Archive | December, 2013

El apagón político

31 Dec

de vido kicillof capitanich

 

Ayer el diario oficialista Tiempo Argentino publicó – como suele hacer cada dos o tres meses hace varios años- un suplemento alabando la gestión del Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio De Vido. La particularidad es que la edición especial es un informe redactado directamente por gente del ministerio e incluye una nota central escrita por el mismo Ministro. No es raro que los medios del Grupo Veintitrés, del cual es Director el empresario Sergio Szpolski, acompañen sus ediciones diarias o semanales – caso Miradas al Sur- con estos pasquines bajo el título de “Espacio de Promoción”. La mayoría de estos se encargan de enaltecer por ejemplo la gestión de Alicia Kirchner en el Ministerio de Desarrollo Social. No es relevante decir que estos espacios son pagos, pues el dinero vertido por el gobierno en forma de propaganda oficial en el Grupo Veintitrés es mayor al posible costo de esta edición especial. Una vez superado este tema hay que decir que los datos vertidos en el suplemento en cuestión son tendenciosos y mentirosos. Lo que dicen básicamente es que el año fue muy bueno en materia de energía y lo justifican más que nada con la inversión millonaria de la compañía Chevron para la exploración y explotación del yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén. Dicho sea de paso, aclaremos que al día de la fecha el dinero que se anunció no ingresó a las arcas provinciales y nacionales en su totalidad y que el contrato firmado es muy benévolo para con la corporación trasnacional de Rockefeller que no perdería un centavo aún si todo saliese realmente mal y no pudiesen obtener ganancias significativas o acordes a su inversión tras su trabajo en suelo argentino. La frutilla del postre, la coronación de la burla a la inteligencia de los argentinos, es el elogio sobreactuado del Ministro hacia los subsidios que tanto Néstor como Cristina Kirchner se han empecinado en mantener – y sin revisar siquiera las tarifas en los sectores más pudientes de la sociedad- durante sus respectivas gestiones en estos ya casi 11 años. Es sabido que De Vido no está de acuerdo con la política de subsidios en el área de electricidad y que ve como lógico que los empresarios del sector pidan que las tarifas aumenten o que al menos se los compense por la pérdida que significa la tarifa congelada en los valores pesificados del año 2001 (esta nota de Francisco Olivera el sábado pasado en La Nación es más que ilustrativa: http://www.lanacion.com.ar/1651302-y-la-luz-no-vencio-a-las-tinieblas). Se sabe por boca del propio De Vido que cuando amagó con renunciar la respuesta fue que la única manera en la que el cajero histórico de los Kirchner se iba a ir del gobierno era “en el cajón”. Creo que una imagen más contundente que la que esa frase suscita es imposible de conseguir.

Desde el día uno – con el comienzo de la ola de calor y de las fallas en líneas sobrecargadas y muy viejas- el gobierno nacional mediante su Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich no ha hecho más que culpar a las empresas concesionarias por el desastre causado por los cortes de luz que en algunos barrios llegaron a ser – y son- de más de 15 días. Es verdad que Edenor, Edesur y Edelap tienen parte de la culpa por haber dejado en la oscuridad – y sin agua consecuentemente- a miles de ciudadanos en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Pero lo que no puede hacer el gobierno de Cristina Kirchner es desligarse de lo que le corresponde, que es el control del recorrido de los fondos millonarios que el Estado Nacional dispone para cada una de estas compañías. Estas – todas con Directores nacionales vinculados al PRO y al FPV en casi iguales cantidades – han fallado a la hora de proveer un servicio eficaz y en mantener – y renovar- las redes de electricidad que abastecen a todo Buenos Aires, pero el gobierno tampoco ha sido ni un gestor ni un controlador como mínimo racional y estricto. Es por todo esto que las palabras de Capitanich y de otros voceros del gobierno salieron sobrando durante estas dos semanas bien calientes. Ayer el ex Gobernador del Chaco dijo que los cortes no eran relevantes pues afectaban solo a un 3% como máximo de todos los usuarios de red eléctrica que son 5,6 millones solamente en la CABA. Sergio Berni se sumó al Jefe de Gabinete y dijo que “SOLO 19.000 porteños” no tienen luz, como si fuese una cifra sin ningún tipo de relevancia. Primero hay que marcar que ambos se olvidaron del GBA, donde las situaciones vividas son igual o mucho más graves – en especial en las zonas más vulnerables- y segundo hay que decir que se trató de nuevas provocaciones innecesarias. Hay muchas personas que hace más de 20 días no tienen luz de manera constante a las que esas palabras no hacen más que enojar y darles una sensación de desamparo absoluto. El famoso “Estado Presente” del que tanto hablaron los kirchneristas a lo largo de esta década, nunca apareció en momentos de crisis como este o como la tragedia de Cromagnon o como la matanza de Once hace ya casi dos años – y no vale decir que en la inundaciones de La Plata sí, porque el dinero aún no llegó a los damnificados-. Lo único que ha hecho el kirchnerismo ha sido lavarse las manos, amenazar con estatizar a las empresas – algo que, como veremos más adelante, no pueden hacer- y decir que en realidad los cortes de luz se dieron por el uso irresponsable del aire acondicionado – teoría avalada por el canal de noticias TN, ex opositor del gobierno-. En una de las frases más estúpidas e insólitas que escuché en mis casi 24 años de vida, Victor Hugo Morales llegó a decir que los ricos desestabilizaban al gobierno bajando la temperatura de los splits. La otra excusa que utilizaron seguido fue la del “récord de consumo diario/semanal” que justificaba que el servicio fuese una porquería lisa y llana. Por su parte los voceros de las empresas dijeron que las tarifas debían subirse si se quería que el servicio funcionase de manera óptima y le pasaron la pelota al gobierno cuando también es cierto que ellos recibieron demasiado dinero desde 2005 como para que las redes estén tan mal. De Cristina Kirchner ni siquiera pregunten, pues se recluyó en el sur argentino para vacacionar y nada se sabe de ella. Ni una palabra para los que están en la oscuridad hace casi un mes. Aunque, nobleza obliga, no es nada a lo que no estemos acostumbrados a esta altura del partido.

Los medios adornaron sus páginas con la foto del Secretario de Energía, Daniel Cameron jugando al golf en el Country Club Boca Ratón donde tiene una propiedad. La verdad es que mucho más no puede hacer y con esto no pretendo defender su gestión que ha sido paupérrima por el simple hecho de que nunca fue suya. De Vido ha manejado el sector energético y Cameron solo sigue en su puesto porque era un hombre de confianza y muy amigo del difunto Néstor Kirchner. En el año 2002, el hoy Secretario presentó un detallado informe en el que decía que tras un año de gestión los subsidios debían retirarse de manera progresiva. Advierte que de mantenerse el esquema subsidiario, el riesgo de desabastecimiento iba a ser muy alto a los 2 o 3 años. Sus palabras se tornaron realidad y son conocidos sus varios intentos de renuncia y sus peleas con De Vido. No es mucho lo que puede hacer en este momento y es por ello que creo que los dardos principales deben apuntar hacia mucho más arriba. La muy baja inversión de las empresas en las redes, el nulo control del gobierno y más del 70% del total de las tarifas congeladas en precios surreales conforman un combo explosivo. Hace varios años que la situación es esta, pero con la ola de calor todo explotó por los aires y quedó expuesto de manera categórica. El ánimo social es traicionero, pues es el factor que en algunos momentos esconde las falencias – como en 2011, donde el efecto consumo y la muerte de Néstor Kirchner taparon todo- y en otros las desnuda de una manera brutal. No debemos olvidar lo que sucedió en el año 2001, un nítido y peligrosamente cercano ejemplo de esta tendencia tan contradictoria.

Un poco más arriba dije que la amenaza de estatización era completamente estéril. Paso a explicar el por qué, más allá de que Cabandié hoy haya dicho – contradiciendo a De Vido- que había mucho margen para estatizar a las tres empresas en cuestión. Cuando se renegociaron los contratos en el año 2005, se contempló que las tarifas debían ser reorganizadas. Pero el gobierno dejó la tabla de valores sin modificar con los valores del año 2001 pero en pesos, como ya mencioné. El incumplimiento contractual es claro y es por ello que el kirchnerismo no ha avanzado en ese tema más que de manera retórica, que es como suele manejarse en todos los rubros a menos que los intereses sean demasiado tentadores (digamos la verdad, hoy no es negocio llevar al Estado a estas compañías).

Las pujas dentro del Gabinete nacional no hacen más que agregarle un toque grotesco a todo este asunto. Se ha dicho que Axel Kicillof está enfrentado con Julio De Vido, que hay bronca general contra el arquitecto por los cortes y que todos quieren ir por la cabeza de Daniel Cameron, algo que – por lo que conté más arriba- es bastante insensato e hipócrita. Habría que enseñarles a los políticos que si salen a desmentir todas estas situaciones diciendo que son todos amigos y que no hay rispideces, están confirmando que las peleas existen. En medio de estas luchas en el palacio, el descontento social crece día a día y muestra como la desconexión de nuestra clase política con la situación que se vive en las calles es total. Cristina Kirchner sigue sin aparecer y no se ha escuchado siquiera una mínima palabra de aliento para quienes la están pasando mal – y que integran ese colectivo que a ella le encanta llamar “TODOS LOS ARGENTINOS”-. Pero para que nos quedemos tranquilos y tengamos opciones, el Jefe de Gobierno Mauricio Macri también tuvo su papelón. En medio de sus vacaciones en Bariloche, y a 15 días de haber comenzado los cortes, regresó por dos horas para decretar la emergencia en la CABA y pedir por un equipo de trabajo conjunto con la Nación. Acto seguido se subió a un avión y volvió a la provincia para seguir con su descanso. La Vice-Jefa de Gobierno María Eugenia Vidal tuvo que salir a salvarle las papas y afirmó que en unas pocas horas iba a regresar. Claro, de seguro fue a buscar a su mujer Juliana Awada que no puede viajar en avión sin estar al lado de su marido. Las chicanas infantiles que se han dedicado el PRO y el FPV en todos estos días solo sirvieron para alimentar mi opinión de que estos políticos no sirven para nada y que se necesita un recambio real y urgente tanto de sistema como de personas.

Los subsidios debieron ser quitados de manera progresiva luego de la renovación de los contratos en el año 2005. Se los tenía que escalonar de acuerdo con el nivel de ingresos mensuales, algo que no parece demasiado difícil de llevar adelante. El gobierno nacional eligió el camino difícil, el de mantenerlos sin realizar la más mínima revisión. En el año 2012, tras la aplastante victoria en las presidenciales del año anterior, amagó con comenzar a quitarlos pero el asesinato de Once frenó la medida. No quisieron sufrir un daño político aún mayor, pero sin saberlo se ataron a padecerlo de una manera mucho más dura y solo un poco más adelante. Lo que se llama “estirar la agonía”. Los subsidios no son mala palabra: sirven para paliar situaciones de crisis y se los puede mantener aún después de superado el mal momento económico y social. Pero deben tener un control estatal estricto, estar sometidos a revisiones a medida que la economía mejora y no ser demasiados. Ya entrando en el año 2014, los subsidios cuadruplican la inversión real que hace el gobierno de CFK. Por cada peso invertido, hay 4 que se destinan a subsidios (lean este artículo de Diego Cabot en La Nación que lo explica muy bien: http://www.lanacion.com.ar/1651929-en-siete-anos-el-gasto-en-subsidios-cuadruplico-a-la-inversion-real). Esta máquina infernal e imparable quedó abierta frente a nuestros ojos cuando sucedió la tragedia de Once que se cobró 52 vidas. Hoy vuelve a abrirse ante nosotros pero en el área de energía que casualmente también depende de Julio De Vido. No en vano lo llaman “El Cajero”.

La realidad es la que marca el ritmo de la política por más que nuestra Presidenta se empecine en vivir en su mundo paralelo donde ella es la mandataria de los pobres y solo la odian los ricos golpistas que han visto como se ha hecho la justicia social en estos 11 años. Hoy quitar los subsidios es imposible pues el descontento tumbaría al gobierno en unos pocos días. Cuando se malacostumbra a base de parches a un pueblo para conseguir votos se debe tener en cuenta que algún día esas soluciones coyunturales van a fallar. Eso es lo que pasó con el tema de los subsidios en general y que se ha visto reflejado en estos 20 días desesperantes para miles de argentinos. No voy a decirles que el 2014 va a venir lleno de alegría ni que nos va a encontrar más unidos y solidarios ni voy a desearles que todos sus deseos se hagan realidad. No soy hipócrita como los periodistas del oficialismo que este fin de semana hicieron gala de su capacidad de atacar al ciudadano y luego desearle un muy feliz año nuevo. Lo que me queda para decirles es que pasen este fin de año de la mejor manera y con sus seres queridos. Y que estén listos para un año que va a ser muy complicado.

Traidores

20 Dec

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La definición de la palabra Traidor según la Real Academia Española es la siguiente: “Que comete traición”. Más preciso, imposible. Y ese es el mote que le corresponde a tres personas cuyas trayectorias en el campo de los Derechos Humanos fue digna de ejemplo hasta que el kirchnerismo llegó al poder en el año 2003. Estoy hablando de Hebe de Bonafini, de Estela de Carlotto y de León Gieco quienes durante más de 30 años compartieron espacios de lucha por el castigo a los militares y civiles responsables tanta muerte y dolor entre los años 1976 y 1982. Como ya se ha explicado en una innumerable cantidad de notas de opinión, el matrimonio Kirchner tuvo entre sus primeras estrategias tras aterrizar en el poder el cooptar a todos los movimientos sociales y de derechos humanos. Con un respaldo tan ancho – los piqueteros habían ganado la calle tras el período 2001-2002 y los organismos de DD.HH eran desde su aparición intocables y admirados por la mayoría de la sociedad- era muy difícil que su gobierno sufriese turbulencias mientras daba sus primeros pasos. El acto en el que Néstor Kirchner pidió perdón en nombre del Estado – ignorando lo hecho por Raúl Alfonsín en 1985, cuando todavía existía el poder de las Fuerzas Armadas y por ende el peligro de un nuevo golpe de estado- y ordenó descolgar el cuadro del ex-presidente de facto Jorge Rafaél Videla, fue el puntapié inicial de una relación más que fructífera entre el gobierno nacional, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y varios militantes históricos de los DD.HH. De a poco una lucha que sin dudas fue valiente y justa quedó a un lado, y se fue convirtiendo en una defensa cerrada y vertical de toda acción que realizase tanto Néstor como Cristina Kirchner desde el Poder Ejecutivo Nacional. Esta semana pasada, entre el burdo y excesivo festejo por los 30 años de democracia – slogan dudoso si los hay- mientras en Tucumán la represión policial y el caos reinaban tras los saqueos y el ascenso impulsado – para darle el control del Ejército- por el gobierno nacional del General Cesar Milani, el circulo se terminó de cerrar. Bonafini, Carlotto y Gieco dieron el último paso, ese que les faltaba para caer al vacío y pasar a la historia como verdaderos traidores.

 

Hebe Pastor de Bonafini nunca fue conocida por su prudencia ni por su sentido de la ubicación. Si por su titánica pelea contra la dictadura – y, vale decirlo, de algunos gobiernos que vinieron más tarde – para conocer el paradero de los miles de hijos desaparecidos tras haber sido capturados por los grupos comando de los militares y torturados posteriormente en los diversos centros clandestinos de represión desperdigados por todo el país. Y nadie puede decirle que no le puso el cuerpo a la lucha, pues la evidencia está sobre la mesa y disponible para quien quiera informarse al respecto. Hasta el año 2003 era un símbolo aún con sus cuestiones particulares y también era bastante inaccesible para el poder político que cuando no la enfrentaba intentaba ganarse su apoyo de cualquier manera posible, siempre fracasando rotundamente. Ella eligió no cobrar la indemnización por cada hijo desaparecido ofrecida por el Estado, con lo que subió algunos peldaños más arriba en la escala de la moral y la dignidad. Sin ponerme colorado voy a decir algo que está más que claro en estas líneas que acabo de escribir: a mi Hebe de Bonafini me parecía admirable. Sus exabruptos discursivos siempre los deje de lado, porque me parecían auténticos y parte de una personalidad rebelde e imposible de ser comprada por nadie. Para mi disgusto, esto no era verdad. Ya desde el primer gobierno kirchnerista, Hebe se convirtió en una asidua asistente en primera fila de todos los actos gubernamentales donde se le inflaba el ego cada vez que era posible. Ella, encantada, comenzó a defender sin cuartel las políticas gubernamentales más allá de a veces guardarse un lugar para alguna que otra crítica. El ya lejano escándalo de la Fundación Sueños Compartidos fue el comienzo de la caída de la otrora intocable Madre de Plaza de Mayo. El verdadero rostro de Bonafini quedó completamente expuesto por obra y gracia de ella misma y de un gobierno que ve al poder solamente mediante el dinero y la corrupción. Cuando la sociedad pudo enterarse del manejo criminal de fondos públicos en las construcciones llevadas adelante por la fundación presidida por Bonafini, el kirchnerismo cerró filas detrás de la acusada. Todos los dardos fueron dirigidos hacia su socio, el parricida Sergio Schocklender quien hasta hacía unas semanas era llamado “hijo” por la misma Hebe – era su protegido desde antes de salir de la cárcel- y para el gobierno era un interlocutor completamente válido (busquen su arenga al gobierno y a Néstor Kirchner junto a Guillermo Moreno en un acto en el Mercado Central antes de que estallase el escándalo) para realizar negocios inmobiliarios con el dinero del pueblo. Ella velozmente se presentó como querellante en la causa y no dejó de atacar a quien fue por más de 20 años su mano derecha. Varios profesores de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo y empleados de la Fundación Sueños Compartidos durante varios años le expresaron a Bonafini sus preocupaciones y contradicciones en torno al rol de quien llamaban “El Monje Negro”. La respuesta fue siempre la misma: “a Sergio no se lo toca, él es mi hijo”. Mientras los datos que probaban la malversación llevada adelante por la fundación y por el gobierno salían a la luz, los militantes oficialistas repetían sin cesar que “los pañuelos no se manchan” y denunciaban un complot de Clarín y la derecha para destruir la imagen impoluta de una luchadora digna y ejemplar. El problema era que los pañuelos ya estaban manchados y que los responsables de esto fueron y son, como ya dije, el gobierno nacional y la misma Bonafini. Su credibilidad quedó herida de muerte y desde aquí su defensa y obediencia hacia Cristina Kirchner pasaron a ser absolutas. Más allá de algún intervalo razonable, como lo fue su ataque contra Juan Pablo Schiavi y los funcionarios de Transporte – aunque desligó a CFK y al gobierno en general- tras la masacre de Once, sus apariciones públicas fueron lamentables llegando a superar sus viejos y patéticos juicios populares a periodistas opositores con unos mucho más patéticos actos frente a Tribunales amenazando con sacar a patadas a los jueces del palacio y también dar a conocer la vida privada de todos los jueces de la Corte Suprema (menos de Zaffaroni, que es el bueno, el de ellos) por su negativa a aprobar la Reforma Judicial presentada por el gobierno. Ya era difícil ignorar sus exabruptos aún para las personas que le tienen sincero afecto como el respetable y gran periodista Osvaldo Bayer que recibió un llamado de ella furiosa tras haber dicho en el programa oficialista 678 que era una vergüenza que todavía existiesen las villas miseria y que hasta que no se saque a la gente de allí no habría real progreso e igualdad. Cualquiera hubiese creído que Hebe estaría de acuerdo con estas declaraciones, pero al parecer no es así. Atacó a Bayer diciéndole que hablando así – con la verdad- dañaba al gobierno de Cristina y que los pobres están felices en las villas porque ellos son los que eligen vivir allí. Hasta tuvo el tupé de cuestionarlo por haberse exiliado tras el golpe de estado de 1976, tratando de sacarle validez a la también valiente labor de él y de decenas de exiliados que trabajaron para que el mundo se enterase de lo que sucedía en la Argentina. El monstruo se comió a la persona y todas las cualidades negativas de Bonafini – su poca cultura, su sectarismo, su imposibilidad de respetar al que piensa diferente entre tantas otras- quedaron en un primer plano demoliendo un edificio que hasta ese momento había sido construido gracias a una lucha valiente e inclaudicable por recuperar a sus hijos. Parecía que su auto destrucción se iba a detener aquí, pero llegaron el festejo por los 30 años del regreso del derecho a voto y el ascenso del General Milani que quedó al frente del Ejército más allá de las duras acusaciones que penden de parte del CELS y de las Madres de La Rioja sobre su persona respecto de su oscuro rol durante la dictadura militar de 1976 – y una también importante denuncia por enriquecimiento ilícito-. Bonafini reapareció tras un largo período de ausencia en los medios y cometió dos errores de extrema gravedad: apoyó a Milani con el argumento de que no se le había probado ningún delito y luego dijo que de los últimos 30 años los únicos que de verdad habían sido democráticos habían sido los 10 de Néstor y Cristina Kirchner. Asistió a la Plaza de Mayo y se sentó en primera fila, como de costumbre, y rió mientras en Tucumán la policía reprimía a ciudadanos comunes violando varios de sus derechos humanos básicos y luego de que una oleada de saqueos haya dejado un saldo de 12 muertos en todo el país hasta el momento. Una entrevista condescendiente a Milani en la revista “Ni Un Paso Atrás” que pertenece a las Madres de Plaza de Mayo (es decir, a Bonafini), donde este llegó a decir disparates como que pretende tener una cátedra en la universidad de las Madres y que los medios lo quieren ensuciar para dañar el gran gobierno de Cristina Kirchner – teoría con la que Hebe se mostró de acuerdo-, llevó a que dos de los profesores que fundaron la UPMPM renunciasen a sus cargos docentes dejando una carta en la que se expresaban duramente en contra de quien hasta hace unos años era uno de los máximos símbolos de la lucha por los derechos humanos. Ayer se anunció un proyecto de estatización (http://www.lanacion.com.ar/1648696-el-gobierno-propone-estatizar-la-universidad-popular-madres-de-plaza-de-mayo) de la UPMPM – digámoslo tranquilos: un establecimiento mediocre y lleno de lugares comunes que no merece la más mínima consideración- que de ser aprobado costaría 200 millones de pesos que saldrán del Presupuesto Nacional. Bonafini no parece entender que está terminada y que ha ensuciado por completo su lucha y la de las Madres que aún la acompañan. Hoy volvió a elogiar a Milani tras la ceremonia – con bendición de sables incluida- en la que CFK le entregó muy sonriente y efusiva su diploma con su nuevo rango (http://www.perfil.com/politica/Hebe-fan-de-Milani-Los-que-no-lo-quieren-vendieron-la-sangre-de-los-hijos-20131219-0027.html). Dijo que los que rechazan a este personaje siniestro son los que vendieron la sangre de sus hijos, que nadie investiga más que ella y que como no encontró nada que lo involucre en las torturas y desapariciones durante la dictadura está claro que todo es una operación mediática – debería pedirle información al CELS, que investigó en serio-. De paso le tiró un palazo a Horacio Verbitsky diciendo que se había equivocado al acusar a Bergoglio de haber colaborado con la dictadura y que por ende estaba cometiendo el mismo error. Más allá de que espero con muchas ganas al domingo para ver si el periodista tiene algo de dignidad todavía como para responderle, debo agregar que Hebe se debe haber olvidado que en 2007 – cuando su ahora adorado Papa Francisco era Arzobispo de Buenos Aires – ella lo acusó de ser cómplice de la dictadura y lo calificó de fascista metiéndolo en la misma bolsa que a Mauricio Macri (http://periodicotribuna.com.ar/14102-hebe-sobre-bergoglio-en-2007-es-fascismo-es-la-vuelta-de-la-dictadura.html#.UrPZy9LuLng). Hay tantas cosas de las que parece haberse olvidado esta mujer…

Estela de Carlotto es la Presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. Es una figura que nunca me inspiró ningún tipo de respeto personal – como si lo hacen las Abuelas como organización -, pues siempre fue un camaleón en lo relacionado con la política. No tuvo problemas en arreglar con Clarín en los 90′ cuando necesitaba publicidad así como tampoco tuvo complicaciones a la hora de entregar sus años de lucha a la secta de turno que nos gobierna. Carlotto se había adelantado a Bonafini con los elogios hacia Milani, pero sus palabras tuvieron una carga diferente. Se centró en la presunción de inocencia y dijo que no se podía decir nada acerca de una persona cuyos delitos no estuviesen probados por la justicia. Llegó a decir que el Nunca Más de La Rioja no tenía anotados solo a represores – algo así como “hay un Nunca Más solo: el nuestro”-, despreciando la palabra de las Madres de esa provincia que también han sufrido y luchado y que sin duda alguna saben bastante bien – y mucho más que ella- quien es Milani y cual fue su rol en esos años. Todo esto me causó mucha gracia, porque durante 3 años ella personalmente se encargó de atacar públicamente – en los medios o en actos organizados por el gobierno nacional- a Ernestina Herrera de Noble por el caso de la adopción de sus hijos Marcela y Felipe. La llamo apropiadora y genocida sin tener ninguna prueba sólida que respaldase sus acusaciones que sin lugar a dudas eran por encargo de un gobierno que recién comenzaba su guerra discursiva en contra de Clarín. Cuando el ADN dió negativo, ella no habló más del tema pero la humillación pública ya era un hecho. Carlotto no recibió dinero para convertirse en una fiel defensora del Frente Para La Victoria. Le bastó con estar en la primera fila, con recibir muchos premios y muchos halagos de parte del poder. Su último paso en falso sucedió hace una semana, cuando en un foro internacional de los derechos humanos dudó acerca de las 12 muertes ocurridas durante los saqueos de estas semanas. Pidió que se investigase este ataque contra Cristina Kirchner, que se averigüe quienes son realmente los muertos y dejó en claro que si esos ciudadanos murieron “por algo habrá sido” (http://www.clarin.com/politica/Carlotto-pidio-investigar-muertos-saqueos_0_1046295490.html). Creo que no es necesario que les recuerde en que época se repetían estos argumentos y acusaciones en contra de los desaparecidos desde lo más alto del poder. Pero tanto para Carlotto como para Cristina, que está muy cómoda hace tiempo en su mundo paralelo, los festejos no podían suspenderse porque eso hubiese sido una muestra de debilidad frente a los golpistas maléficos que acechan al gobierno. Como a Bonafini, a Estela no le importaron los derechos humanos que estaba siendo violentados en ese mismo momento aunque es verdad que a ninguna de las dos les importó la sistemática violación de estos en esta infame “Década Ganada” operada desde el Estado. Las Abuelas de Plaza de Mayo se han convertido en otra unidad básica que responde de manera vertical y sin chistar al poder político que ocupa la Casa Rosada. Estela de Carlotto siempre se diferenció de Hebe de Bonafini por su estilo más sobrio y conciliador a la hora de realizar declaraciones. Pero al final quedó comprobado que es mucho más lo que las une que lo que las separa…

El recorrido termina con uno de los pocos cantantes, sino el único, de los que son número fijo en todos los actos de gobierno y que todavía es un músico en real actividad y que, a diferencia de Victor Heredia, Fito Páez, Teresa Parodi y demás rellenos habituales, graba discos al menos razonables. Es sabido que el cantautor no era de los preferidos de la Junta Militar que gobernaba el país hace más de 40 años y que durante el golpe fue censurado. Tras el retorno de la democracia, dedicó gran parte de su tiempo a colaborar desde su lugar con el esclarecimiento de los crímenes cometidos por la dictadura. Allí forjó una gran relación, que se sostiene en el presente, con Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini. Al igual que ellas, se sintió atraído por un gobierno que levantaba algunas de sus viejas banderas y reclamos y que le ofrecía ser uno de los principales artistas del movimiento. Y así de repente, toda la lucha que había llevado adelante en los 80′ y -principalmente – en los 90′ fue a parar al tacho de basura. León Gieco escribió una canción muy hermosa que habla acerca de la memoria. Cada vez que la escucho, se me pone la piel de gallina. Pero en los festejos por los 30 años de la democracia, el cantante popular no pareció acordarse de lo que dice la letra que él mismo escribió. Nada dijo acerca de la presencia de Milani en el acto, ni de la de Moria Casan – gran aplaudidora de los militares y de Menem-, ni de la de Alicia Kirchner – funcionaria de la dictadura-…Pero ¿Qué más se podía esperar de alguien que nunca dijo una palabra acerca del rol del matrimonio Kirchner en los 70′? Un hombre que desde que cayó la dictadura se cansó de emitir juicios básicamente morales – y ciertos- en contra de los políticos corruptos que se enriquecían a costa del pueblo y a escribir canciones que reflejaban la injusticia social que aún hoy se vive en nuestro país, en estos diez años y monedas no tuvo nada que decir acerca de los millones de los Kirchner y la manera en que los consiguieron. Parece un chiste, pero lamentablemente no lo es. Tan solo es otra broma macabra que Carlos Ares logró sintetizar a la perfección en este artículo publicado en Perfíl la semana pasada: http://www.perfil.com/columnistas/Leon-gato-20131214-0033.html. La imagen perfecta de la traición fue escucharlo decir ante una Plaza de Mayo semi-vacía, sectaria, “nosotros festejamos de verdad, festejamos los derechos humanos” cuando ya se contaban doce muertos en el país y en ese mismo instante la policía reprimía ferozmente en Tucumán a todo el que se le cruzase en el camino. “Todo está guardado en la memoria…” reza la hermosa canción que Gieco nos regaló hace años. Y para su disgusto, es la pura verdad…

Demás está decir que el mote de traidora no le corresponde a la Presidenta de la Nación, Cristina Fernandez de Kirchner. Se preguntarán por qué ya que a sabiendas de que había varios argentinos muertos y de que estaban reprimiendo en Tucumán, decidió tener su fiesta y ser la única protagonista de un día que claramente la superaba – y por mucho-. Bailó sobre el escenario y se burló sutilmente de los que protestan en su contra. Rió sin parar con su coro de aplaudidores y reidores (Echarri, Del Boca, Duplaa, Gala, etc. tampoco nos olvidamos de ustedes) mientras familias de ARGENTINOS lloraban a sus muertos. Varias voces dentro del Gabinete sugirieron suspender la fiesta y no el acto protocolar, que es lo que hubiese correspondido. Pero nada torció la voluntad de CFK de ser nuevamente el centro de atención en su realidad virtual donde todo es ideal, ella es amada por el pueblo y un comando anti-patria la quiere derrocar por todos los beneficios que ella le dió a los más pobres. Cuando murió Hugo Chávez, la bandera nacional estuvo a media asta por tres días consecutivos. Ese martes, tal como sucedió tras las matanzas de Once y de Castelar, no hubo siquiera una mención para los muertos. Cristina Kirchner – así como sus funcionarios, no los dejemos afuera- no puede ser llamada “traidora” como si lo pueden Bonafini, Carlotto y Gieco, porque para serlo tiene que obligatóriamente haber traicionado sus luchas y convicciones del pasado. Y ella siempre fue tal cual es hoy. No es ni siquiera una traidora…