creyendo que a CFK le interesa lo que tengan para decir al respecto.

 

Del otro lado de la vida, Mauricio Macri estuvo muy cerca de cerrar con derrota una de sus peores semanas desde que logró arrebatarle el segundo lugar en las estadísticas a un ya liquidado políticamente, Sergio Massa. Al no acceder a una alianza con el Frente Renovador en el Conurbano Bonaerense, el PRO decidió ir con una fórmula purista compuesta por María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo. Ahora el Ingeniero decidió que su candidata de oro tendrá como acompañante al radical Daniel Salvador, tras haberse juntado con Ernesto Sanz y llegar a la conclusión de que esto era lo mejor para el Cambiemos. Así pudo maquillar un poco el error, ya que si bien la UCR no tiene el mismo peso que el PJ en la PBA, al menos tiene una estructura históricamente consolidada allí y puede sumar muchos más votos de aquí a Octubre. Ese fue un (muy) mal primer paso – más allá de que el PRO y el FR tienen alianzas en más de 10 provincias – que estuvo basado en dos cuestiones: en la guía y consejo de Jaime Durán Barba y en el conocimiento de las grandes ambiciones de Massa. Comencemos por el consultor ecuatoriano, gurú del partido que gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que siempre apostó por una estrategia electoral más bien liviana. Sin banderas políticas ni consignas belicosas ni nada que se acerque a la figura del conflicto clásico del mundillo político algo que, por ejemplo, supo hacer muy bien Menem durante los 90′ para ganarse el apoyo popular y poder llevar adelante la reforma estatal – no deben ser pocos los de ustedes que recuerden la famosa “Plaza del Sí”-. Esto probó ser muy eficiente en un territorio amistoso y con una clara mayoría anti-peronista y conservadora como la CABA pero una vez trasladado a nivel nacional, el cariz que fue tomando no terminó siendo bastante claro y amenaza con traer bajo el brazo una derrota segura. Pasándolo en limpio: política de tinte conservador escondida debajo de una figura ilusoria de “no-política”. Esto solo por un lado, pues para entender este repentino “purismo” del líder del PRO debemos poner sobre la mesa el otro factor de relevancia: la intención del ex Intendente de Tigre de solamente competir en una interna presidencial con Macri, Sanz y Carrió. Dudo que si la propuesta de Massa hubiese sido bajar a Provincia y acompañar a quien salga vencedor en las PASO, alguien en su sano juicio pudiese decirle que no. Muy posiblemente uno de los negadores sería Durán Barba, pero está claro que este vendedor de espejitos de colores – recordar como le fue a Marina Silva en Brasil desde que el tipo empezó a asesorarla- cree que los aparatos ya no influyen más y que la ciudadanía vota la buena onda y lo que es “distinto” a la política más clásica y oscurantista. Para hacer una analogía que deje esto en claro, Durán Barba representaría – entre tantos- a Ronald Reagan y a Margaret Thatcher en los 80′ y el sector más tradicional de la política nacional (el PJ), a la Unión Soviética. La política presente en ambos lados, pero como ya mencionamos, en el primero disfrazada de apolítica y libertad y en el segundo con las banderas y el aparato partidario exhibidos orgullosamente. Más allá de que esto puede ser un poco exagerado, creo que explica nuestro punto. Lo que si es muy claro, es que este “ex anarquista” (es imposible no amar los perfiles mediáticos de este mamarracho) estuvo muy equivocado en guiar a Marina Silva – que perdió una elección que estaba servida- por esa senda y que está haciendo exactamente lo mismo con Macri ¿Cual es el problema? Que el Ingeniero lo considera su mayor confidente y hace todo lo que le recomiende.

 

Como bien dijimos en el párrafo anterior, esta semana estuvo cerca de ser un golpe muy duro para las aspiraciones de Macri, pero con el anuncio de su compañero de fórmula logró torcer un poco el rumbo. No fueron pocos los que pusieron el grito en el cielo cuando comenzó a circular que Marcos Peña – de escaso conocimiento público- iba a ser el candidato a Vice-Presidente que estuviese en la boleta del PRO. Mientras los números de Scioli se consolidaban, con una leve pero valiosa ventaja sobre el Ingeniero, esta maniobra no pareció ser la más adecuada. Durán Barba volvió a aparecer como el titiritero que dirigía al ex presidente de Boca Juniors hacia una catástrofe imposible de contener y/o superar. Tras un par de días de incertidumbre, reflotó el nombre de Gabriela Michetti como posible ladera para la aventura de Octubre, con lo que las caras de la mayoría de sus votantes dejaron una expresión desencajada para dar lugar a una breve relajación. Ni que hablar de la tranquilidad que hubo cuando el propio Macri confirmó que la Senadora sería quien figurase junto a él, demostrando que sus buenos reflejos a la hora de dirimir la interna en las elecciones de la ciudad no habían sido mera casualidad. Pongamos los puntos sobre las ies: está claro que tenemos ante nosotros a un empresario con muy pocos escrúpulos, nacido en una cuna de oro, que ha tenido a parecer de quien escribe una mala y corrupta (dos términos que se incluyen entre sí) gestión en sus ocho años al frente de la CABA, que tiene un partido político que necesita horrores un armado nacional más o menos estable y que – a pesar de esto último- está a las puertas de acceder al máximo cargo electoral que tiene la democracia. Mal que les pese a muchos, Mauricio Macri se está convirtiendo en un político calculador, inteligente y pragmático, todo hasta contra los intentos de su asesor de imagen y gestión por hacerlo perder los próximos comicios de una manera muy estúpida. Esto no quita que su negativa a asociarse con Massa – porque la política al final siempre pasa por los negocios y negociados- haya recortado sus chances de dirigir los destinos de la Argentina por los siguientes cuatro años, pero el que de su boca haya salido el apellido Michetti y no Peña le garantiza dos cosas importantes: que los independientes que en su momento se enojaron por su apoyo a Rodríguez Larreta, no considerarán otras opciones a la hora de entrar al cuarto oscuro; y quedar ante la opinión pública como un político maduro y capaz de dejar atrás un conflicto importante y trabajar con quien en su momento se negó a ir con él en estas elecciones y estuvo a punto de abrir una grieta insalvable dentro de su estructura de poder. Percepciones le llaman algunos y tienen razón, porque hace varios años que “la política” se trata solamente de lo que el público percibe cuando lee acerca de tal o cual candidato o lo/la ve en una publi-nota en algún canal de televisión.

 

Con la elección de Santa Fe muy apretada – con su candidato Miguel Del Sel por segunda vez consecutiva al borde de una victoria sorprendente- tras el escándalo y el posterior recuento de las mesas impugnadas y una muy dura derrota del Frente Para La Victoria en la provincia de Mendoza en manos de la coalición PRO-UCR (una que pocos se vieron venir dentro del gobierno nacional) las cosas parecen ir mejorando para el Ingeniero tras un par de días bastante turbulentos. La tercera y última corrección sobre la marcha del líder del PRO fue desistir de la estrambótica idea de que el Cambiemos no vaya a internas y presentar una lista única tal cual decidió Cristina Kirchner en su espacio político. Si bien esta propuesta duró en el aire menos que un rumor sirvió para confirmar que a dos meses de las PASO presidenciales el kirchnerismo, que se está yendo y no posee en absoluto el mismo poder que hace 4 o 5 años, todavía lleva de las narices hasta a sus principales contendientes en este “Juego de Tronos” (no me podría perdonar el no haber usado este recurso, sepan disculpar). Tras el cierre de listas – con reparto equitativo entre radicales y macristas y lista de la Coalición Cívica aparte en la PBA y oferta tripartita en la CABA- y la oficialización de las fórmulas presidenciales para las internas de Agosto, dos cuestiones que dejaron conformes a todos más allá de uno de los pataleos clásicos de Lilita que luego ella misma minimizó, el Frente Cambiemos está listo para comenzar la carrera definitiva hacia Octubre. Enfrente estará un partido de gobierno que en 12 años ha logrado mantener el poder sin demasiadas fisuras y que lleva nombres fuertes en ambas boletas legislativas, como para dejar en claro que no se va a ir sin dar una dura pelea. No son dos modelos de sociedad y de gestión que se enfrentan, como les encanta repetir a los kirchneristas; nos debatimos entre la continuidad de un gobierno que no ha cambiado nada en la estructura de un sistema corrupto y desigual y la llegada de un “nuevo” actor político al poder que muy posiblemente no busque ni consiga tocar la base del sistema productivo ni frenar la corrupción ni redistribuir la riqueza ni otras cuestiones que nunca son debatidas con seriedad y profundidad tanto en la sociedad como en la arena política. Sin una perspectiva realmente optimista de cara al futuro cercano – obviemos el largo plazo, porque si no es para ponerse a llorar-, uno no puede evitar inclinarse levemente hacia la posibilidad de un cambio de aire. Eso de que malo conocido es mejor que malo por conocer, siempre me pareció una tontería. Las cartas están sobre la mesa y lamentablemente esto es lo mejor que pudimos dar como conjunto social en todos estos años desde el estallido de la crisis del 2001 hasta hoy 22 de Junio de 2015. No hay nada para festejar, no hay buenos en esta película de terror y para entenderlo no hace falta recordar que todos estos políticos, salvo excepciones, son socios. Es hora de votar con inteligencia y de realizar una profunda autocrítica que nos haga reflexionar para así salir del pozo de una vez por todas, con o sin kirchnerismo en el horizonte. Hay que posar la mirada más allá del intercambio de figuritas que se viene, porque creer que todo se va a solucionar mágicamente con la salida de Cristina del poder y el final provisorio de esta “Era K” es como mínimo no tener noción de cuales son las batallas que hay que empezar a dar de una vez por todas. Que la cuenten como quieran, pero aquí nada ha cambiado en todo este tiempo y menos lo hará si no salimos de nuestro eterno e insoportable estado vegetal.

 

El Perfil Humano

5 Apr

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Cuando el escenario electoral en la Ciudad de Buenos Aires parecía ingresar en una gran meseta, llegó el no tan sorpresivo apoyo de Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta de cara a las PASO que se realizarán en Junio. Digo que es una sorpresa a medias porque era sabido que el Ingeniero nunca quiso que hubiese una interna partidaria sino ungir a su actual Jefe de Gabinete como su sucesor. La insistencia de Gabriela Michetti, que en un principio era la gran candidata – ideal, si se lo mira desde el punto de vista del votante promedio del PRO- para acompañar a su jefe político en la boleta presidencial terminó por romper con la tozudez de Macri, que debió ceder a fin de no quedar ante la opinión pública como un líder en extremo verticalista. Para alguien que se presenta a sí mismo como el ejemplo de la transparencia republicana y la antítesis del peronismo clásico – aunque como bien sabemos, le gustan mucho los ideales del Justicialismo-, no iba a ser demasiado beneficioso cortarle las alas a su ex Vice-Jefa de Gobierno. Para colmo de males, es sabido que la actual Diputada Nacional posee un caudal importante de votos propios, por lo que el gesto de Macri fue como mínimo inteligente.

Hasta aquí lo bonito, pues Michetti, que venía muy tranquila desplegando una campaña basada en su cercanía con Macri, debió desayunarse hace unos días un azucarado posteo en Facebook de su tan mentado Mauricio en favor de su rival en las PASO. En unas pocas líneas, el líder del PRO dejó en claro de que lado está en la contienda interna y, más allá de sus elogios a la contraparte, buscó colocar a Larreta como un gestor eficaz que conoce más que ninguno lo que la ciudad necesita y como lograrlo – “En estos últimos siete años, como Jefe de Gabinete, Horacio fue la persona más cercana a las decisiones de nuestro gobierno”, más claro que el agua- y alguien que “estuvo presente para superar los momentos difíciles” solucionando todos los problemas palmo a palmo con él. Vía redes sociales las pantallas de celulares y computadoras se humedecieron: los más puristas, que en serio creían en esa pantomima de que Macri era distinto a los demás jefes partidarios, comenzaron a despachar su ira contra una declaración que consideraron tan injusta como traicionera y desubicada. La realidad es que cualquiera con un poco de inteligencia y capacidad de razonamiento puede entender que de por sí es un milagro que el Ingeniero haya permitido que la interna suceda.

Su plan perfecto era ganar por goleada (en un landslide, como le dicen en el imperio) en la CABA con un candidato fijo, previo ensayo en las PASO que serviría para ajustar tuercas y sumar votos en las elecciones definitivas, y que esto le sirva de impulso para ir por la presidencia en un momento en el que las encuestas le sonríen y tanto Sergio Massa como Daniel Scioli no han sabido como reaccionar frente al apoyo que la Unión Cívica Radical decidió entregarle al PRO tras una ardua convención nacional. La presión de varios de los integrantes de su Gabinete – sobre todo la de dos pesados como Montenegro y Lombardi- y de los medios de comunicación que por variados intereses necesitaban de un poco de revuelo dentro del partido color amarillo, desembocó en una autorización a regañadientes acompañada por un veloz inicio del tendido de redes con los radicales por todo el país. Unas semanas más tarde, en cuanto llegaron las primeras encuestas que al día de hoy colocan a los dos contendientes en un virtual empate – con mínima ventaja del hombre de la sonrisa diabólica por sobre la señora en silla de ruedas-, el Jefe de Gobierno decidió que era la hora indicada para jugar de lleno en la Ciudad. Se dijo que estaba enojado porque Michetti había comenzado una campaña que utilizaba demasiado su imagen y su nombre, cuando habían acordado que eso estaba terminantemente prohibido. Que no le había gustado que su otrora mano derecha dijese por todos lados que ellos dos solos armaron todo el actual equipo de gobierno. Que Larreta le pidió apoyo concreto para poder darle el empujón final a su carrera hacia la hermosa sede de gobierno que acaban de inaugurar en Parque Patricios. Todas cuestiones que pueden sin dudas tener veracidad pero que a la luz de lo dicho una líneas más arriba, no tienen ningún tipo de relevancia al momento de entender este repentino movimiento político de parte del Ingeniero. Para desandar los pasos de Macri hay que comenzar por un muy sincero elogio hacia su accionar en este conflicto.

Es extraño que quien les escribe se ponga del lado de un político con el que no coincide en nada, pero esta intervención es la confirmación de algo imposible de negar: desde su irrupción como Presidente de Boca Juniors hasta el día de la fecha, es claro que Macri ha aprendido a jugar en un terreno tan complicado y sinuoso como la política. Nunca pensé que sería posible, más que nada por un prejuicio de clase, pero está a la vista que ha sabido como meterse en el barro cada vez que fue necesario y a abrir su mente hacia horizontes bastante más espaciosos que los de su chato y conservador discurso. Cuando digo “meterse en el barro” me refiero al buen trabajo territorial que hizo en la CABA que le valió el apoyo del Sur de la ciudad. Un bastión que es muchísimo más importante que los barrios coquetos como Recoleta, Belgrano y Nuñez – a los que erróneamente se los considera esenciales en las victorias del PRO- y que le asegura el seguir ganando elecciones por muchos más años en la Capital Federal. En el plano nacional, y tras superar algunas rispideces iniciales con el sector de la UCR que responde a Ernesto Sanz, el pacto empieza a hacerse visible más allá de las resistencias de los derrotados (Alfonsín, Cobos, Morales, Moreau…Cada uno por diversas razones) que siguen penando tras la Convención de Gualeguaychú por tratar de o ir solos o de la mano de Sergio Massa en las PASO presidenciales. Como ya se dijo, luego de leer varias encuestas que dan a su partido como cómodo ganador sin importar quien fuese el candidato – pues las diferencias porcentuales en la interna son mínimas- Macri vio camino libre para expresar algo que tenía atragantado desde hace más de un mes. Poliarquía publicó un día después de su jugada una encuesta que coloca a sus dos posibles candidatos con más de un 25% de ventaja sobre sus dos perseguidores inmediatos, que son Martín Lousteau del ECO y Mariano Recalde del Frente Para La Victoria. Teniendo en cuenta este contexto, el de un triunfo tranquilo, aún si sus palabras le quitasen algún que otro voto purista a su favorito Rodríguez Larreta, queda claro que su decisión fue muy acertada. En un solo movimiento exhibió tres atributos importantes a la hora de seducir a los votantes independientes, que son los que definen desde siempre las elecciones en nuestro país: primero, un estilo de gestión horizontal al habilitar a Michetti a presentarse como alternativa para la CABA; segundo, convicción y honestidad a la hora de darle banca a quien considera más idóneo, gesto que vale en una secta marcada por la hipocresía; y last but not least sacó de una vez por todas el carnet de líder político, algo que estaba a mitad de camino con tanta papa en la boca, discursos anclados en el pasado y una batería de vaivenes republicanos poco creíbles. Si no creen que esto es algo relevante en un año electoral que apenas está calentando motores, busquen la reacción del grueso kirchnerista y se encontrarán con que muchos de ellos lo aplaudieron por “hacer política”. Sin dudas que otros siguieron en el modo “la política es buena solo cuando es nuestra”, pero fueron los menos dentro de un universo todavía consistente. Si además de este inmejorable combo consideramos que Rodríguez Larreta, la apuesta a todo o nada del Ingeniero, le estaría sacando más de un 1% a su contrincante podemos decir que sus palabras tampoco conllevaron un riesgo demasiado grande si de deseos se trata. Un riesgo muy medido que le ha dado un rédito aún mayor que el imaginado en un principio. Lo que en criollo sería “un negocio redondo por donde se lo mire”.

Era esperable que Michetti no reaccionase de la mejor manera, pues en una elección interna que viene bastante pareja el jefe de su partido decidió ponerse del lado de enfrente sin ningún tapujo. Lógicamente la actual Senadora por el PRO dijo sentirse muy dolida pero que tenía muchas fuerzas para seguir adelante en esta carrera hacia la gobernación. Nada demasiado extraño ni salido del libreto, hasta que un día después Michetti decidió responder de una manera un poco más directa. Una entrevista con el diario Clarín, la primera en una serie que incluirá – en teoría- a todos los pre candidatos de la CABA, dió inicio a un rosario de lamentos que se extendió por cuanto medio gráfico, televisivo y radial estuviese dispuesto a escucharla (es decir todos, pues nadie ama más la rosca cabaretera que los medios). Se colocó en el lugar de la víctima indefensa (con “No hay que colgarse de los pantalones de Mauricio” y “Me pidieron que dejara la gestión para ser candidata” como frases de cabecera), comenzó a buscar el famoso “voto lástima” y al mismo tiempo lanzó una buena cantidad de directas contra Larreta y algún que otro palito encubierto contra Macri. Desmintió que su rival haya sido central en el partido desde su llegada al Gabinete y lo desafió a un ridículo, imposible y demagógico tour de debates frente a los vecinos de cada una de las comunas de la Capital Federal. Larreta respondió como si nada hubiese sucedido: elogios políticamente correctos para Michetti, acompañados por una clara muestra de orgullo por tener el apoyo de su jefe, y un contundente “el debate será el 18 de Abril en TN” como cierre.

Pero dos días antes de todo esto, la pelea había tomado un tortuoso camino del cual será muy difícil de regresar sin daños en el corazón del PRO a pesar de los intentos de todos los protagonistas de dejar en claro que quien pierda se va a acoplar con una sonrisa y una centena de globos amarillos inflados a pulmón al equipo del vencedor. Más allá de los intentos por bajar un poco la tensión, la presencia de la dupla Macri-Larreta en el programa nocturno de Mirtha Legrand y la simultánea aparición de Michetti en Intratables no hizo más que seguir avivando la llama. Tan solo un día después del pronunciamiento del Jefe de Gobierno, las dos partes involucradas se encargaron de asegurarle a la opinión pública que la tensión iba a seguir escalando hasta el momento de ir a las urnas. Macri hizo de portavoz de Rodríguez Larreta y repitió lo vertido en su breve comunicado: para gestionar, el indicado y el que tiene más herramientas, es su nuevo delfín. Gabriela es una muy buena persona y una gran trabajadora, pero para gobernar la Ciudad de Buenos Aires, bien gracias mejor que siga en el Congreso. Michetti redobló la apuesta y calificó de erróneo el accionar del Ingeniero y, palabras más, palabras menos, dijo que si llega a ganar se lo va a terminar cobrando. Y de paso atacó a Larreta al afirmar que él le pidió personalmente a Mauricio que saliese en su apoyo porque estaba abajo en las encuestas. En medio de esta guerra, los demás integrantes del PRO comenzaron a buscar un equilibrio para evitar que algunos votos se fuguen ante esta anomalía. Pinedo fue el que mejor se manejó dentro de un partido que no suele tener conflictos visibles y que ha explotado la imagen “zen-buena onda” como pocos en estos últimos 30 años. El Diputado afirmó que no se trata de ganadores y de perdedores, sino tan solo de dos modelos de gestión diferentes que se están ofreciendo a los electores. Que no hay que dramatizar más de la cuenta y que todos van a terminar tirando del mismo carro para seguir mejorando Buenos Aires.

El capítulo más reciente de esta pequeña guerra tuvo a Michetti como protagonista, en una estrategia que, a tan solo una semana de iniciada esta historieta, ya parece no darle demasiado rédito. En la pantalla de TN volvió sobre su “dolor” tras las palabras de Macri y dijo que “el apoyo del PRO a Larreta es un mito fenomenal”. Agregó que “había personas” que no querían que ella compitiese porque era un rival de fuste para el Jefe de Gabinete y que ya intercambió mensajes “de amigos” con Mauricio Macri para aclarar algunas cuestiones en buenos términos. Pero que para la juntada con café y medialunas iba a esperar a que las PASO estuviesen un poco más cerca en el calendario. Una chicana a su rival por no querer ir a debatir “barrio a barrio” dio por terminada la faena y hundió definitivamente la imagen de sí misma que Michetti siempre quiso dar de cara a la sociedad. La de una mujer que a pesar de su discapacidad siempre superó los obstáculos limpiamente, que siempre privilegió al conjunto por sobre el ego propio y que nunca creyó en el clásico juego político, ese donde salen los trapitos al sol, crecen las campañas sucias y gana el que grita más fuerte. Fue ella la que dijo que pretende “humanizar la política en la Ciudad”, levantando un huracán dentro del Gabinete de Macri cuyo sector que apoya a la Diputada confía en su “perfil humano”. Quien les escribe bien no sabe que significa esto de “lo humano”, porque a fin de cuentas todos formamos parte de la misma especie y – más importante- Gabriela Michetti nunca hizo demasiado por diferenciarse del estilo y el manual del PRO que ella y sus colegas tan bien aprendido tienen. Posiblemente repita por todos lados que “es una apasionada por la gestión”, cuando lo cierto es que jamás en su vida tuvo la posibilidad real de manejar el día a día de un gobierno pues una en extremo breve e irrelevante Vice-Gobernación no puede siquiera ser comparada desde el ángulo más básico con una Jefatura de Gabinete. La batalla ya se ha convertido en una burda guerra que nada tiene que envidiarle a los enfrentamientos habituales dentro del Justicialismo que tanto dicen deleznar desde el partido de Macri. Fotos trucadas que circulan por la Internet, peleas a puño limpio en las esquinas de la ciudad – con amenazas de la mano de matones a sueldo incluidas, cortesía del Momo Venegas para Michetti-, acusaciones hipócritas por su oportunismo y una muy ridícula, nivel kirchnerismo bobo, modificación en la biografía de Rodríguez Larreta en la Wikipedia para echarle en cara algunas causas que tiene pendientes. El “perfil humano” le dicen ahora…

La Hipocresía y la Confrontación

10 Mar

CFK-

Desde que el Fiscal Alberto Nisman apareció muerto en su departamento hace ya casi dos meses, el gobierno – y más precisamente la misma Presidenta de la Nación, Cristina Kirchner- decidió seguir los dos lineamientos que lo han sostenido en una posición dominante a través del tiempo. Me refiero a la confrontación permanente y a la hipocresía, dos herramientas que bien utilizadas pueden significar una larga estancia en el calor del poder. La primera es la que requiere del uso de la mayor creatividad posible, más aun en un país y contexto específico donde todos los enemigos creados por el gobierno nacional – las corporaciones, el Poder Judicial, los medios opositores, la oposición política, la Secretaría de Inteligencia etc.- han sido más que funcionales y/o serviles tanto al difunto Néstor Kirchner como a la actual Jefa de Estado de la República Argentina. La hipocresía es lo que viene de la mano con esta estrategia, pues enunciar a estos nuevos traidores a la Patria debe acarrear un fino trabajo de ocultamiento de todas las conexiones que existieron entre ellos y el kirchnerismo a lo largo de estos 12 años de poder sin interrupciones ni demasiadas molestias. Porque no debe ser fácil pasarse todo ese valioso tiempo denunciando golpes de estado y desestabilizaciones imaginarias y que en el mundo real ninguno de los actores sociales con poder les haya hecho siquiera cosquillas hasta ahora. La épica sirve para que una decenas de militantes, mezcla de rentados y de convencidos genuinamente, salte en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada – con la patética y desubicada emulación de los verdaderos trabajadores con las patas en la fuente de la Plaza de Mayo- pero no es en absoluto útil a la hora de ahuyentar al peor de los fantasmas: la realidad. Esa que está ante nuestros ojos y de la que nunca podemos escapar por más que la neguemos con convicción y voluntad.

El primer mensaje al país de CFK tras la muerte de Nisman fue medido en comparación con todo lo que habían dicho durante esos frenéticos 5 días, Aníbal Fernández y Jorge Capitanich, sus más cercanas y visibles espadas mediáticas. Más allá de que la condolencia para la familia de Nisman jamás llegó y que ni siquiera se pensó en la posibilidad de decretar luto nacional por el fallecimiento de un Fiscal de la Nación, había cierta esperanza de que por una vez la primera mandataria decidiese no chocar de frente a 240 kilómetros por hora. Esa ilusión duró muy poco, ya que en los minutos finales de esa Cadena Nacional grabada y muy cuidada en lo escénico – el blanco, la silla de ruedas bien visible, la foto de Néstor y demás elementos dispersos- Cristina dijo que nadie la iba a extorsionar ni a apretar nunca en la vida. A medida que pasaron los días, su tono confrontativo creció y así logró que la bola de nieve se hiciese imparable. La famosa marcha del miércoles 18 de febrero comenzó a gestarse de la mano de una gran mayoría ciudadana sinceramente dolida y preocupada y de varios Jueces y Fiscales que lo único que tienen es papeles flojos y cercanía más bien reciente con el kirchnerismo. No es necesario ahondar demasiado en esto nuevamente, pero el tempo del Poder Judicial nunca suele fallar: acoplados y domesticados a los comienzos dulces, y críticos y distantes en el cierre de ciclo. Más allá de este detalle ya conocido por todos nosotros, la pelea entre el Ejecutivo y el Judicial se encontraba en boxes desde la ya lejana irrupción de la agrupación oficialista Justicia Legítima. La denuncia de Nisman contra CFK y Timmerman no hizo más que caldear una relación que venía sostenida por alfileres tras los recientes avances en las causas de Lázaro Báez y de Hotesur S.A que involucran de forma directa a la familia Kirchner. Y el que el denunciante haya aparecido muerto en circunstancias como mínimo dudosas, terminó siendo el empujón que dio comienzo a la batalla final que estamos viviendo en estos momentos.

El primer paso lo ha dado el gobierno con dos maniobras bien claras: primero denunció al ex espía Stiuso por contrabando y luego consiguió que tras varias idas y venidas la causa que Nisman había armado contra la Presidenta y el Canciller quedase desestimada por el Juez Rafecas. Empecemos por el intercambio de golpes con el ex cancerbero de la Secretaría de Inteligencia, en el que el kirchnerismo tiene mucho para perder. Fuentes internas de la Casa Rosada dicen que hay un convencimiento de que Stiuso fue quien le preparó la denuncia al Fiscal y luego lo mató para que CFK pague por haberlo echado de la agencia. No hay demasiada veracidad en esto por algunas cuestiones simples: porque se lo pasó a retiro en Diciembre, porque hace más de 8 años que trabajaba codo a codo con Nisman en la Unidad UFI-AMIA por explícita orden de Néstor Kirchner y porque él había arreglado con el gobierno una salida en paz – más allá de su enojo-. Nadie puede negar que Stiuso en los últimos tiempos no jugaba enteramente para el gobierno nacional, pero lo máximo que llegó a hacer en su contra fue no avisar que Sergio Massa rompería con el Frente Para La Victoria en 2013. Y seamos sinceros, cualquiera que conociese al de Tigre y leyese los diarios todos los días podía darse cuenta de que eso iba a suceder. En todos estos años, Stiuso ha sido un leal soldado del gobierno al igual que lo venía siendo desde el años 1972 cuando ingresó al área de inteligencia del Estado. Demás está decir que nadie lo empleó para defender a la Nación de ataques extranjeros ni mucho menos sino para realizar espionaje y patoterismo político del peor tipo, lesionando así los principios básicos de la democracia. Esto no tenía relevancia en los años de fuego, donde mandaban los dictadores, pero sí la tiene desde 1983 hasta el día de la fecha. Los hechos que Parrilli le imputó a Stiuso no hacen más que demostrar la inacción, incapacidad y corrupción del gobierno a la hora de controlar las fronteras; es decir, no le sirve demasiado en lo que respecta a su imagen pues es un sincericidio a los gritos y golpes que trata de negar su propia naturaleza confesional. El actual “Señor 5” de la nueva Agencia Federal de Inteligencia se debe haber olvidado inocentemente del hecho de que los jefes de Stiuso eran hasta hace muy poco Larcher e Icazuriaga, dos alfiles de los Kirchner desde los años de Santa Cruz que sin dudas no podían ignorar lo que en teoría estaba haciendo su subordinado. La hipocresía y la confrontación nuevamente van de la mano, pues Parrilli con cara de piedra afirmó – ante de la pregunta de porqué estos datos no fueron revelados antes a la sociedad- que “las cosas se dicen en el momento adecuado”, dejando muy en claro que el único factor que rige las posibilidades del pueblo para acceder a la “verdad” (parcial, porque no es completa) es la conveniencia política. Hoy por hoy lo que los deja mejor parados es lanzar a Stiuso debajo del autobús, por lo que se disponen a hacerlo y a pretender que en estos 12 años nunca cruzaron palabra con él siquiera.

Un párrafo muy aparte se merece la reciente desestimación de parte de Rafecas, de la causa de Nisman impulsada por el Fiscal Pollicita en un claro homenaje a quien falleció hace unas pocas semanas. Pero primero vale la pena repasar un poco otra carta que CFK publicó en las redes sociales tras la marcha del 18F para entender el porqué de una movida sorpresiva desde lo político aunque tal vez entendible desde lo judicial, más allá de que sea una decisión debatible. Para no redundar, digamos solamente que la Presidenta de la Nación descalificó la masiva marcha (más de 500.000 personas en todo el país), incluyó dentro del significante vacío “golpistas” a todos los que asistieron a ella – aunque, nobleza obliga, se concentró en los Jueces y Fiscales que la organizaron- y dijo que nació el Partido Judicial. Una agrupación de miembros del tercer poder de la República que reemplaza al infame Partido Militar y que ataca a la primera mandataria (es decir, al pueblo) porque ella los ha deschavado, quitado su poder oscuro y dejado en evidencia ante la sociedad entera. El relato oficial se cierra con la presencia de Justicia Legítima y con la idea de que hay una justicia buena y otra mala, siendo la primera aquella que acata las órdenes que vienen de la Casa Rosada sin chistar. La hipocresía y la confrontación una vez más firmes junto a Cristina, ya que varios ejemplos dejan en claro que el PJN es todo menos contrario al gobierno. Con solamente saber que el 56% del total de los Jueces ha sido nombrado por el Frente Para La Victoria en estos 12 años, alcanza para entender la magnitud de la mentira en este caso. Una nueva lucha contra un actor político que no ha hecho más que beneficiar a los tres gobiernos kirchneristas parece ser el “no-nuevo” camino elegido por CFK para evitar que el estado actual de la economía y el malestar social por la muerte de Nisman terminen por quitarle iniciativa en sus meses finales de estadía en el palacio.

Volviendo al polémico fallo del Juez Federal Daniel Rafecas, es importante dejar en claro que sus argumentos no son para nada débiles. Su decisión está bien fundada y la mayoría del texto se queda dentro de los límites de los puramente técnico. Rafecas sostiene que no hay delito previo comprobado y condenado, por lo que no puede existir ningún tipo de encubrimiento. Descarta que la tentativa sea motivo para considerar que alguien pueda ser culpable y realiza un ambiguo comentario acerca del Memorándum de Entendimiento en el que lo elogia para luego decir que el “delito previo” del que él habla es justamente ese tratado. Pero que como nunca fue puesto en acción y que la Justicia lo declaró inconstitucional – algo que terminará de definirse en estos días- no hay material sólido para enjuiciar ni a Timmerman ni a Cristina Kirchner ni a los demás imputados. Que lo único que mantenga abierto sea el tema del espía Allan Bogado parece una ironía de bastante mal gusto, pero cada cual con lo suyo. Técnicamente, Rafecas logró dar con un buen fundamento para respaldar su fallo pero lo que lo deja muy mal parado es que no haya decidido llevar adelante ninguna de las medidas de prueba ordenadas por el Fiscal Pollicita. Esto desnuda que su veloz decisión poco tiene que ver con las elecciones que se vienen, pues el Juez les habría comprado bastante tiempo a los acusados aun abriendo la investigación. No se trata entonces de un favor judicial sino de uno que es estrictamente político, factor central en este asunto y que mancha por completo la actuación del magistrado en esta causa que es el equivalente a una pelota de fuego. A todo esto se le tiene que agregar algo central: el miedo que tienen en el gobierno a que la realización de estas medidas de prueba generen evidencia legal que lo dejen mal parado en otras áreas. Retomando el hilo conductor, la posterior publicación en Internet y diversos medios de todas las escuchas tampoco ayudaron demasiado a Rafecas que a pesar de esto mantuvo su compostura y dejó en claro que estaba muy conforme con lo dicho y argumentado en su fallo. Es particular que un miembro del Poder Judicial hace poco tiempo defenestrado y pisoteado por el kirchnerismo – recordar cuando lo desplazaron de la causa contra Boudou, POR ENVIARLE CONSEJOS Y DATOS AL ABOGADO DEL VICE-PRESIDENTE- hoy por hoy sea su salvador. Y eso no es todo, ya que debemos sumarle la entronización de su persona realizada en los medios oficiales y para-oficiales, incluidas la publicación completa (en forma de “suplemento especial) y entrevista a fondo en Página 12. De cómplice de las corporaciones a profesional ejemplar, en un trámite que fue convenientemente veloz y que incluye el dejar pasar los pedidos de juicio político en su contra que penden encima suyo en el Consejo de la Magistratura. Demás está decir que estas causas fueron iniciadas por la Unión Cívica Radical y el Frente Para La Victoria en conjunto cuando todavía Rafecas era alguien descartable y deleznable para la administración nacional.

Se suma también a la larga cadena de confrontación e hipocresía la lamentable y desubicada solicitada que el gobierno nacional hizo publicar en todos los medios gráficos y que también subió a su sitio web oficial. En ella acusan a Nisman sin ninguna prueba concreta más que los famosos supuestos escritos previos suyos – en los que supuestamente el fallecido habría elogiado a Cristina Kirchner por impulsar el Memorándum de Entendimiento- de complotar contra el gobierno y contra la Patria, porque como todos sabemos “Cristina es el pueblo, el país y el todo”. Basta recordar que desde que Néstor Kirchner falleció allá por 2010, desde el kirchnerismo cada crítica al ex Presidente es respondida con un “no se puede hablar de quien no está acá para defenderse”, cuestión que al parecer solamente aplica para los muertos propios. Más allá de su accionar clásicamente hipócrita, voy a coincidir con el oficialismo en que es una canallada disparar (no literalmente, al menos en este caso) contra un muerto. Y agregaré que mucho menos si se lo hace en base a elucubraciones al estilo novela de Agatha Christie, algo con lo que la Presidenta de la Nación nos viene deleitando hace varias semanas. Lo que nos lleva al siguiente y último punto: la reciente presentación de la Jueza Sandra Arroyo Salgado  – ex mujer de Nisman y querellante en la causa por su muerte- de los peritajes realizados por su equipo, liderado por el prestigioso Osvaldo Raffo. Un pequeño apartado, para dejar algunas cosas en claro: en estas últimas semanas los ataques contra el perito subieron en intensidad, siendo el más duro el lanzado por Horacio Verbitsky. El columnista estrella de Página 12 acusó, con pruebas fehacientes – y al parecer de público conocimiento-, a Raffo de haber colaborado con Camps durante la última Dictadura Militar. Sus servicios habrían sido empleados para encubrir tanto fusilamientos como torturas, algo que no me parece en absoluto descabellado. Una vez aclarado esto, es noble reconocer que no existe ninguna condena judicial sobre Raffo y que su posible complicidad en los años oscuros no hace que su talento y su prestigio académico se vean reducidos. Si miramos con atención su extenso currículum, nos daremos cuenta que es la mente detrás del esclarecimiento de todos los grandes casos que azotaron a nuestra sociedad en estos 30 años. Sin ir más lejos, este mismo criterio debería ser aplicado a personajes siempre protegidos por el kirchnerismo como Raúl Eugenio Zaffaroni y Rafael Bielsa, ambos funcionarios de gobierno durante los años de fuego y sangre. La moral es siempre importante, pero lo imperdonable es que eso también sea parcial.

El paso que sigue ante los datos e hipótesis central presentados por Arroyo Salgado es gritar que lo que la jueza busca es “embarrar la cancha”; osea, intervenir en una investigación en curso presentando datos de índole dudosa que no harán más que frenar la búsqueda de la verdad. Una en la que el gobierno nacional se encuentra – para los propios, obviamente- empecinado desde aquel fatídico 18 de Enero. Ya varios de sus periodistas dijeron que la información no es válida porque se basa en fotos y videos y que la intención de esta mujer es llevar el agua al molino de Stiuso. Es decir, lograr que la investigación sea caratulada como homicidio y que pase al fuero federal donde supuestamente espera relamiéndose un juez amigo del ex espía de la hoy Agencia Federal de Inteligencia. No será complicado para ustedes ver el lugar exacto en el que residen la hipocresía y la confrontación en este caso, pero empecemos por el hecho de que los intentos públicos – por escrito y en sus discursos eternos- de Cristina Kirchner por intervenir en la causa no fueron tildados por estas mismas personas como “embarrar la cancha” sino como opiniones válidas y necesarias por ser “posturas políticas”. Y todo esto a sabiendas de que la primera mandataria hablaba sin ningún tipo de conocimiento técnico y/o jurídico acerca del caso Nisman, sino que lo hacía para poder salvar su pellejo de la manera más rápida posible (y también mostrarse fuerte e implacable, en otra demostración de que el sentido de oportunidad no reside en ella). Lo segundo es lo más relevante y contiene una crítica dura hacia Arroyo Salgado, que nunca en estos 12 años se atrevió a sacar los pies del plato por una cuestión de poder, comodidad e interés monetario. Este mismo procedimiento mediático – en la juerga futbolera diríamos que fue directo al tobillo- es el que utilizó para atacar a los hijos de Ernestina Herrera de Noble hace pocos años, llegando al punto de por poco hacerlos desvestirse en la calle para obtener muestras de ADN. No es mi intención juzgar su desempeño a partir de cánones jurídicos sino remarcar que lo mismo que era celebrado y visto como lógico por el gobierno y su aparato mediático allí, hoy es considerado un avasallamiento total contra las instituciones, la democracia y el gobierno de nuestro país.

Confrontación e hipocresía al por mayor, en un escenario político y social incierto a escasos 6 meses de las PASO que definirán quienes serán los candidatos que pelearán por el puesto en la Casa Rosada en Octubre. Las definiciones de parte de los principales opositores no son demasiado claras, más allá que de a poco el esquema de alianzas comienza a aclararse, y ninguno de ellos se muestra como una real alternativa para liderar un proceso de cambio tan profundo como necesario. De lo único que podemos tener certezas es respecto del accionar estratégico del kirchnerismo, que se repetirá como en un loop de aquí a su ¿tranquila? salida del poder. Confrontación e hipocresía: una fórmula tan antigua como eficaz que, sorpresivamente – o tal vez no tanto, aquí está la autocrítica social que necesitamos-, los ha mantenido en el poder por 12 años consecutivos. El juego está abierto y el gobierno ha mostrado todas sus cartas. Nos toca a nosotros.

El Criptoestado

20 Feb

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A cualquiera que lea estas líneas le puede o no gustar Miguel Bonasso. Ex dirigente de Montoneros y ex Diputado por el Frente Para La Victoria – partido con el que rompió hace más de 8 años alegando profundas diferencias-, este periodista y escritor es una de las grandes plumas que posee la Argentina. Hay varios libros y notas que confirman esto, como Recuerdo de la Muerte, El Presidente Que No Fue, Don Alfredo, El Mal: El Modelo K y La Barrick Gold entre tantos otros títulos de su autoría. Sus trabajos encajan dentro del género de investigación periodística, pero muy inteligentemente utiliza la estructura de la novela para que el lector quede completamente atrapado por la información que ve desfilar en cada página. Al comienzo de esta “Década Ganada”, Bonasso fue el periodista fetiche del matrimonio Kirchner que recién se estaba acomodando en los pasillos de la Casa Rosada. Iba a comer muy seguido con ellos y les servía de consejero en temas políticos y sociales de relevancia. No eran pocos los que dentro del kirchnerismo citaban sin parar a su libro sobre Héctor Cámpora y el estremecedor y crudo relato acerca de lo que era el día a día en la ESMA durante la Dictadura. El romance comenzó a extinguirse cuando Néstor y Cristina empezaron a frecuentar a uno de sus más grandes enemigos, Horacio Verbitsky, que lo fue paulatinamente reemplazando en las cenas semanales. La combinación entre el ego herido y el ver que el gobierno que apoyaba comenzaba a caminar por un sendero que contrariaba por completo varios de sus principios fundamentales, generaron un quiebre del que nunca hubo regreso.

Las primeras esquirlas de esa explosión impactaron en el gobierno tras la muerte de Néstor Kirchner – año 2011 para ser exactos-, momento en el que Bonasso publicó El Mal: El Modelo K y La Barrick Gold, donde despotrica contra la continuidad que existe entre el menemismo y el kirchnerismo en materia de recursos naturales y, en general, de corrupción. El libro no tuvo demasiada publicidad ni una recepción masiva, pero quien lo pueda leer descubrirá como los gobiernos de Frente Para La Victoria se han manejado siempre con un discurso extremadamente hipócrita. Uno que exaltaba la defensa del patrimonio nacional y la lucha contra las corporaciones al mismo tiempo que entregaban literalmente todo a empresas con pasado y presente oscuro y sangriento como la Barrick Gold. Es una delicia leer en uno de sus capítulos la transcripción de un discurso de CFK en el Council Of The Americas de 2008, celebrado en la ciudad de Toronto, Canada, donde la mandataria explica que a ella lo que le gusta es estar con su amiga Susan Seagal – la organizadora del mitin de Rockefeller y sus amigos, usado para tantear a los gobiernos ávidos para “hacer negocios”- y con los dueños de las grandes multinacionales del mundo. Muchos sostuvieron, no sin parcial razón, que esta era la venganza de un despechado contra aquellos que lo habían abandonado para entronizar a alguien a quien considera mínimamente una rata. Más allá de estas suposiciones, los datos y los hechos muy bien explicados en el libro no pudieron contra el fallecimiento de Néstor Kirchner ni contra la burbuja de consumo, que si bien estaba a punto de reventar aún no había mostrado grietas perceptibles para la siempre maleable clase media argentina.

En Mayo del año pasado, y con una formidable lectura de todo lo que estaba por venir, llegó a las bateas un nuevo libro de Miguel Bonasso. Bajo el título de Lo Que No Dije en Recuerdo De La Muerte, el ex director del diario Noticias bucea a fondo en el Lado B de la democracia argentina y lo desnuda de una forma contundente. El eje central de su nuevo trabajo es el concepto de “Criptoestado”, creado por Norberto Bobbio: “Como contraparte de la anhelada visibilidad de los actos de gobierno, el filósofo Italiano Norberto Bobbio habla de su ocultamiento parcial o total por parte de quienes gobiernan el Estado. Y ese actuar de espaldas a la sociedad civil, tapando y no revelando el accionar concreto del poder, lo considera un límite, un fracaso de la democracia en la erradicación de las oligarquías (…) atenta contra toda la amplitud y profundidad del sistema democrático (…) hasta descender a lo que llama el Criptoestado, que es el Estado real, subyacente bajo las apariencias burocráticas de un Estado de derecho vacío y formal, donde todo ocurre detrás del escenario, fuera del escrutinio de la sociedad civil (…)”.[1]

Partiendo de esta definición, el autor perseguirá un muy claro objetivo: el derrumbar el mito de que este gobierno ha construido, alrededor del lema “Memoria, Verdad y Justicia”, en materia de Derechos Humanos. Utilizará para ello los testimonios de varios sobrevivientes de la exESMA enfrentados duramente con el kirchnerismo como Carlos “El Sueco” Lordkipanidse, así como la palabra de varios ex guerrilleros que pelearon en serio durante los 70’ – no como quienes nos gobiernan, que al primer disparo al aire se escondieron debajo de la mesa- que se encargan de realizar las debidas conexiones entre aquellos años de sangre y fuego y la actual Década Ganada. Es espeluznante ir de página en página y, en el medio de la reconstrucción del horror, encontrarse con nombres que son actualmente muy cercanos (socios, digámoslo claro) al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como Carlos Bulgheroni, Gerardo Martínez, César Milani, Rafael Bielsa (sí, el ex Canciller fue funcionario de la Dictadura en 1981), Romero Victorica, el Almirante Jorge Godoy, Vitón, Freddy Zarattini, Rubén Osvaldo Bufano, Carlos Pedro Blaquier, Antonio “Jaime” Stiusso, Raúl Martins (ex Triple A y hoy considerado “El Yabrán de los prostíbulos”), el “Lauchón” Viale, Jorge Antonio “El carnicero de San Juan” Olivera, y demás personajes nefastos de nuestra historia – todos cómplices como mínimo de la última dictadura militar- que siguen siendo protegidos directa o indirectamente por el Estado nacional. Dentro de esta categoría debemos incluir los suculentos negociados que estas personas han conseguido debido a la generosidad de la señora de Kirchner y su difunto marido. Con solo saber que el Pan American Energy (que es en un 60% de Bulgheroni, el gran ganador de la más reciente dictadura militar y habitual agasajado de nuestra Presidenta de izquierda) consiguió en 2007 la explotación del Cerro Dragón en Chubut hasta el 2047, debería alcanzar para entender que los más beneficiados han sido siempre los mismos y que este gobierno no iba a ser la excepción.

Además de nombres hay datos muy interesantes que hablan tanto de la hipocresía del gobierno nacional y popular de como del poder del Criptoestado se ha incrementado a sobremanera en esta sucesión de mandatos del Frente Para La Victoria. Para elegir uno de tantos ejemplos, hablemos del Almirante Jorge Godoy quien siguió en funciones hasta el año 2011, aun cuando en 2006 se descubrió que en la Base Aeronaval Almirante Zar funcionaba un tremendo dispositivo de inteligencia que espiaba ilegalmente a dirigentes políticos, religiosos y sociales. Godoy fue uno de los perpetradores de la “Masacre de Trelew” y fue nombrado por Néstor Kirchner al frente de la Armada; y más allá de haber sido pasado a retiro recién en 2011 – solo porque se hizo demasiado obvio todo, un modus operandi clásico del kirchnerismo- todavía no comenzó el juicio oral por sus delitos de lesa humanidad. Elijo este ejemplo porque también es una de las evidencias más concretas de la conexión entre los servicios de inteligencia argentinos y la C.I.A, no siendo pocos quienes afirman que esto es así desde hace décadas con conocimiento y aprobación de parte de todos los Presidentes y Presidentas que pasaron por la Casa Rosada. Muchos hablaron de esto cuando el Fiscal Alberto Nisman apareció muerto en su departamento de Puerto Madero a horas de defender en el Congreso de la Nación su denuncia contra Cristina Kirchner, pero todo quedó en la tibia mención de que el ex espía Stiusso tenía “nexos” y/o “contacto directo” con la central de inteligencia norteamericana. Tal vez la realidad sea que el total de la Secretaría de Inteligencia siempre estuvo enlazada con el Norte, por lo que sería más que pertinente mirar bastante más seguido hacia esa latitud que lo que la Presidenta nos recomienda por cadena nacional. Las preguntas que el autor se hace respecto de la actitud de Néstor Kirchner frente a Godoy – ¿Por qué fue tan benévolo con él? ¿Por qué su autocrítica fue tardía y falsa? ¿Por qué no hizo nada ante una violación flagrante de la Ley de Inteligencia?- son las que cualquier mortal debería hacerse cuando analiza todo lo que ha hecho el kirchnerismo en este área durante 12 largos años.

A medida que el lector avance se va a encontrar con números que hablan de la presencia del Criptoestado y de cómo este es el que realmente controla todo lo que sucede en nuestro país. La cantidad de represores fugados (73 en total y 23 en el segundo mandato de CFK) es histórica así como el número de “suicidios” entre genocidas momentos antes de tener que declarar en los juicios por su accionar durante la dictadura. Ni que hablar del infame Proyecto X, primero negado por el gobierno y luego reconocido a regañadientes, que se encargó de espiar ilícitamente a toda la militancia social y política del país – así como a los ciudadanos que no profesan amor por el FPV- en todos estos años y de recolectar sus datos. No hace falta ser demasiado brillante para darse cuenta que se está violando la Ley de Inteligencia, esa que quieren reformar ahora porque la consideran “una de las deudas de la democracia” ni para ver en su lógica organizativa vestigios del Batallón 601. Entonces llegamos a la conclusión de que no es casualidad que de 2007 a 2011 sean 17 los muertos por represión de la protesta social en todo el país, cifra que contrasta fuertemente con los 2 que murieron asesinados por la misma causa durante las dos presidencias de Carlos Menem. Siete organizaciones de DD.HH verdaderamente independientes se encargaron de realizar un pormenorizado informe en el que demuestran que dese 2010 al día de la fecha cayeron muertas 18 personas por el “uso desmedido de la fuerza” de parte de la Gendarmería Nacional – la preferida del gobierno- y de la Policía Federal Argentina. Y como si esto fuese poco, ninguno de estos casos ha logrado ser llevado a la Justicia (es decir, permanecen impunes). El cuadro macabro lo completan 4.000 personas criminalizadas y judicializadas sin motivo concreto – bajo tipos penales sinceramente insólitos-, 167 organizaciones sociales criminalizadas por el Estado y enfrente los tan solo 850 genocidas procesados. Si ahora volvemos a escuchar a CFK diciendo que las huelgas y los reclamos de los trabajadores por su fuente de ingresos son un elemento de desestabilización y golpismo, algunas cosas nos van a quedar mucho más en claro. La obsesión de Cristina por monitorear a todos los ciudadanos, por tenernos vigilados y sometidos, la ha llevado a disparar con munición gruesa en uno de sus interminables discursos: “Si nos conocemos mejor, nos cuidamos más”. Y para lograrlo, el Criptoestado ha sido y es un elemento necesario al que esta administración – como todas las que pasaron antes desde el retorno de la “democracia”, aunque tal vez con menos fuerza- ha recurrido innumerable cantidad de veces.

La misteriosa y dolorosa muerte de Alberto Nisman abrió la puerta hacia un infierno del que será muy complicado escapar. Tiempo antes de la explosión mediática y política que fue la denuncia contra la Presidenta de la Nación por encubrir a los terroristas que volaron la AMIA, la Jefa de Estado había decidido pasar a retiro al espía Stiusso y descabezar la Secretaría de Inteligencia. El Criptoestado, que tanto le sirvió para propósitos partidarios durante estos años (recordemos: Proyecto X, represión a huelgas en todo el país, carpetazos por doquier, etc.), se convertía en el nuevo globo de ensayo del kirchnerismo para mostrar que la iniciativa era toda suya y que no existía ningún tipo de desgaste en la figura presidencial. Nadie puede negar que todo esto es parte de una guerra sin cuartel que se ha librado entre los varios bandos dentro de la S.I y el mismo gobierno, así como al mismo tiempo sea imposible ignorar la gran responsabilidad del kirchnerismo en el crecimiento de semejante monstruo. Los fondos y el poder fluyeron sin interrupciones y en cantidad ascendente durante 3 mandatos consecutivos del FPV, hasta que un buen día decidieron convertir al área de inteligencia estatal en el nuevo enemigo que alimente la épica perdida. La ley que crea la AFI no es más que una manera de maquillar la continuidad, pues la transparencia y el verdadero cambio no están presentes en ese documento que será aprobado vergonzosamente en soledad y por mayoría simple en el Congreso. Todo esto debe advertirnos de una sola cosa, que es la que realmente importa: más allá de que ahora la Presidenta tenga gestos para la tribuna como el amagar con obligar a Stiusso a revelar todo lo que sabe – contando desde su ingreso a la S.I en 1972 hasta hoy-, más allá de que los funcionarios sobreactúen sus ganas de que el caso Nisman se resuelva, más allá de que todos intenten poner a Cristina en el lugar de víctima de los poderes malvados internos y externos, algo que aumentará tras la imputación efectiva que sucedió esta semana…El kirchnerismo – y esto engloba a los que hoy ya no están más y que casualmente quieren gobernar el país- siempre supo acerca de todo esto que muy convenientemente está denunciando en su peor momento político. Mientras le fue útil, jamás renegó del Criptoestado y menos le importaron los prontuarios de quienes estuvieron al servicio de su partido. Para poder entender lo que es este ente oscuro – algo que se hace muy necesario en estos momentos- y acceder a un pantallazo acerca de cómo funciona el poder real, el libro de Bonasso es un muy buen comienzo.

[1] Bonasso, Miguel; “Lo que no dije en Recuerdo de la Muerte”; Editorial Sudamericana; Buenos Aires; 2014; p. 154

Coqui, Clarín, Carrió y La Campola

5 Feb

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Con la ruptura en vivo y en directo – en otro de sus tediosos monólogos matutinos- de dos artículos del diario Clarín, Jorge Capitanich le hizo al gran diario argentino un favor enorme. Ni el mismísimo Héctor Magnetto lo habría imaginado de semejante y tan burda manera. La conexión con cualquier dictadura de ayer y hoy será inmediata, así como la confirmación en cada página de que este gobierno no respeta ni a las instituciones ni al sistema democrático. Dos cosas que son muy ciertas, más allá de que no son ninguna novedad para quienes habitamos este país. Clarín podrá victimizarse – con la ayuda de la infaltable ADEPA, tan ausente en momentos importantes del pasado- e instalar un poco de paranoia entre sus habituales lectores – es decir, casi toda la sociedad- y ganará varios metros en una carrera que hace largo rato debió haber terminado. El gesto del actual Jefe de Gabinete llega en un contexto muy caldeado, en el que el gobierno no ha sabido cómo lidiar con la misteriosa y repentina muerte del Fiscal Jorge Nisman quien estaba a horas de denunciar a Cristina Kirchner y a Héctor Timmerman – junto a varios secuaces más como Luis D’Elía, Andrés Larroque, Yussf Khalil y Fernando Esteche- por encubrimiento (vía el polémico Memorándum de Entendimiento) de los supuestos culpables por el atentado a la AMIA de 1994.

No voy a ahondar acerca del clima que se vivió desde la aparición del cuerpo sin vida con un tiro en la cabeza del Fiscal que investigaba a la Presidenta de la Nación, porque ya se ha hablado demasiado en todos los medios radiales, televisivos y gráficos. Quien quiera una cronología de los hechos y todas las hipótesis, puede dirigirse a cualquiera de las generosas bases de datos digitales de La Nación o Clarín y desgarrarse la cabeza jugando a ser Sherlock Holmes. No se sienta mal cuando lea esto, piense que la misma Cristina – con sendas cartas publicadas en Facebook y dos lamentables discursos por Cadena Nacional tratando de dar lástima y mostrarse fuerte, chistosa y desconocedora de la Constitución Nacional- y todos sus funcionarios han hecho gala durante estas dos semanas y media de sus conocimientos forenses, criminológicos y policiales. Lástima que los hechos siempre estuvieron firmes para descartar a todas las personas sobre las que el ojo oficialista se fue posando con el correr de los días. Primero el mismo Nisman que se voló la cabeza en un ataque de realidad tras haberse dado cuenta de que su denuncia era pescado podrido; a las pocas horas, Hector Magnetto fue acusado por toda la bancada del Frente Para La Victoria sin ninguna prueba y con los mismos argumentos de siempre; luego cuando quedó en claro que no había sido un suicidio, todos se abalanzaron sobre el espía jubilado y ahora enemigo (tan amigos supimos ser…) Jaime Stiusso, quien al parecer lo hizo volver al país y luego lo ajustició; dos día más tarde los cañones apuntaron contra el mejor amigo (sí, el “íntimo”) de Nisman, Diego Lagomarsino, que hasta fue falsamente acusado de sacar fotos en marchas por Cromagnon – aunque creo que fue demasiado ingenuo al prestarle su arma personal a su amigo y dio una conferencia de prensa muy sobreactuada-; más tarde todos los dardos apuntaron a la Fiscal Fein, en un embate que comenzó con intensidad pero que luego de dos días, previo pedido de Aníbal Fernandez para que “no se le ocurra ponerse la malla” (porque se quería ir de vacaciones), se ha calmado un poco. Esta tragicómica saga por el momento se encuentra en pausa, aunque es evidente que el partido de gobierno es más bien creativo y fabulador a la hora de pasarle la pelota a otra persona.

Además de los devaneos de la Jefa de Estado y sus voceros varios, también nos vimos sometidos como sociedad a una cantidad de contradicciones de la Fiscal Viviana Fein. La última de ellas fue la que inicialmente generó la “ira” de Capitanich y lo llevó a romper las páginas de Clarín. Al parecer, Nisman tenía en la basura un pedido de captura y desafuero para CFK y los demás involucrados en su denuncia. Esto fue publicado por el matutino y llevó a que nos digan por enésima vez que el único que miente y roba en el país es Clarín. El ataque de histeria estaba fundado en un comunicado de la Procuraduría que negaba la existencia del documento, algo que fue confirmado y negado con un día de diferencia entre ambas posturas por la misma Fein. El papel en cuestión existe, era un borrador y fue sumado a las demás pilas de documentos que conforman la causa por la muerte de Nisman, que efectivamente pensó en algún momento en detener a la Presidenta y al Canciller. Más allá de que ningún Juez hubiese siquiera considerado esa drástica y terminante opción, el hecho de por sí es más bien pesado y no debe haber caído para nada bien en la mesa chica que nos gobierna. No se puede decir a ciencia cierta que en el documento redactado por el equipo de Gils Carbó se haya falseado este dato para respaldar la versión del Jefe de Gabinete, pero sí que la Procuradora General ha quedado demasiado manchada desde su asunción como para que las miradas de costado tengan sus fundamentos. Un día después de su exabrupto infantil, Capitanich fue confrontado por Nicolás Wiñazki – uno de los autores de las notas en cuestión- y apenas si pudo balbucear alguna que otra incoherencia frente al pedido de explicaciones de parte del periodista. Y todo esto sin mirarlo a la cara ni siquiera por un segundo, como escondiéndose detrás del atril desde donde exhibe su nula cultura y su desgastada habilidad política a diario. Una contundente imagen para estos doce años de gobierno: un partido político que ha mantenido las riendas del poder en base a gobernar de espaldas a la realidad – en todas sus dimensiones posibles- pues ésta siempre lo golpea donde más le duele. Denunciando conspiraciones por doquier – ay, estos terroristas que atentan contra la buena onda y el siempre infaltable y falso “verano récord en consumo y ocupación hotelera”- y tratando de crear enemigos los suficientemente grandes como para que le quiten el foco acusador de encima al menos por un rato. Nada nuevo bajo el sol, pero hay un punto en el que todo esto – en especial hablar de ello, analizarlo, contrarrestarlo a todo momento- aburre y en grandes cantidades.

Mientras tanto – en un acto sin precedentes en estos 12 años- la oposición se unificó totalmente para repudiar la actitud del chaqueño y también para afirmar que no irán a debatir el proyecto de creación de la A.F.I. Tras una pésima reacción pos muerte de Nisman, parecen haberse reorganizado razonablemente por primera vez. Exploremos las razones que respaldan esta buena movida: el cambio de nombre para la actual Secretaría de Inteligencia – que viene de la mano de un aumento de salarios y promesa a todos los empleados y agentes de que no perderán su trabajo- es tan solo una cortina de humo lanzada por la Presidenta desde su silla de ruedas cuando decidió hablarle al país tras 8 días de silencio e invisibilidad tras el fallecimiento de Nisman. Más allá de que el CELS y varios oficialistas insertados en la oposición fomenten la idea de que es necesario discutir esta “reforma” pues salda muchas deudas de la democracia, si el conjunto de la oposición se prestase para esta puesta en escena no hará más que seguir traicionando a la sociedad que les depositó su confianza en las urnas. Un pequeño paréntesis: como leí en un muy buen tweet del periodista Luis Gasulla mientras CFK hablaba por Cadena Nacional, es notable que todos los logros sean siempre del gobierno pero que las deudas sean de ese ente llamado “la democracia” (es decir, de la sociedad, de nosotros mismos). Retomando lo anterior, el gobierno va a usar – de hecho ya lo hizo- el argumento de que ellos siempre abren el debate y la oposición solamente se encarga de cerrarlo y después quejarse de que no existe la discusión en el Congreso. Este golpe de efecto, habitual en el kirchnerismo, por suerte ya no es lo que solía ser. A esta altura, todos sabemos que en estos 12 años los políticos que están del otro lado del mostrador se han limitado a oscilar entre la estupidez y el colaboracionismo explícito, por lo que no hay mayor daño que se les puede infligir delante de la opinión pública. Por lo demás, también es ampliamente reconocido que el Congreso es una escribanía de la Presidenta por lo que seguir martillando con las instituciones tampoco parece ser la mejor estrategia. Tomemos el ejemplo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales: dos años de intensos debates en todo el país, abiertos para todo el que quisiese exponer, y luego varios meses de intercambio de los Legisladores con especialistas. Todo eso para apenas cambiar de lugar algunos puntos y comas y sacar a las telefónicas del medio para conseguir los votos del Partido Socialista del hoy tan opositor Hermes Binner y de Proyecto Sur del revolucionario Pino Solanas y sus laderos de interbloque Tumini y Donda. Mucho debate, muchas promesas, para terminar en una ley cuyas únicas partes positivas – que son varias, créanme- no han sido implementadas al día de hoy desde su promulgación el 10 de Octubre del año 2009. Como dijo Zannini ayer, ellos no pretenden cambiar nada de fondo en la Secretaría de Inteligencia sino apenas “mejorar lo ya existente”. Todo un statement revolucionario.

Una buena jugada al fin de un conjunto de partidos y agrupaciones que no ha podido jamás tomar la delantera ni marcar agenda aún en su mejor momento, que llegó con aquella victoria humillante de Francisco De Narváez – hoy con su antes odiado Massa- sobre Néstor Kirchner y Daniel Scioli en las Legislativas de 2009. No hay que dejar de lado en toda esta situación el golpazo que significó para el Frente Amplio-UNEN y para el resto de los partidos no kirchneristas, el anuncio de Macri y Carrió confirmando que irán a una interna juntos en Agosto. El acuerdo no contempla a la Ciudad de Buenos Aires y sirve básicamente para que el armado no peronista comience a tomar vuelo en todo el país. Habrá que ver si resulta y si los dos protagonistas estelares pueden dejar atrás un pasado de fricciones y desacuerdos, pero es innegable que muchos han sido expulsados de su zona de confort. Primero se desató la incertidumbre en el Frente Renovador, que tuvo que apurar la presentación de su “Gabinete en las sombras” para generar impacto en la sociedad tras un año y monedas de estancamiento. Luego llegó la reacción negativa de casi todo el UNEN – con la excepción de Sanz y Lousteau, que se mostraron con ganas de jugar en esa interna-, cuyos integrantes se cansaron de repetir que buscan una coalición amplia pero sin Macri ni Massa ni el Frente Para La Victoria. La gran contradicción es que Libres del Sur – de los kirchneristas reprimidos Humberto Tumini y Victoria Donda- ya se alió en Salta con el PJ de Urtubey, y que la parte de la UCR que sigue dentro del FA-UNEN ha movido muchas fichas en dirección hacia una inminente fusión con el Frente Renovador. Pino Solanas, Hermes Binner y Julio Cobos son bastante más cerrados en ese sentido y siguen insistiendo con que ellos son la “izquierda real” – un discurso calcado del gobierno, pero que ellos consideran diferente- y que con eso les alcanzará para ganar por goleada. La fórmula Cobos-Binner avanza a diario y muy posiblemente el resto del rejuntado vaya por separado sin siquiera pasar el corte en las PASO. Como se puede apreciar, bien lejos están de la realidad, pero lo peor es que en todos estos años de ser parásitos de la sociedad no han entendido cómo funciona la cosa: lo que se debe hacer antes que nada es llegar al poder y para ello se debe construir el mejor camino posible dentro de lo legal, sea este el que sea, a veces dejando de lado eso tan volátil que llamamos “ideología” porque la verdad es que ninguno de ellos la tiene. Lilita hace tiempo que eligió privilegiar la salida del Justicialismo del poder por sobre todo lo demás, y sabe que esta es la única manera. Se va a tapar la nariz para conseguirlo y además renuncia – en un hecho inédito- a su ego para dejarle las luces a Mauricio Macri. Solanas podrá llamar con despecho “traidora” a su ex compañera de boleta, pero lo único que hace es confirmar dos cosas muy graves: que es un mal agradecido, pues no sería Senador sin el espaldarazo que le dio ella en los recientes sufragios y que, con tipos como él, nuestro país jamás va a llegar a ninguna parte.

Pero ante un panorama despejado, nunca falta el boludo útil, el que ayuda al gobierno tratando de mostrarse como un estandarte de la honestidad en el peor de los momentos. Antes de que Viviana Fein llamase ayer a Jaime Stiusso a declarar, Gustavo Vera – Diputado por el FA-UNEN y director de la ONG La Alameda- presentó sonriente junto a Solanas una denuncia por enriquecimiento ilícito contra el ex espía de la S.I. Podrá ser cierto o no, pero lo único que consigue es darle más elementos al gobierno para que continúe su ataque sin pruebas (y con todas las probabilidades de que sea el nuevo perejil) contra su antiguo empleado. No se trata de defender a un personaje muy oscuro que se encuentra en Inteligencia desde 1971 y que ha sido utilizado con fines persecutorios por todos los gobiernos desde allí en adelante. Pero justamente en este caso, no parece ser el responsable pues su relación con Nisman era muy estrecha. Desde que Néstor Kirchner se lo plantó al difunto Fiscal en 2005, pasaron de una relación gélida a una muy buena en la que el ida y vuelta era permanente. Algo lógico tras 10 años de cooperación en cualquier área laboral. Mi sospecha sin evidencias pero con fundamentos es que Stiusso, tras ser borrado de un plumazo de la S.I por la Presidenta, se puso en contacto con su amigo para avisarle que ahora iban por él. Como mínimo trató de cuidarle la espalda y, seamos sinceros, si había alguien que podía tener el dato sobre su posible asesinato era él. Más allá de esta teoría personal, la oportunidad no es una de las grandes cualidades de los opositores pero esta vez falló justamente uno que venía volando bastante bajo. Se sabe de su cercanía con el Papa Francisco, que no se ha pronunciado acerca de la muerte de Nisman pero sí ha asesorado a Cristina para elegir al sucesor de Zaffaroni en la Corte Suprema y ahora le tira este salvavidas. Que esta denuncia llegue justo ahora – cuando la administración nacional se encuentra acorralada y sin casi ninguna salida- no creo que sea una casualidad, y más si a medida que pasan las horas van surgiendo nuevos datos. Vera dijo saber que Stiusso espiaba a Bergoglio cuando este era Cardenal, por lo que nos vemos arrastrados hacia la pregunta más obvia: si tenía las certezas y las pruebas ¿Por qué no fue antes, digamos hace 3 o 4 años, contra el espía? ¿Por qué ahora, cuando más le conviene al gobierno verlo demonizado en todos los medios de comunicación? Mal no estaría que el señor Vera responda en la brevedad estos interrogantes, pues son en extremo urgentes.

A todo esto, Cristina Kirchner se encuentra de gira en China para  “conseguir inversiones”, es decir para dejar en claro que por el Swap ella es capaz de entregarles todas las provincias del país. Pongámoslo en otras palabras: viajó para confirmar que puede caminar sin problemas, que ama que la reciban como una Reina en países donde gobiernan dictaduras opresivas y que la entrega del país a los asiáticos es una realidad. Mientras se hacía oficial que toda empresa china que busque adjudicarse una obra no deberá pasar por una licitación – ergo, un trato preferencial cuyas razones no son claras-, la Mandataria de la Argentina se encargó de bromear por Twitter con la forma en la que los racistas suponen que los hombres y mujeres de la China hablan español. Por suerte para ella y la misión que se encuentra allí, Xi Jingping no se va a ofender demasiado pues nos sabe regalados. Los grandes portales de noticias del mundo volvieron a colocar a CFK en primera plana, algo que se viene repitiendo desde el 18 de Enero hasta el día de hoy, y que no es precisamente un elogio. Con esta nueva distracción en marcha, el operativo para dar por cerrada la Causa Nisman ha comenzado. Lo que se viene es un debate en soledad del kirchnerismo en el Congreso – ayer en el Senado se pasaron del ridículo pues parecía una reunión en una unidad básica, que hoy tendrá a Verbitsky como invitado de honor- y la aprobación de la ley que instaura la A.F.I. Pero eso no es todo, porque la gran estadista nacional y popular sacó su mejor conejo de la galera: un plan de renovación de electrodomésticos. Cuotas y la posibilidad de obtener descuentos entregando los aparatos viejos. Como para que quede en claro que así y todo, contra las cuerdas y al borde de una crisis institucional, nos siguen considerando más imbéciles que el plancton. Es hora de que no les demos más razones para creer esto.

Grecia, Syriza y como romper (de una buena vez) con el sentido común

31 Jan

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En las recientes elecciones que se celebraron en la golpeada Grecia, los pronósticos fueron acertados. El frente político Syriza, de orientación marcadamente izquierdista, triunfó con claridad y se ganó el derecho de gobernar al país helénico. El 36,3% de los votos fue más que suficiente como para ponerle coto a la ola centro-derechista que azota a Europa desde el comienzo de esta nueva – y tan repetida ya- crisis económica y social, aunque forzó al partido de Alexis Tsipras a formar una alianza un tanto incómoda con Griegos Independientes – en el otro lado del arco ideológico, digamos que es la derecha extrema- para poder llegar a los 151 Diputados y así formar gobierno velozmente. Grecia demostró que en medio de la disconformidad y enojo contra el sistema se puede elegir a una opción que no irradie por todos sus poros odio al distinto, amor por los millonarios y un nacionalismo que circunda el fascismo explícito (si es que no lo constituye). Los números de esta joven y vigorosa agrupación no dejan de sorprender, más considerando que su irrupción se dio hace tan solo 4 años en las elecciones legislativas de 2009. Es mucho lo que ha construido Syriza de la mano de Tsipras y su muy buen equipo de trabajo, pero la misión más complicada es la que tienen frente suyo en este mismo momento. Y es necesario remarcar que si bien las esperanzas y las buenas intenciones son muchas, también lo son las complicaciones y las posibilidades de que el fracaso sea estrepitoso. Tratemos de desandar el camino recorrido por Syriza y de entender por qué, a pesar de las barreras que irán surgiendo, el cambio esta vez es posible.

Con lo primero que se encontró Tsipras – y esto aun antes de formar gobierno- fue con una gélida “bienvenida” de parte de la Unión Europea. Los líderes de las principales potencias del continente en lugar de felicitarlo (Hollande fue el único que rompió el paradigma enmendando su error de 2009 e invitándolo a París) se encargaron de marcarle la cancha y advertirle que deberá cumplir con todos los compromisos que el gobierno previo había “acordado” bajo condiciones más bien forzosas e injustas. El discurso anti-austeridad del nuevo Primer Ministro de Grecia no tiene acogida en los centros de poder de Europa, algo que es lógico pues en base a los recortes impuestos a países en crisis terminal sus arcas siempre terminan muy llenas. La más dura fue, como era de esperarse, Angela Merkel que demostró solo querer que Grecia se mantenga en la UE y que siga ejecutando al pie de la letra las políticas que le sirven a Alemania. Todos sabemos que la austeridad lleva siempre al desastre, y esto no es un delirio progre ya que la historia está allí para recordárnoslo constantemente. Los planes de endeudamiento con obligaciones irrisorias por parte de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo no han hecho más que incendiar a Grecia. Al día de hoy, la crisis se ha profundizado allí más que en cualquier otra nación del Viejo Continente. Para ponerlo en números, estamos hablando de una deuda externa de 321.700 millones de Euros, que equivalen a más del 170% del actual PBI de Grecia.

Gran parte del triunfo de Tsipras se debe a que con el tiempo fue moderando su discurso, algo muy importante desde que con las elecciones presidenciales francesas que llevaron al poder a Miterrand se ingresó en la era la los candidatos de televisión. En lugar de insistir sobre algunas cuestiones superficiales que podían quitarle votos (como el retrato del Che en su escritorio, por ejemplo) supo convertirse en un candidato parecido a lo que el ciudadano y los medios de comunicación quieren ver. El truco es que si bien cedió en lo que refiere a la imagen, nunca dio un paso atrás en el área de los principios y la ideología. Es por ello que hablar de un giro a la izquierda real en Grecia no es para nada descabellado, pues Tsipras nunca fue ambiguo o poco claro con respecto a sus pensamientos e ideas de gestión. La seducción a una importante porción del padrón electoral fue total y eso lo ha llevado a una victoria histórica. Mucho le debe también al hartazgo de la población por sus penurias diarias y hacia los políticos más tradicionales que no han hecho más que seguir los lineamientos externos a espaldas de su propio pueblo. Cualquier similitud con otras crisis y ascensos repentinos e inesperados de partidos anti-sistema no es en absoluto una casualidad.

Los medios dominantes de aquí y allá ya han marcado su posición: no ir en contra del mandato popular – algo que los ayuda a mantener la fachada- pero dejar en claro que Tsipras no les gusta y que posiblemente termine siendo otro ejecutor más de los ajustes. El intento de dividir a Syriza es también moneda corriente y la verdad es que el método es muy burdo. Se utiliza lo más obvio: la ya mencionada alianza con Griegos Independientes, un partido con pocos votos y que está en las antípodas del actual gobierno. El sistema parlamentario es lo que hizo necesaria esta particular – pero correcta por donde se la mire- ligazón política. Los dos lados comparten el discurso contra la austeridad y nada más, pero si Tsipras tomaba la decisión de unirse con el aliado natural – el centro izquierdista To Potami- iba a quedar con las manos atadas antes de comenzar siquiera a pensar en la reconstrucción de Grecia. Los aliados que este partido posee dentro del Parlamento y su fuerte lobby fuera de este, iban a dejar a Syriza como blanco móvil. La situación dista mucho de ser la que, por ejemplo, tuvieron que enfrentar David Cameron y Nick Clegg hace unos años en Gran Bretaña. Syriza tiene muchos votos y Griegos Independientes apenas si llega a las 13 bancas, por lo que no podrán imponer nada y deberán tratar de acoplarse lo mejor posible a un juego que no será el suyo.  Otra cosa que estuvo demasiado en la boca de quienes buscaban que triunfase cualquiera menos Tsipras es su supuesta intención de salir de la Unión Europea, algo que nunca pronunció al menos públicamente. El actual Primer Ministro solamente pidió igualdad de condiciones y una renegociación de la deuda, dos cuestiones centrales en su plataforma electoral que evidentemente ninguno de los popes del periodismo universal se encargó de siquiera hojear.

Tsipras, como ya dejamos en claro, venía ganando notoriedad y poder desde su sorpresiva elección como Diputado en 2009. La contracara absoluta de su movimiento es Amanecer Dorado, un partido directamente Nazi, que era para muchos el número puesto para estas elecciones. Sin dudas que estos muchachos han crecido mucho, pero jamás pudieron asentarse y terminaron acaparando la atención y el voto solamente de los más radicales en el peor de los sentidos. Este dato sirve para que comencemos a pensar en un futuro diferente para Europa, en el que no necesariamente todos los países vayan a inclinarse por las opciones extremas hacia la derecha sino que puedan fluctuar entre el centro y la izquierda. A propósito de esto, vale aclarar que Syriza no tiene nada que ver con el Podemos de España ni con el M5S del histriónico Beppe Grillo. Los primeros son una versión española del kirchnerismo que gobierna la Argentina, es decir del peor de los progresismos posibles. Del discurso pro derechos humanos que velozmente los usa como paraguas para cometer las peores censuras y atrocidades dentro de los marcos democráticos. Y el segundo es un movimiento simpático que se consumió en la ineptitud de su creador: Grillo nunca pensó que podría llegar a ser Primer Ministro y esto se notó cuando tuvo la posibilidad de formar una alianza que lo dejase a las puertas del poder. Un fracaso total que vino de la mano de una serie de propuestas imposibles de conseguir que olían más que nada a ideales de adolescente que a algo que pudiese sacar a Italia del pozo.

Otra cuestión que muchos se encargaron de remarcar con carteles de neón es que el voto no fue de confianza ciega, que la población tiene muchas dudas acerca del partido que acaba de elegir para gobernar y demás lugares comunes que solo sirven para implantar dudas tanto en Syriza como en la vapuleada población griega. Digamos entonces que ningún voto se puede entender como un cheque en blanco, error en el que la mayoría de los Presidentes que tenemos por estas latitudes suelen caer de manera constante. Todo el apoyo y las innumerables esperanzas depositadas en Syriza deberán ser devueltos por esta agrupación en el ejercicio de gobierno, algo que recién comienza por lo que es demasiado apresurado sacar conclusiones así de terminantes. Lo que es cierto, es que Tsipras tendrá que conseguir la manera más veloz y efectiva de cumplir con algunas de sus promesas básicas; entre ellas se cuenta: aumentar el salario mínimo a 650 Euros, subir el ingreso de los pensionados, acceso universal y gratuito a la salud pública, restablecimiento del suministro eléctrico a quienes lo perdieron hace años – y también proveerlo a quienes nunca lo tuvieron-, un impuesto progresivo al combustible, la entrega de cupones alimentarios (sí, el horror de la derecha anti-pobres si no pregúntenle a Obama lo que le dicen los del GOP por entregar masivamente Food Stamps a los sectores menos pudientes) y reducir al mínimo el coste del transporte público. Claro que para ello necesitará una poderosa inyección de dinero que por el momento no aparece en el horizonte, pero la forma en la que planean alcanzar estos objetivos podrá irse vislumbrando mejor cuando su administración haga sus primeros anuncios oficiales algo que se espera será en estos días. Las demás promesas, en especial las referidas a la renegociación de la deuda externa y el fin del ajuste económico, llevarán mucho más tiempo y también van a tener más posibilidades de éxito si vienen de la mano de jugosas inversiones que llenen las flacas arcas del Estado. Tsipras deberá ser paciente y no ceder ante las diversas presiones a las que ya está siendo sometido a apenas unos días de haber formado gobierno y jurado como Primer Ministro. La tentación de moderarse y someterse a la UE, una que derribó a su antecesor, siempre va a estar allí pero hasta aquí no hay señales de que algo semejante pueda suceder. Syriza sabe que los que pierden con la salida de Grecia del Euro son las grandes potencias que hoy agitan el dedo y gritan sin parar ante una situación que ven difícil de controlar. Esa es su carta principal y deberá – a diferencia de los que pasaron antes por la silla del poder- encontrar la manera de jugarla a la perfección para así conseguir todos sus anhelos.

Por el momento, las respuestas de los mercados no han sido demasiado alentadoras. El valor en conjunto de las entidades financieras de la Bolsa de Atenas se derrumbó en tan solo unas horas de 19.730 millones a unos 11.100 millones de Euros, algo que según varios opinólogos demuestra que la mayoría de ahorristas e inversores desconfían de este nuevo Che Guevara que llega para hacer de Grecia su Sierra Maestra. Otros, en su mayoría economistas prestigiosos, sostienen con un tono más académico y relajado que esa caída puede deberse a la cercanía de una nueva burbuja especulativa. De una manera u otra, el miedo está instalado dentro del establishment y los sectores más ricos del continente, por lo que estos grupos de poder van a hacer todo lo posible para generar pánico en la sociedad. Una muestra de cómo funciona el sistema que tanto aman quienes lo elogian sin parar, siempre favoreciendo a los que a fin de cuentas jamás dejaron de ganar aún en los tiempos más oscuros. Hay que reconocer que más allá de su tono duro y seco, la Unión Europea de entrada intentó mostrarse diferente y prometió que no iba a interferir demasiado. Pero tras estas primeras horas de cautela pública y mensajes solapados bastante claros, no pudo con su genio – ni con sus intereses financieros- y mandó a Juncker a decir que “Europa ni se plantea eliminar la deuda”. Con mucho cinismo y la misma agresividad, Benoit Coeuré, del BCE afirmó que “Grecia debe continuar ateniéndose a las reglas del juego”. Completó el cuadro el Vice-Presidente de Alemania (país que lidera de facto la troika que arruinó a Europa en estos últimos 7 años) diciendo que “Los europeos tienen el derecho de esperar que los cambios en la política griega no se hagan en su detrimento”. Dos problemas referidos a estos ataques sin cuartel a Tsipras y a Syriza: el grueso del pueblo europeo sigue en una situación precaria tras 7 años de ajustes e imposiciones que no trajeron mejoras sino más dolor y pobreza; y es notable que a ninguna de estas personas les interese ni en lo más mínimo la población de Grecia, que por lejos es la que más ha sufrido estas políticas destinadas al fracaso de la mayoría y a la ganancia de demasiados pocos (y que es la que eligió, sin fraude de por medio, a su nuevo Primer Ministro). El voto que le dio a Tsipras la chance de llegar al poder tuvo un mensaje muy claro que yo comparto: queremos creer que se puede ir a contramano del sentido común que se nos impone desde el día en que nacimos. Con mantener las convicciones firmes y aguantar los primeros golpes – siempre los más duros-, Tsipras ya de por sí tiene muchísimo terreno ganado. Como el pueblo griego, yo quiero creer. Y la pregunta que todos deberíamos hacernos, previo despojo de los prejuicios y de las lecturas tendenciosas es: ¿Por qué no hacerlo?

Je Suis Charlie Hebdo

9 Jan

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Este pasado Miércoles 7 de Enero de 2015 no fue un buen día sino uno muy oscuro, lleno de tristeza y de muchos interrogantes de cara al futuro. Doce periodistas, doce personas inocentes, fueron asesinadas a sangre fría por tres terroristas que ingresaron a la redacción de la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Entre ellos se encontraba Stéphane Charbonnier que era periodista, dibujante y director de la polémica publicación. Hace ya 3 años que Charbonnier vivía bajo custodia por las frecuentes amenazas recibidas debido a la crudeza y muchas veces falta de límite de algunas de las caricaturas que adornaban las tapas y las páginas de la revista. Hasta en 2011 el lugar había sido incendiado tras un número en el que se despachaban contra varios candidatos tunecinos en época de elecciones en aquel país. Los principales enojados siempre fueron varios grupos Yihadistas, esos que hoy en su mayoría se encuentran agrupados bajo la sigla ISIS o EI (por Estado Islámico) e intentan instaurar un violento y represivo califato en todo Medio Oriente.

Para empezar debemos decir que Charlie Hebdo no se caracterizaba por su buen gusto aunque si por sus muy buenos dibujos. También que todas las religiones, políticos y hasta a veces la comunidad homosexual eran blanco cotidiano de sus dardos llenos de ironía y carentes de corrección política. Quien no haya visto o leído jamás la revista, puede buscar en los diversos medios y blogs de todo el globo que decidieron, a modo de apoyo y protesta, publicar varios de sus números más controversiales. Sabemos que los límites de la tolerancia humana son más bien difusos, hasta se podría decir que inexistentes, pero no hay nada que justifique de ninguna manera esto que sucedió en Francia. De haber sido, por ejemplo, un grupo terrorista ultra católico el que atacase el edificio de una publicación musulmana, la reacción de repudió y asco por mi parte habría sido la misma. No se trata de, como leí en algunos artículos y opiniones en redes sociales, anteponer una ideología o pensamiento extremo por sobre otro. No está bien nunca irse a los extremos – ninguno de ellos, sin excepciones y esto no engloba solamente matar a otro por pensar distinto-, aunque el ser humano históricamente ha vivido entre blancos y negros y solo muy casualmente se ha detenido a analizar los variados grises que, a fin de cuentas, son los que nos hacen ser lo que somos como especie y como sociedad.

Repudiar este salvaje atentado no es ser ni funcional al imperialismo ni racista ni “Anti-Musulmán” sino más bien alguien pensante, racional, equilibrado y bastante humano. Sin dudas que siempre van a estar allí los que viven en la eterna dicotomía entre Oriente y Occidente, una que debería haberse dejado atrás hace tiempo pero que se ha acentuado en estos últimos años tal vez más que nunca. Y no hablo solamente del eurocentrismo arcaico – y tan dañino, que ataca al otro solo por ser diferente- sino también del odio que existe en la mayoría de los países de Medio Oriente hacia la parte de la civilización que reside de este lado del globo. Hoy Europa está sumida en una creciente ola de descontento por las penurias económicas que lamentablemente casi siempre es caldo de cultivo para partidos políticos y agrupaciones de corte nacionalista (sin importar si son de izquierda o de derecha, pero hoy por hoy predominan las segundas) que o residen dentro de los límites como el Frente Nacional de Marine Le Pen (lamentablemente la próxima Presidenta de Francia) o se pasan por completo llegando al Nazismo explícito como el Amanecer Dorado, por solo citar dos casos que se repiten por todo el continente. No se puede hablar de la presencia de extranjeros y locales que practican el Islam como algo “novedoso” o una “tendencia que ha crecido en los últimos tiempos”, pues es un fenómeno que data de demasiados años atrás como para contarlos con los dedos de las manos y de los pies. En sociedades que históricamente han sido – y estoy siendo generoso- muy intolerantes no se puede esperar una actitud positiva y menos si en gran parte sienten que el terrorismo islámico está al acecho y que en cualquier momento puede matarlos a ellos o recluta a sus hijos para sus delirantes proyectos políticos. Esto que acabo de escribir no es más que un muy acotado resumen de lo que es el pensamiento del europeo medio y algo que, así como la mezcla étnica y religiosa, tampoco es fruto de estas épocas. Charlie Hebdo, y esto podrá sorprender a muchos, ya para el pasado 2014 era completamente inviable como publicación. Sin patrocinantes y sin apoyo político – pero con sus ideas muy firmes- al día de hoy funciona gracias a las ganancias que obtienen por ventas (que son bastante escuetas comparadas con las de hace 4 años, por ejemplo), las donaciones de sus lectores y al sudor de sus directores, dibujantes y redactores. Digo que esto puede ser algo sorpresivo simplemente por el hecho de que no es una revista de lectura masiva como tamaño atentado puede dejar traslucir, sino un semanario con un público muy reducido y específico. A lo que voy, es que la revista no poseía una influencia tremenda sobre la sociedad ni mucho menos y que más allá de poder o no ofender a una persona por sus preferencias sexuales, gusto político y creencias, no era más que una sátira político-social muy bien jugada acerca de las tensiones sociales que cruzan a Francia día a día.

Y aquí es donde les propongo hilar un poco más fino, ya que lo enunciado en estos párrafos es apenas la punta del iceberg. Si hay algo que siempre me molestó fue la corrección política, en especial cuando surge en este tipo de tragedias. Lo otro es la siempre confusa condena que hacen los progresistas (esto incluye a los gobiernos y a los militantes políticos y demás fauna dentro de este significante vacío) cuando deben enfrentarse ante el horror que siembran grupos terroristas con los que ellos simpatizan, ya sea abiertamente o por lo bajo.

Las personas que están englobadas en la primera categoría, son esos ciudadanos que van del centro a la derecha y que buscan siempre matizar y explicarnos, en el medio del dolor y la muerte, que no hay que condenar a las religiones ni insultarlas. Esto deja a traslucir que evidentemente hay una parte de ellos que ve al accionar terrorista no como una anomalía sino como algo lógico debido a que se ha blasfemado contra una entidad que, hasta que no haya pruebas realmente concretas – es decir, “miren acá está el profeta/dios/muchacho”-, no existe en ninguna dimensión. Claro que la supuesta blasfemia también incluye los ritos y costumbres de una religión, como por ejemplo que las mujeres usen un velo o una burka o que caminen siempre detrás de los hombres o que no puedan manejar o que no puedan votar o que no puedan casarse/tener una relación sentimental con la persona que quieren y aman (o no contraer matrimonio si no es su voluntad, no es algo obligatorio) o deban ver como se les extrae el clítoris a los 18 años porque ellas están en el mundo solamente para reproducirse y no para sentir ningún tipo de placer en el acto sexual y demás cosas que a mi parecer merecen ser abolidas de la faz de la tierra. “Burlarse de los velos”, algo que le leí decir a alguien ayer en Twitter, no debería ser algo terrible pues es simplemente marcar que algo anda muy mal entre quienes profesan y practican el Islam. Se puede hablar acerca de las formas de ese humor, ese siempre es un debate abierto, pero tratar de mostrarse prescindente con un mensaje de “no toquemos a las religiones” es lo que lleva directo a avalar este tipo de brutalidades. No fueron creyentes “normales” los que ingresaron al grito de “Vengaremos al Profeta” (bien no sabemos de qué todavía, pero es seguro que lo van a vengar en estos días) sino asesinos que fueron reclutados por una organización terrorista fanática que usa como base de cooptación el racismo y la discriminación al que muchos de estos jóvenes son sometidos desde siempre en Europa – un contexto social que los favorece y del que sin dudas son culpables quienes lo fomentan- y un aparato gigante de propaganda que sirve para lavarles el cerebro y hacerles creer que lo que está detrás de tanta sangre y fuego es un mundo mejor y completamente justo, donde nadie sufre ni hay desigualdades y en el que – y esto es la clave- ningún “hereje” ha quedado con vida. Porque les aviso a los que se hacen los abiertos y critican a quienes están en contra del Islam, que los extremistas que perpetran estas operaciones asesinas no son precisamente los que más aman a Occidente y a sus costumbres; tienen que ver lo que opinan de los que no pensamos como ellos y el futuro que imaginan para todos nosotros, no se lo pierdan en este muy buen informe del canal de noticias Vice: https://www.youtube.com/watch?v=AUjHb4C7b94. Y sepan también que estos “Vengadores de Alá” tampoco simpatizan demasiado con las otras religiones y que no son los más  comprensivos, plurales y democráticos a la hora de dirigir y organizar sus sociedades. Puestos a escuchar criticas esnobistas y vacías de contenido desde una postura casi New Age y pacifista cool como la de estos tipos, lo mejor que se puede hacer siempre es adentrarse en lo que realmente es aquello que con tanta pasión defienden. Si, como muchos repitieron en estos dos días, lo que se hace en Charlie Hebdo no es “libertad” por el simple hecho de ofender a una religión, entonces no sé cómo se debe llamar a lo que los líderes del Estado Islámico y sus seguidores llevan adelante en este mismo instante tanto en Occidente como en Oriente. Porque sus víctimas están de los dos lados, creer que todos en los países árabes piensan lo mismo que los terroristas del ISIS es un error muy grave.

Pero peores, mucho peores, son los progresistas de salón que tienen siempre la necesidad de dejar en claro que los atentados de estas organizaciones – para ellos conformadas por víctimas del sistema, de la globalización, del neoliberalismo, del imperialismo y mil opciones más- son entendibles debido a la opresión bajo la que vivieron desde que salieron del útero de sus madres. Una vida en la que las potencias imperiales de Occidente se la pasaron pisoteando sus derechos e impidiéndoles ser libres de verdad, algo que tiene en muchos casos un tinte de verdad – es innegable que los Estados Unidos y demás potencias europeas se han hecho ricas y poderosas cagándose literalmente en millones de vidas inocentes, creando estos rencores en un proceso que continúa sucediendo al día de hoy- , pero que no por ello hace que sea correcto el ingresar en una redacción y asesinar sin contemplaciones ni piedad a doce personas solo por el hecho de que dibujaron y crearon una serie de viñetas en las que se referían burlonamente a líderes terroristas, entidades como Alá y a ciertas costumbres – tanto o más dudosas que el humor de Charlie Hebdo– como la ley imaginaria que supone que las mujeres deben ser menos que una mascota en su paso por el mundo. Les cuesta mucho a los progres el poder simplemente repudiar el horror sin el intento ya aburrido de mostrar que ellos están más a la izquierda en el tablero que todos los demás. Para poder ejemplificar esta tendencia, me agarro del comunicado del Partido Obrero, aunque bien podría ser cualquier otra fuerza política: Jorge Altamira firma el escueto documento en el que se lamenta la pérdida de vidas humanas y se repudia al terrorismo, pero donde también se deja en claro que La solidaridad absoluta e incondicional con los periodistas y las otras víctimas de la masacre de Charlie Hebdo y con el pueblo y los trabajadores de Francia, no puede extenderse a los gobiernos y estados masacradores, a riesgo de socavar la autoridad política y moral de la lucha contra un terrorismo de clara connotación fascista”. Si hablamos de coherencia y de sentido de oportunidad, claramente el líder del P.O carece por completo de ellos. Es imposible de entender cómo se podría llegar a relacionar el solidarizarse con los familiares de las víctimas y horrorizarse por tantas muertes sin sentido, con un apoyo al gobierno de Françoise Hollande. Sería lo mismo que, desde su visión crítica con el gobierno de Cristina Kirchner, confundir el repudio a un hipotético atentado similar en nuestro país con una loa y reverencia a la actual Presidenta.

El mundo entero, sin contar a estas tragicómicas excepciones mencionadas, llora las muertes de los 12 periodistas, dibujantes y artistas que eran parte del staff fijo de Charlie Hebdo. Profesionales de ton a son, anarquistas del alma, osados y valientes hasta el último día de sus vidas. Para honrarlos, yo elijo quedarme con las palabras del Presidente de Francia, Françoise Hollande, que ha sido ridiculizado como pocos en la revista, pero que no tuvo ningún complejo personal ni moral a la hora de llamar “héroes” a los caídos y sobrevivientes de una tragedia que jamás debió suceder. Justamente de gestos como este se trata la famosa “libertad de expresión” de la que todos hablan.

Booma Ye, Bonadío

15 Dec

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El 30 de Octubre de 1974, en Kinshasha, Zaire (hoy República Democrática del Congo) George Foreman y Mohammed Ali protagonizaron una de las peleas más emocionantes y memorables de la historia del boxeo. La denominada “Rumble In The Jungle” enfrentó a dos de los mejores boxeadores que hayan existido y que en ese momento eran sin dudas de lo mejor del mundo y de la historia. Foreman era el campeón mundial indiscutido, un pugilista lleno de potencia con dos brazos que eran una mezcla entre un cañón y un tren de carga que embiste a máxima velocidad. Enfrente estaba el genial y eterno Alí, el rival al que el poderoso campeón no había vencido todavía. Venía de perder categóricamente contra Joe Frazier en su regreso después de tres años de inactividad y no era el favorito en absoluto para este combate. Para que se entienda mejor: para proclamarse campeón del mundo, Foreman había hecho trizas al gran Joe Frazier enviándolo a la lona 6 veces en menos de dos rounds. Tenía un récord de 34 peleas invicto y nada hacía pensar que Alí, con ya 32 años y un estado físico muy lejano al de la época en la que se consagró como el mejor de todos, podía llegar siquiera a causarle molestias. El miedo era evidente en él, porque contra la pasividad – y cero carisma, por lo que esto no era para nada calculado como se puede ver- de su rival, el ex campeón no paraba de hablar mal de él cada vez que un micrófono se posaba frente suyo. Descalificaciones, denigraciones, ensalzamiento de la propia superioridad mental, física y técnica y demás estrategias retóricas (muchas veces sobrepasando los límites del buen gusto y del show mismo) que esta leyenda viviente siempre utilizaba en vísperas de la pelea. Pero esta vez había algo distinto en el ambiente, y cada frase filosa que lanzaba no era más que la prueba de que él también era humano y que tal vez por primera vez en su carrera, estaba verdaderamente asustado.

Contra todos los pronósticos, con una temperatura insoportable para cualquier ser humano y en un estadio enardecido gritando sin parar “Booma Ye, Alí” (que se traduce “Mátalo, Alí”) – ergo, la previa había funcionado pues los tenía como siempre a todos hipnotizados y a sus pies-, Alí logró vencer a Foreman y consagrarse por tercera vez en su carrera Campeón de los Pesos Pesados. Claro que su estrategia no fue la más recomendada, pero sin dudas que sirvió para comprobar tanto su inteligencia como sus agallas. Durante los primeros 6 rounds, dejó que el hombre de los puños de acero descargase sin parar todo lo que tenía sobre su cuerpo. Pocas veces Alí recibió semejante castigo aunque logró cansar a un rival acostumbrado a ganar como mucho en el tercer asalto. El problema fue que ni el mejor gancho del campeón pudo lograr que al menos apoye la rodilla en la lona. Tras pasarse los primeros 18 minutos de la pelea recostado contra las cuerdas (el famoso Rope A’Dope), Alí comenzó a moverse un poco más y a golpear con eficacia el cuerpo y el rostro de un Foreman fundido tras haber lanzado sin parar puñetazos que dañaron considerablemente su cuerpo pero que no lograron noquearlo. El octavo round fue todo del retador, que logró con una muy buena combinación dejar en el suelo y sin respuestas a quien lo había apaleado y dominado durante toda la pelea hasta ese momento. Un brillante golpe, lleno de velocidad y precisión, y una victoria impensada hasta para él mismo. El plan de pelea había funcionado a la perfección más allá de haber sido demasiado arriesgado. Alí sabía que Foreman no tenía un plan B y que nunca dejaría de golpear y de ir hacia adelante, pues esa era su naturaleza y su gran virtud. Una vez que se quedase sin nafta – y sí él efectivamente estaba de pie todavía, algo imposible de saber- lo que restaba era sacudirse los golpes, moverse un par de rounds y golpear en cuanto la oportunidad se presentase.

Cualquiera dirá que lo que hizo Alí fue brillante, pero la realidad es que solamente alguien tan loco y único al mismo tiempo como él podía salir vivo del ring con semejante approach a la pelea. Y eso solamente si lo hubiese hecho en su mejor momento y no ya casi retirado y peleando por la gloria y el ego a la vez. La historia dijo que Mohammed Alí se retiró siendo cuatro veces Campeón del Mundo y con el mote de “El Mejor de Todos”, algo que no es en absoluto discutible si se mira su maravillosa, intensa y emocionante carrera. Para que podamos seguir adelante, lo que tiene que quedar en claro es que ningún otro boxeador habría vencido a George Foreman con una táctica suicida como esa. Y si no me creen, miren como quedaron todos (y cuantos asaltos duraron) los que trataron de embocarle una trompada.

Mostrar todas las costillas, todos los flancos por donde a uno se le puede entrar, no solía ser la especialidad del kirchnerismo hasta hace unas pocas semanas. Si bien parte del aluvión de causas judiciales – la última involucrando de forma directa a Cristina Kirchner y a sus turbios negociados familiares que en estos 12 años jamás habían sido investigados en serio- se debe al famoso, y siempre relativo, “Fin de Ciclo” también se puede decir que desde el fallecimiento de Néstor Kirchner en Octubre de 2010 todo cambió para el gobierno y para la Presidenta. Más allá de las buenas señales que dejó en un principio el triunfo avasallante en las elecciones de 2011, es evidente que las cuestiones financieras personales que el difunto ex Presidente le dejó a su viuda terminaron por sobrepasarla. Esto no significa que ella no supiese nada, como muchos buscan instalar, pues fue pieza central desde los comienzos en Santa Cruz para poder armar las bases de la fortuna que terminarían amasando al calor del poder estatal. El famoso “Doble Comando” del que tanto se hablaba hace unos 5 o 6 años, aplica a la perfección a la hora de explicar los manejos financieros de la familia Kirchner.

Pero hoy no buscamos ahondar en un tema del cual se ha hablado ya demasiado desde que Jorge Lanata presentó aquel muy buen informe – de los pocos que superó la media en su irregular programa PPT- acerca de “La Ruta del Dinero K”. Lo importante en ese momento fue leer la reacción de Cristina Kirchner y como envió a todos los militantes pagos y funcionarios a descalificar al conductor y a refutar todas las acusaciones que se le realizaban con pruebas y testigos clave dando su testimonio. Las idas y venidas desde aquel entonces al día de hoy han sido muchas y si bien se ha oscurecido más que aclararse el panorama, hasta los Fondos Buitre han sabido hacer uso de esta información: presionando al gobierno con revelar números de cuentas en el exterior y así deschavar toda la red de corrupción que han tejido en estos tres períodos al frente del Poder Ejecutivo Nacional. Pero ni con este nivel de profundidad en los ataques la Presidenta perdió por completo sus cabales y sus formas, más allá de algunas vagas y vacías palabras en una de sus sesiones semanales de Twitter. El resumen de todo esto, es que el kirchnerismo nunca perdió por completo la compostura – esto si no contamos los breves ataques de histeria que cada nuevo dato suele generar- y nunca jamás cometió el error de ponerse al mismo nivel de quienes lo enfrentaban. Ya sea con el “Campo”, con Clarín, con Lanata, con los Fondos Buitre, con los empresarios, con el imperialismo malvado y/o con cualquiera de los tantos enemigos de turno, el gobierno nacional siempre se escudó en la inmunidad y el poder que le da ser – vamos, la República no existe y las instituciones tampoco- el Estado, con todo lo que ello significa. Nunca había pisado el palito por completo, nunca había imitado aquella famosa escena que adorna todas las series policiales en las que en un interrogatorio el “bueno” se despoja de su arma y su placa para mostrarle al “malo” que ahora son iguales y que por ende se pueden cagar a trompadas sin mayores consecuencias para este último que una bolsa de hielo en las heridas.

El problema mayor, el que hizo crujir todas las estructuras de poder firmes que le quedaban a este gobierno, llegó hace unas semanas cuando el Juez Federal Claudio Bonadío tomo la posta de una nueva investigación de Lanata acerca de la sociedad anónima  “Hotesur”. Floja de papeles y de todo lo que ustedes se imaginen, la puerta de entrada que este descuido dejó para Lanata y luego Bonadío fue la no presentación de sus balances anuales por más de tres años. La analogía con Al Capone es inevitable aunque ya demasiado utilizada, así que no voy a seguir la corriente y trataré de desarrollar algo un poco más interesante. Es ahora donde el breve relato acerca de la victoria de Alí contra Foreman que hice en los primeros párrafos cobra sentido: de nada sirve pelear en el llano, teniendo como única estrategia el intercambiar golpes y aguantar todo lo que venga, si uno no está seguro de que va a vencer – o directamente, si no es el mejor de todos-. Desde que el Juez Federal, que en estos 12 años ha sido aliado incondicional del gobierno nacional, decidió avanzar con la causa Hotesur, generó un tsunami imposible de detener y que va a dejar demasiados daños en un gobierno bastante venido a menos en comparación con sus mejores años. Una semana completa de ataques directos hacia el Juez, reflotando viejos pedidos de Juicio Político por causas de los 90’ – que ellos mismos venían bloqueando hace años-, terminó con una orden de este a la AFIP para que entregue las declaraciones juradas de la familia Kirchner. Esto enloqueció aún más a la Presidenta, pues en ellas se puede encontrar que los datos referidos a Hotesur S.A son falsos, abriéndose el terreno para un posible paso suyo por Tribunales en breve (digamos que en el mejor de los casos, un par de años, pero antes que nada es preferible eso).

La escalada de acusaciones contra Bonadío culminó en una sanción por la que se le redujo el 30% de su salario este mes y con la aprobación a libro cerrado – y con un poquito de ayuda de la oposición, busquen y entenderán- del nuevo Código Procesal Penal que posee como única medida aplicable en el corto plazo la designación de 1.633 funcionarios en Procuraduría y de 17 fiscales que ingresarán para pelear desde adentro. Cuando desembarquen en el órgano del PJN, las causas vigentes – entre las que encontramos todas las que involucran a funcionarios de gobierno y a CFK- serán sorteadas de nuevo entre todos. No es necesario que les cuente como termina esta película, así que vayamos preparándonos porque dentro de poco tiempo escucharemos a los Diputados, Senadores y militantes repetir sin parar que con esta medida la Justicia se hace plural y está más cerca del pueblo. Antes de todo esto, el oficialismo había intentado en vano negociar con la oposición un “plan canje” en el que ellos le entregaban la cabeza de Oyarbide en bandeja de oro a cambio de la de su nuevo enemigo. Si hay algo por lo que Bonadío es conocido en el Poder Judicial es por su temperamento, su personalismo y su excesiva mano de hierro. No es el tipo con mayores simpatías allí dentro pero en este momento particular, y más aun luego de que el gobierno le haya declarado la guerra abiertamente, no es extraño que la mayoría de los Jueces y Fiscales se encolumnen detrás de quien hoy les sirve como punta de lanza.

La desesperación que viene exhibiendo el kirchnerismo desde el comienzo ha resultado ser uno de sus peores movimientos políticos. El Poder Judicial está dispuesto a ir sin cuartel contra un gobierno que siempre lo atacó – muchas veces con toda la razón del mundo, espero que se entienda esto que busco decir- y por el que vieron como algunas cuestiones referidas a su funcionamiento quedaban expuestas sin filtro ante la opinión pública. Hoy por hoy, lo que están buscando personas como Bonadío es quedar bien parados con el que viene detrás. Y mejor todavía si es el candidato que apoyan, algo que se hace demasiado evidente en Bonadío. Imaginen lo envalentonados y decididos que están, que reapareció Campagnoli tras varios meses de exilio autoimpuesto. Tras la anulación del ridículo e injusto Jury por avanzar en las causas contra Lázaro Báez y el hermano de la Ministra Cecilia Rodríguez – la otra gran equivocación del gobierno, atribuible a Gils Carbó y a Cristina en su totalidad-, la Procuradora General de la Nación se juntó a tomar un café con él y se sorprendió al enterarse que las aspiraciones mediático-políticas del Juez ya no existían. Que solo quería a sus empleados y a su juzgado de vuelta para poder seguir trabajando. Se firmó una paz que en este momento es incierta pero que da cuenta de dos cosas: de los intereses fluctuantes de los jueces – y lo rápido que dejan de ser defensores de la libertad y la verdad- y del error que habían cometido en elegir a Campagnoli como antagonista. Fue tan forzado todo que lograron convertirlo en pocos meses en la nueva esperanza blanca de gran parte de la ciudadanía, que asistió a cada una de las sesiones del Jury con pancartas y consignas en su apoyo. Se entiende así que el gran pecado del gobierno nacional fue no utilizar su contacto con Bonadío, ir a buscarlo y tratar de solucionar el problema como se lo suele hacer habitualmente. Cualquiera que lea esto tendrá ganas de insultarme, pero lamentablemente esto que describo es la realidad en la que vivimos hace varias décadas.

Todo este circo – dirigido por la Presidenta- tuvo un único resultado, nocivo para el gobierno nacional: exponer de forma bien clara la relación entre Lázaro Báez y la familia Kirchner. La inoperancia sistemática a la hora de ocultar las pruebas y de tapar los rastros – las esquirlas llegaron hasta Cristóbal López, el otro gran socio del matrimonio presidencial- no hizo más que obligar al Poder Judicial a como mínimo examinar la evidencia que tenían frente a sus ojos. Se podrá hablar de sentimiento de impunidad, un elemento que sin dudas entra en la ecuación, pero yo creo que tiene que ver más que nada con lo extremadamente inculto y desaforado que es el colectivo que nos gobierna. Y todo esto sin siquiera mencionar el caso de Boudou, aplastado por un vendaval de causas judiciales en contra y también el primer Vice-Presidente en ser elevado a Juicio Oral por…Truchar los datos de un auto relativamente caro que se compró hace 20 años. Nada hablar mejor que los hechos, que la realidad cruda que pasa frente a nuestros ojos a diario.

Tras darse cuenta de que no podían dejar el tema atrás con la risible multa de 3.000 pesos que se dijo se le aplicaría a Hotesur S.A por no entregar los balances a tiempo, fue la misma Presidenta la que tomó la lanza una vez más. Como Mohammed Alí, hablando sin parar, buscando el ser efectista a los oídos de la militancia y tratando de mostrarse llena de confianza y fortaleza, cuando en realidad lo que reinaba en sus dominios y en su cuerpo era el miedo. En este momento, el Juez se dio cuenta que había dado en la tecla y que estaba demasiado cerca de romper el cerco que la protege desde que llegó al poder, uno que con los años se fue debilitando y que hoy día tiene varias rupturas aunque no todavía definitivas. Bonadío, el Juez de la servilleta, el hombre con diez causas en contra por malos procedimientos y más de un muerto en el placard, se dio cuenta que podía avanzar casi sin resistencia. El espíritu amateur – en el peor de los sentidos- que el kirchnerismo muestra en esta jugada resulta inexplicable, y más aún si tomamos a consideración la lógica con la que se suele desenvolver cuando se encuentra arrinconado y sin salida a la vista. Podemos afirmar que todos se manejan ante los medios con argumentos y esquemas mentales que corresponden a los de un niño de aproximadamente cinco años. Paso a explicar esta cuestión: lo mejor que se le ocurrió a CFK fue denunciar públicamente a una sociedad de la que Bonadío forma parte por tampoco tener los papeles en regla. No es la primera vez que el partido gobernante y la misma Presidenta incurren en esta táctica retórica; en el equivalente a la discusión entre dos nenes en la que uno golpea al otro y ante el reto exclama: “Pero él también me pegó el otro día”. Y aquí no se termina, porque lo peor es que en todos estos años de usar un razonamiento infantil para defenderse, nunca negaron ninguna de las acusaciones. Lo único que hicieron fue tratar de comprobar por todos los medios posibles que los demás – entre los que siempre se incluye a los denunciantes de turno- también eran corruptos y por ende delincuentes. La conclusión es que las personas que forman parte de nuestro gobierno, los que deberían bregar por nuestros derechos y por la transparencia institucional, son personas que han robado sin cesar desde que llegaron al poder – y mucho antes también, todos dentro del Partido Justicialista- y que se saben tan por encima del pueblo que nunca se tomaron la molestia de negarlo.

Todo ante nuestra pasiva y ridícula mirada, ante nuestros intentos fallidos de armar marchas que ya no convocan a nadie como única alternativa. Nosotros somos parte del problema, somos los que permitimos que la elite política llegue a despreciarnos de tal forma que no tiene ningún pudor en admitirlo tácitamente. Sabe que en cuanto las nubes de tormenta se disipen, todo volverá a la normalidad y seguiremos enfrascados en discusiones estúpidas acerca de la República y las famosas “instituciones”. Seguiremos gritando que el gobierno las destruyó, cuando en realidad no ha hecho más que protegerlas de manera descarada. Tal vez de una forma apenas más explícita que los gobiernos anteriores, pero dejando en claro que entre el palacio y la calle hay una distancia que ni el Nautilus que imaginó Julio Verne podría recorrer. En estos momentos el gobierno por primera vez en sus años de poder, acusó el golpe con mucha claridad. Por ahora no ha hecho más que mostrarse débil, tomando decisiones incorrectas que no han tenido tanto impacto por factores externos a los actores en conflicto (es decir, por la falta de reacción del ciudadano común que se hunde cada vez más en un conformismo que asusta). En jerga boxística, podemos decir que Cristina Kirchner apoyó la rodilla contra la lona; unos dirán que lo hizo para que le cuenten y pueda reorganizar sus ideas y otros sostendrán que lo hace porque se sabe derrotada. El mundo no está compuesto de elementos puramente blancos y negros sino de unos más bien grises, así que este tipo de enfrentamientos entre posiciones antagónicas no sirve para analizar lo que se viene en este año de elecciones (el “Año Corto”, el que temen los que saben que por ley deben irse del trono) ¿Por qué? Porque a contramano de lo que todos parecen creer, al gobierno este tipo de debates le tienen sin cuidado y no lo afectan en lo más mínimo. Ante sus ojos, son una herramienta como cualquier otra y les aseguro que ríen cuando ven que nosotros las tomamos en serio.

No importa si es “Patria o Buitres” o “Gobierno o Clarín” o “Pueblo o Campo” y demás confrontaciones que ellos no creen – pero nosotros claramente sí- sustanciosas ni relevantes, sino lo que reside detrás de todas ellas. Tras sobrevivir a varios “finales de ciclo” augurados por varios opinólogos, periodistas y algún que otro profesional serio, al Frente Para La Victoria le restan dos jugadas: una servirá para blindar política y judicialmente a la saliente Presidenta y otra para tratar de sostener una relativa posición de poder dentro del Congreso Nacional. La primera es abrir el debate acerca de las candidaturas para el Parlasur, algo que efectivamente ya sucedió. Dejando de lado que no necesariamente el retirarse sin fueros es garantía de prisión y tormentos (mírenlo si no a Menem, tan cuidado por el kirchnerismo desde 2003 al día de hoy), la idea de pegar la imagen de los nominados para ir al Parlasur también es útil para atraer más votos. En nuestra sociedad esquizofrénica, un importante porcentaje de personas que jamás votarían de nuevo a CFK mantienen su apoyo hacia su gestión y hasta les cae bien. Algunos hasta la ven como la única capaz de gobernar, algo que no es tanto por sus virtudes sino por el desastre que es – salvo muy contadas excepciones- la oposición en su totalidad. Si va al extraño parlamento del Mercosur, Cristina estaría garantizándose inmunidad plena por cuatro años más y el no perder las riendas de su partido político. Este plan se completa con el segundo movimiento, que es apostar a Scioli o a Randazzo para que entren en un hipotético Ballotage. No van a ganar, no lo podrían lograr en ninguno de los posibles escenarios, pero se asegurarían el ser la segunda fuerza política por como mínimo tres años más. Con una sustanciosa presencia en el Congreso y un candidato que estuvo cerca de ser Presidente, un retorno al poder en el 2019 ya no sería un delirio de pocos sino una tenebrosa realidad. El hilo que comienza en el Parlasur tiene por objetivo llevar a CFK a zona segura por varios años y si logran una buena performance en 2015, podrán alzarla nuevamente como la candidata salvadora cuatro años más adelante. La única manera de impedir esto, es que el pacto entre Elisa Carrió y Mauricio Macri continúe por carriles constructivos. Luego de varios guiños de figuras del PRO a la chaqueña, un llamado de ella al Jefe de Gobierno y un encuentro en un evento, la máquina parece haberse puesto en funcionamiento. Ya arreglaron que de llegar el ingeniero al poder, ella será la nueva Procuradora General de la Nación en un paso bien fuerte que promete sacudir un ambiente pre-electoral que está muerto desde las pasadas Legislativas. Todas las demás propuestas de este particular frente (más bien digámosle rejunte) llamado FA-UNEN consisten en aliarse con el Partido Justicialista no kirchnerista o con hacer lo posible para que su predominio – en cualquiera de sus formas- nunca se termine. Todo dependerá del PRO y de la facción del UNEN que se vaya con Carrió, pues del otro lado Cobos, Alfonsín, Morales, Tumini, Pino y compañía ya se están dando besos de lengua con Sergio Massa al mismo tiempo que llaman a “derrotar a la derecha” y a “ir con nuestros candidatos y sin alianzas externas al UNEN”. Aclaremos que esto no es extraño, porque todos estos actores políticos han sabido apoyar a Néstor y Cristina Kirchner – hasta formando parte de su partido y hasta de su gobierno-, a Francisco De Narváez, al PJ Disidente…Es decir, a lo que ellos hoy llaman despectivamente “la derecha” y de la que tratan de despegarse ocultando viejas alianzas y pactos.

Al margen de todas estas disputas estamos nosotros, los ciudadanos comunes, que día a día parecemos más a gusto con un sistema que no funciona. No tenemos ningún problema en avalar que la política se haya convertido en votar cada dos y cuatro años, y que luego nuestros supuestos “representantes” legislen a nuestras espaldas sin ningún tipo de pudor o vergüenza. Tampoco nos ofendemos demasiado por el hecho de que la clase política argentina sea siempre la misma hace más de 30 años y que se encuentre totalmente podrida en sus raíces. La máxima preocupación es el bolsillo propio y luego una serie de lugares comunes que los políticos suelen repetir para ganar adeptos en época de elecciones. Nadie dice que esto sea algo malo ni que temas como la inseguridad y la inflación – así muy amplios, sin mayores especificaciones- no sean importantes ni reales (como exclaman los progres siempre, tratando de teorizar sin fundamento acerca de hechos que son desgarradores), pero es hora de que nos empecemos a preocupar por el fondo y no tanto por la figura. Como ya dejamos en claro, el kirchnerismo está asustado como nunca y ha perdido los estribos; todavía los puede recuperar, algo que no se descarta, pero en este momento realiza un muy peligroso juego contra las cuerdas. Recibe golpes sin parar de parte del Poder Judicial, que no da señales de siquiera pensar en una tregua ni parece demasiado cansado por el momento. Todo esto es cierto, pero nada garantiza que la fantasía de los sectores más reaccionarios del otro lado de la sociedad – la isla no kirchnerista- vaya a materializarse. Ayer eran Campagnoli y Lanata, hoy es Bonadío y mañana muy posiblemente sea otro: los nuevos trabajadores y honestos salvadores de la Patria, algo que dista mucho de ser verdad lamentablemente para quienes depositan sus esperanzas con sinceridad en ellos. No se trata de justificar a Cristina Kirchner y a su banda de ladrones, sino de exponer una de nuestras más grandes falencias como sociedad. En la eterna búsqueda de un caudillo que sea mejor que el que está en el poder ahora mismo, terminamos encerrados en un círculo vicioso, en una espiral interminable que nos viene consumiendo casi sin que nos demos cuenta.

Enardecidos gritamos “Booma Ye, Bonadío” y vemos con felicidad como el Juez golpea sin parar a un gobierno que suponemos extinto, y que hasta llegó a meterse en el patio de la casa de la familia Kirchner como nunca nadie se atrevió desde el comienzo de esta larga etapa en la que el Frente Para La Victoria ha dominado casi sin sobresaltos reales el escenario político de nuestro país. La oposición que hoy busca llegar a la Casa Rosada ha sido en su mayoría cómplice – en las formas más diversas y extrañas- de esta “Década (+2) Perdida” y no se muestra como una alternativa que realmente vaya a cambiar las bases de la maquinaria política-estatal. Más allá de que todos inunden los medios con lugares comunes – siendo Massa y Scioli los que lideran esta tendencia asquerosa- y con proclamas acerca de “lo que LAGENTE” quiere o piensa o pide, ninguno de ellos está capacitado no ya para terminar con el gran negociado mafioso que es el Estado Nacional sino para siquiera gobernar de una manera eficiente. Es por ello que nos parecemos al público de Zaire aquella noche, solo que esta vez nos ponemos del lado del que golpea sin cesar a un contrincante que parece terminado y que tiene muchas probabilidades de caer en la lona. El problema es que ya han pasado varios así, muchos nos han hecho creer que el kirchnerismo estaba terminado mientras sentían que sus golpes eran infalibles y mucho más importantes que los lanzados esporádicamente por el otro. Nunca se había despojado – y a conciencia- tanto del paraguas del poder CFK como ahora, nunca había expuesto todas sus debilidades, nunca había parecido tan cansada y vulnerable, tan dispuesta a dejarse caer para que la paliza – no en sentido literal, por favor- termine de una vez por todas. Pero esto es pura apariencia, es lo que denominamos una conjetura; y el problema de estas, es que son el terreno ideal para que los oportunistas de turno hagan cola con el mezquino objetivo de quedar bien a ojos del próximo inquilino de la Casa Rosada. Esto no quita que la investigación sea correcta y necesaria, pero sin dudas que recorta mucho sus posibilidades reales de causar daño.

Hubo una gran lección que George Foreman se llevó de esa emocionante y maravillosa pelea que lo tuvo a minutos de vencer a una leyenda viva como Alí: promediando la lucha, cuando lo tenía completamente acorralado y estaba con toda su energía, le lanzó su mejor y más poderoso golpe de toda la noche. La cara de Alí se estremeció al recibirlo y todo su cuerpo sintió el impacto de un tren de carga. De inmediato, el futuro ganador se recompuso y levantó la guardia. Acercó su boca al oído de su rival y le dijo ¿Eso es todo lo que tienes, George?