La gran olla nacional de la hipocresía

31 Dec

 

Jorge Sampaoli es un personaje público hace muchos años, con seguidores y detractores por igual debido a su trabajo. Además de ser un gran entrenador, siempre ha generado polémica entre muchos sectores de la población argentina debido a sus simpatías políticas y gustos musicales. Muchas personas debido a esto – a ser kirchnerista declarado, fanático de Callejeros y amigo de Patricio Fontanet– le han hecho la cruz desde sus años de éxito en la Universidad de Chile, intensificando ese odio hacia su persona cuando al comando del seleccionado chileno de fútbol nos ganó la Copa América 2015 en una angustiante final que se terminaría definiendo por penales en favor de La Roja.

Su posterior salida del cuadro nacional trasandino, envuelto en un escándalo de grandes magnitudes debido a filtraciones con muy mala intención de algunas cifras, llevó a que muchos de quienes lo idolatraban debido a su excelente labor tanto en las Eliminatorias como en el Mundial de Brasil 2014 y la mencionada primera conquista de América, lo terminasen insultando sin tener tampoco demasiada de por qué el argentino estaba dejando un lugar que siempre sintió y sentirá como una segunda casa.

El desembarco el año pasado en el Sevilla Fútbol Club de España no hizo más que ahondar la grieta entre quienes lo apoyan y quienes le tienen un odio sideral. Si bien su labor fue excelente, dejando al equipo clasificado de forma directa a la Champions League 2017/18, habiendo sido puntero por encima del Real Madrid, Barcelona y Atlético Madrid durante una ronda completa y haciendo jugar a los andaluces como nunca en su historia 8 – ni hablar del hecho de haber pasado a Octavos de Final de la Champions League después de años de eliminaciones en primera ronda-, sus leves coqueteos con una Selección Argentina que se encontraba en pleno estallido del paupérrimo ciclo de Edgardo Bauza (el mismo Sampaoli había sido la primera opción pero por compromiso con el Sevilla no aceptó) y su salida inmediata al finalizar la temporada hicieron que, de una manera inexplicable, se convierta en persona no grata para la mayoría de la afición que puebla el Ramón Sánchez-Pizjuán cada fin de semana.

El desembarco en la Selección Argentina significó para Jorge Sampaoli cumplir su máximo sueño. Ni hablar del hecho de poder dirigir a Lionel Messi y a una generación de jugadores que siempre admiró muchísimo y con los que anhelaba tener la oportunidad de disputar una copa del mundo. Para su alegría y la de todos los que amamos el fútbol, lo hará durante el Mundial de Rusia 2018, aunque el camino para llegar hasta esa posición de privilegio no estuvo exento de complicaciones y obstáculos tanto dentro como fuera del campo de juego.

Las críticas que recibió y recibirá por su estilo de juego audaz, frontal, ofensivo y vistoso nunca serán un problema, ya que está acostumbrado a trabajar de esta manera desde los inicios de su carrera. Y con respecto a eso hay que tener mucho cuidado, ya que el casildense tiene la sana costumbre de cerrar todas las bocas de un tirón, pues siempre logra con plena convicción instalar su idea de juego dentro de un plantel y hacerlo evolucionar de una manera notable en la táctico y lo técnico tanto individual como colectivamente.

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Pero lo que nos compete esta vez no es el hecho de que existan personas a las que no les guste que la Argentina juegue con línea de tres defensores, que plante a sus centrales en campo rival, que busque hacerse ancha con dos carrileros definidos, que intente asociar a Messi y a Di María por el centro del campo ni que tenga dilemas a la hora de definir, pues situaciones de gol crea a montones pero hasta el momento solamente Sergio Agüero ha mostrado un nivel altísimo jugando como centrodelantero a las órdenes del nacido en Casilda y otras cuestiones relacionadas con lo futbolístico. Nada de esto es lo relevante en estos momentos, ya que ha comenzado un pedido con orígen más que nada mediático y político para que Sampaoli renuncie como entrenador del seleccionado argentino a menos de seis meses de la cita mundialista.

¿Que llevó a esta especie burda de clamor (im)popular? En la madrugada del pasado domingo, Jorge Sampaoli se encontraba en su Casilda natal regresando al hotel donde se hospedaba luego de la fiesta de casamiento de su hija. El vehículo fue detenido por agentes de tránsito que al ver que había más de cinco personas adentro, le pidieron a tres que desciendan y se dirijan a pie o en otro auto al hotel. Esto despertó la ira de Sampaoli, que salió a toda velocidad y le gritó a uno de los policías: “Me hacés caminar dos cuadras, boludo. Cobrás cien pesos por mes, gil”, mientras era llevado por dos amigos con el objetivo de tranquilizarlo.

Este video fue filmado por personas que estaban en la fila para el control – hay que hablar en otro momento de la vocación hipócrita de vigilantes de la moral que poseemos como argentinos– y que fueron testigos privilegiados de un exabrupto condenable e inaceptable de Jorge Sampaoli. Antes de continuar, cabe aclarar que el entrenador de la Argentina parecía estar bajo efectos del alcohol, pero que no se encontraba al volante del auto, por lo que el control de alcoholemia no le correspondía a él sino a la mujer que manejaba. Al instante se conoció que el test dio negativo, por lo cual no existe ningún problema legal más allá del breve exabrupto verbal protagonizado por el entrenador argentino.

Al día siguiente, Jorge Sampaoli se disculpó mediante un comunicado que se publicó en la web oficial de la Asociación Argentina de Fútbol. En él se mostró dolido y autocrítico, sin dar ninguna excusa y condenando su comportamiento sin excepción alguna. También llamó al Secretario de Seguridad de Casilda, elogió la tarea que están realizando en el municipio y le ofreció sus sinceras disculpas, quedando el incidente atrás. Pero el debate ya estaba instalado y muchas personas al día de hoy siguen cuestionando la honestidad de las palabras del entrenador, algo que siempre va a depender del color político con el que esa persona esté pintada.

A la oleada de reclamos vía redes sociales se sumaron varios políticos que ocupan bancas en el Congreso de la Nación, un sinfín de periodistas con un admitido tinte anti-kirchnerista y muchos personajes (la mayoría de ellos de cuarta, para decirlo en criollo) que pueblan un muy empobrecido universo televisivo y radial mainstream y que – de manera causal, porque la casualidad es otra cosa- son siempre muy benévolos en sus opiniones con el actual gobierno de nuestro país.

Una enorme cantidad de papel y de minutos de aire fueron gastados en disparar contra un hombre arrepentido por un hecho sinceramente menor que tuvo una aclaración al instante. Porque eso no es suficiente para ellos, para los que quieren la renuncia de uno de los mejores entrenadores del mundo a su cargo en el seleccionado argentino solamente – repetimos- por sus simpatías políticas, gustos y amistades musicales, los tatuajes en sus brazos y las causas que ha decidido apoyar.

Un buen número de muy cuestionables personajes ha cometido errores mucho más nefastos y condenables que Sampaoli en este largo año, esto es algo muy fácil de comprobar. Pero su pertenencia política y sus contactos, les han permitido salvarse del fusilamiento mediático que en estos momentos es el equivalente de la vieja y querida condena social.

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No se trata de defender ciegamente a Jorge Sampaoli (es claro que se equivocó), sino de remarcar la hipocresía, el doble discurso que reina en nuestra sociedad. Uno que busca destruir a quien no piensa como uno y que enaltece al que ejecuta ese pensamiento, sin medir las consecuencias y hasta llegando a rozar la desubicación total. El casildense tendrá que ser juzgado por su labor al comando de la Argentina, un viaje que empezó hace pocos meses y que de momento logró su primer objetivo que era clasificar al Mundial de Rusia 2018.

Que con argumentos realmente vergonzosos se busque operar en su contra a tan pocos meses del inicio de la máxima competencia del fútbol, también habla del nulo conocimiento que poseen sus críticos respecto de todo lo que esté relacionado con el deporte más popular en el globo. Su relación con el plantel es excelente y con Lionel Messi – desde la salida de Pekerman que se pide a gritos en esos mismos medios críticos un técnico a la altura de La Pulga y ahora que lo tienen…– hay un ida y vuelta sensacional, además de un respeto mutuo que nunca se vio entre el astro y un entrenador desde su debut en la selección mayor en el año 2005 reemplazando a Lisandro López en un amistoso frente a Hungría. Messi considera a Sampaoli un entrenador de elite y digno del puesto que ocupa, opinión que no tenía de sus antecesores (tal vez Sabella fue el único que pudo cambiar un poco su parecer tras el mundial pasado), de quien desea aprender sus conceptos y estrategias, algo que es clave para entender el muy buen momento suyo cada vez que se pone la celeste y blanca.

Los legisladores oficialistas y sus respectivos satélites mediáticos que gastaron su valioso tiempo en atacar a Sampaoli, deberían volver a su verdadera labor y dejar de estafar a los argentinos que pagan su jugoso salario día a día. Es imperante que de una buena vez finalicen con este ataque de moralina y con su intento de colocarse en un lugar de cierta estatura moral que no poseen, porque el país los necesita para cuestiones mucho más urgentes de público conocimiento como las reformas que se han aprobado y las que están por pasarse en los próximos meses. Lamentablemente, el país no tiene en ellos (ni en mayoría de sus colegas opositores, hay que resaltar esto) profesionales probos y a la altura de las circunstancias, sino mercenarios que siempre corren detrás del poder de turno y que aprovechan toda oportunidad para mostrar su verdadero y único rostro.

Se dijo que Sampaoli con su actitud desencajada e irrespetuosa era el “reflejo de una sociedad” cuando en realidad, todo lo que generó el incidente fue en realidad el verdadero reflejo de lo que somos. Una gran olla a punto de hervor, llena hasta el tope de hipocresía, fanatismo ciego y oportunismo que es incapaz de admitir sus propias falencias y que lejos está de poder salir del pozo.

 

 

 

 

 

 

Aquella noche mágica en París

25 Jul

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El regreso de los Guns N’Roses con su formación original tomó por sorpresa hasta a los fanáticos más fieles de la banda. Si bien hemos pasado estos últimos 23 años siguiendo las andanzas de Axl Rose y de Slash con sus respectivos proyectos individuales – uno con el nombre de la banda cautivo, pero lejos de sus años de gloria, y el otro con Velvet Revolver y su presente solista de enorme calidad-, lo que todos los aficionados no solo de los Guns N’Roses sino de la música en general querían era que de una vez por todas estos dos viejos amigos, devenidos en peores enemigos, se juntasen a limar asperezas y saliesen al escenario una vez más.

Para quienes son más curiosos respecto de lo que sucede tras bambalinas, lo cierto es que el bajista Duff McKagan fue el hombre clave para ejecutar el milagro. Duff jamás perdió la amistad ni la conexión con ambos protagonistas, manteniendo su propia banda y al mismo tiempo colaborando cada vez más con sus compinches tanto en las presentaciones en vivo como en la sala de grabación.

El año 2016 los encontró en la misma habitación y las dos leyendas tomaron la decisión de revivir a los Guns N’Roses originales (incluyendo en los conciertos recientes al errante pero amado, Steven “Popcorn” Adler), comenzando el camino con un concierto secreto en el mítico Troubadour de Los Ángeles, California, que fue el escenario donde esta banda llena de furia y potencia mostró sus primeras armas entre los años 1985 y 1986. El resultado fue excelente, con invitados de lujo como Sebastian Bach, y un privilegiado público que no paró de cantar y de saltar en toda la noche.

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Los nervios, la emoción, la ansiedad, lograron que en los días posteriores Axl Rose se fracturase el quinto metatarsiano de su pie izquierdo, pero esto no impidió que la gira se anunciase y que Guns N’Roses diese sus primeros conciertos con sus dos grandes figuras juntas en el Festival Coachella. El gran trono móvil en el Rose se sentó durante cada noche fue cedido muy generosamente por Dave Grohl, otro ex enemigo con el que el cantante ha limado asperezas, dejando en claro que es un hombre nuevo. En ese sentido, la evidente mejoría del frontman de la banda en lo que refiere a los aspectos centrales de su vida privada ha sido muy positiva, pues en este mes y medio se lo ha visto mucho más atlético que en los últimos años, muy animado y con su sensacional voz – una que puede pasar por todos los tonos y rangos sin fallar una sola nota- recuperada por completo y lista para conquistar el mundo una vez más.

Los detractores surgieron al instante, hablando del dinero y de que el hambre de gloria ya no existía en una banda de millonarios aburridos. Hasta se burlaron cuando AC/DC anunció que, tras la repentina y dolorosa baja de Brian Johnson por un problema auditivo que requería una operación de urgencia, Axil Rose iba a ser el reemplazo en el tramo final de la gira. Rose se prestó con mucha generosidad, buscando ayudar a una banda de la que es muy amigo y a la que admira profundamente. A pesar de la indignación en algunos fanáticos, muy fogoneada y exagerada por los medios de comunicación, lo cierto es que el experimento lejos estuvo de fracasar: Rose entregó una performance increíble desde el primer hasta el último concierto, demostrando que todo lo dicho acerca suyo en el párrafo anterior es la pura verdad. Haciendo suyas por completo las canciones de la Era Bon Scott y respetando y homenajeando las de la Era Brian Johnson, Rose dejó más que conformes y enfervorizados a todos los fanáticos de AC/DC que asistieron a cada jornada y también a los grandes críticos, quienes por primera vez en muchos años se rindieron a sus pies.

La gira de AC/DC se desarrolló con absoluta velocidad y potencia, con un Axl Rose impactante que cada noche dejó el alma sobre el escenario, dándole a Angus Young y compañía todo lo que necesitaban para poder cerrar una nueva recorrida por el mundo sin fisuras tras haber recibido un gran golpe. La soltura y el altísimo nivel exhibidos por Rose en esos recitales dejó en claro que el hombre estaba sin lugar a dudas de vuelta y que esta segunda aventura con los Guns N’ Roses apenas si estaba comenzando.

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Con el Not In This Lifetime Tour ya iniciado, con el retorno de los estadios abarrotados y sin lugar durante cada noche y con los rumores de que la banda se encontraría en medio de grabaciones para sacar nuevo material, la emoción de los fanáticos ha llegado a niveles indescriptibles. La química entre Rose y Slash arriba del escenario es la misma que en sus años de oro, demostrando que a pesar de cualquier problema y de la distancia, la verdadera amistad – esas sociedades por las que vale la pena luchar- nunca muere.

Pero para entender la magnitud del regreso de los Guns N’Roses a los escenarios, en un paquete que como ya mencionamos incluirá un tour mundial que ha comenzado con un éxito tan sensacional como esperado y que los traerá nuevamente para Sudamérica luego de 23 años, hay que remontarse a los años en los que la banda era catalogada como “la más peligrosa del mundo”.

Sí, a ese momento de transición entre el rock más crudo y ruidoso de Appetite For Destruction – al día de hoy el álbum debut más vendido de la historia- y Lies, dos excelentes trabajos de donde salieron sus más grandes éxitos, hasta la complejidad musical del dueto Use Your Illusion I y II que los llevó a girar por el globo sin cesar con un éxito que dejó su nombre inscrito a fuego en las paredes de la historia del rock.
Sin dudas que el tiempo ha pasado, que los años llegan para todos, pero es imposible olvidar que aún en el pico de su carrera, cuando no tenían más nada que demostrar, los Guns N’Roses entregaban a cada noche simplemente el mejor de los espectáculos al que se podía asistir. Con una intensidad vocal, instrumental y física, una precisión notable que rozaba la perfección – aún en las noches con problemas de sonido irremediables debido a la acústica de los estadios o a algún desliz en cuanto al tono- y un actitud avasallante que se podía ver desde la vestimenta de sus integrantes, los Guns N’Roses marcaron una época y engendraron una generación entera de entusiastas dispuestos a hacer lo que fuere por el regreso de la famosa formación de los 90’.

Uno de los más grandes shows que dieron los Guns N’Roses fue el del 6 de Junio de 1992 en París. El Hipódromo de Vincennes fue testigo de una de las presentaciones más impresionantes de una banda ya consagrada, que durante más de dos horas deleitó a un muy numeroso público con una combinación perfecta entre grandes éxitos y las canciones de los nuevos álbumes, algunas versiones poderosas de varios clásicos, invitados de lujo, el contacto pleno con los fanáticos y un despliegue tan notable como imposible de igualar casi por cualquier banda de ayer y de hoy. No son pocos quienes sostienen que las mejores versiones en vivo de casi todas las 21 canciones que tocaron sucedieron en este mismo recital, algo con lo que es muy difícil estar en desacuerdo.

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El setlist fue muy parejo y logró hacer del recital una máquina en constante movimiento aún en los momentos de mayor calma. Tras un arrollador comienzo con It’s So Easy y Mr. Brownstone, se abrieron paso los covers de Live and Let Die de The Wings y de Attitude – con la voz cantante de Duff McKagan- perteneciente a los Misfits. Una ejecución impecable de Bad Obsession fue el paso siguiente, con todos los integrantes de la banda sincronizados a la perfección y comenzando a recorrer el escenario de punta a punta tal cual tenían acostumbrados a todos.

La entrada al escenario de Lenny Kravitz comenzó con el delirio total del público y el anuncio de Slash de que tocarían Always On The Run – tema que escribieron juntos cuando muy jóvenes- generó una locura mayor. Ver a estos dos también viejos amigos y compinches lanzarse acordes sin parar, a una velocidad sensacional, meneando sus caderas y agitando sus cabezas al ritmo de sus dos guitarras prendidas fuego – no a la Jimmy Hendrix, claro-, con el acompañamiento de Gilby Clarke y de Duff McKagan terminó por hacer volar todo por los aires y generar el clima ideal en el predio de Vincennes.

Con el público a punto caramelo, un fastidioso Axl Rose – no se llevaba muy bien con Kravitz, algo que también ha cambiado al día de hoy- regresó de los camarines con su primer cambio de atuendo y se despachó con una notable versión de Double Talkin’ Jive para luego bajar un poco la intensidad con la que tal vez sea la mejor versión en vivo que se haya realizado de Civil War. El mensaje de la canción llegó directo al corazón de quienes estaban allí, con toda la crudeza y el dolor en la voz de Rose, erigiéndose como el sonido de los que ya no pueden emitirlo debido a conflictos, intereses y guerras en las que no tienen nada que ver.

La siguiente canción fue Patience, previa introducción de Slash y Clarke que realizaron una fina versión de Wild Horses, y esa extraña mezcla entre amor y desamor que posee la canción inundó el estadio para finalizar con el estallido desgarrador salido de las cuerdas vocales llevadas al extremo por parte de Axl y del virtuosismo y la potencia de Slash en su máximo punto.

La faena continuó con la popular You Could Be Mine que hizo saltar sin cesar a toda la audiencia, para luego sentarla de un golpe al corazón con November Rain una de las grandes canciones acerca del amor perdido en el camino y de las posibilidades que siempre existen de recuperar todo – con el “Nothing lasts forever, even cold November Rain” como la estrofa de los dos significados mágicos-. La introducción con It’s Alright estuvo como siempre a cargo de la dupla Rose-Slash y los solos del guitarrista principal calaron muy hondo en el corazón para luego dar paso a la primera pausa larga del concierto.

A continuación, un buen solo de Matt Sorum, otro gigante de Slash y la muy pulida versión del hombre de la galera de Speak Softly Love, tema de El Padrino, sirvieron para preparar el tramo final del show. Sweet Child O’ Mine, combinada con Sail Away Sweet Sister, mostró al dúo principal en la misma sintonía que durante los primeros temas, con el legendario riff surcando por todo el hipódromo a pura velocidad y con una suavidad palpable.

Con un timing impecable, el grito furioso característico de Welcome To The Jungle llenó todo el estadio y enloqueció a los espectadores, botón de prueba de que tanto en el rock más crudo y básico como en el más complejo y experimental, los Guns N’Roses lograban siempre dar en la tecla como pocos. Una inolvidable versión de Knockin’ On Heaven’s Door, con un comienzo mágico en los dedos de Slash, la continuidad en sus impresionantes y muy limpios solos y un Axl Rose en modo chamán, haciendo bailar y mover sin parar por más de diez minutos a la gran masa – una que nunca dejó de gritar ante cada pedido del cantante, como pocas lo hicieron en todo el tour-, con sus particulares pedidos de “más reggae” y con la invalorable ayuda de las dos coristas en el centro de la escena, brillando como era su costumbre.

Para el primer encore, ya con la noche cayendo, Steven Tyler y Joe Perry se subieron al escenario para unirse a la banda en una versión notable de Mama Kin (canción de Aerosmith y la única en el setlist perteneciente a esa joyita titulada Lies) y con un cover de Train Kept A-Rollin’ de Tiny Bradshaw. Tras este shock directo, sin punto medio, los Guns N’Roses dejaron el cuerpo en el escenario para cantar Don’t Cry y desgarrar en mil pedazos los corazones de todos los presentes con otro mensaje ambiguo. Como en toda la noche, la voz de Axl brilló en todos los tonos, alcanzando la precisión pura, y la Les Paul de Slash fue un espectáculo en sí misma.

Con la retirada de todos los miembros de la banda, las luces con el nombre se encendieron y la multitud comenzó a corear sin cesar esperando el regreso de los músicos. Varios minutos de ansiedad precedieron a un retorno más que triunfal, que comenzó con un chiste entre Axl y Slash respecto a una remera lanzada desde la tribuna que decía “AXL FUCK ME”, para dar paso a los acordes de Mother y a la que sin lugar a dudas fue, es y será la mejor interpretación de Paradise City realizada por la banda. El estallido inicial llegó con la introducción por parte de Slash, seguido por la violencia de Sorum en la batería, el apoyo de unos notables Clarke y McKagan que no dejaron de bombardear a Slash a puro acorde y, finalmente, el silbatazo a cargo de Axl que desató el infierno.

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Quien haya visto a las actuales bandas de rock, se encontrará con un despliegue físico y vocal muy poco generoso en mayoría de casos, por lo que cobra mucha relevancia la descripción de lo sucedido en París. Durante casi diez minutos, los dos guitarristas, el bajista y el cantante tocaron la canción sin dejar de correr por las numerosas y largas pasarelas dispuestas en el escenario, sin jamás perder el aire ni el tempo ni la coordinación entre sí. El inicio del solo final a cargo de Slash fue el pie para la fiesta total, una que duró tres minutos y que mostró a un grupo de amigos arriba del escenario siendo los mejores de los profesionales y divirtiéndose como si fuese el último día de su existencia para cerrar con el tradicional GOOD-FUCKING-NIGHT y dejar a las huestes agotadas pero con la intención alguna de que una noche que había sido verdaderamente mágica nunca finalizase.

Make America Grande Again

15 May

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Más allá de las especulaciones acerca de una postulación de último momento por parte del Mitt Romney, quien sin dudas es el mejor maniquí que tiene guardado en el baúl del auto el Partido Republicano (GOP, por Grand Old Party, desde aquí en adelante), o de la conspiración que el Establishment republicano está tejiendo hace pocos días, hay pocas voces que no hayan confirmado lo imposible de imaginar hasta hace unos tres o cuatro meses. Sí, señoras y señores, luego de que Ted Cruz se retirase de la carrera presidencial, el único candidato que quedó de pie en la interna del GOP es…Donald John Trump. Un hombre que para muchos – por ahora la mayoría- de los norteamericanos es la peor de sus pesadillas, pero que para muchos otros, es el salvador de la nación que llega al rescate luego de la fiesta comunista de Barack Obama y sus amigos de Cuba.

No habrán sido pocos los que realizaron la conexión directa, solo diferenciada o por una cuestión de ego o por derechos de autor, entre el eslogan de campaña de Trump “Make America Great Again” con el “Let’s Make America Great Again” utilizado por la dupla Ronald Reagan-George H. W Bush en las elecciones presidenciales celebradas en 1980. Y claro que las coincidencias se terminan allí, porque más allá de la simpatía que siempre hubo entre el magnate y el ex Presidente de los Estados Unidos, lo cierto es que los contextos eran completamente diferentes, a pesar de los esfuerzos de Trump por generar cierta nostalgia respecto a una época en la que – salvo para los republicanos más fanáticos, es decir gran parte de ellos- las cosas no funcionaron demasiado bien salvo para el famoso 1% del que tanto se habla en estos años de desigualdad y miseria.

Muchas personas podrán decir que los años de la Cortina de Hierro y el reloj que contaba atrás hacia el holocausto nuclear tienen alguna relación con la supuesta amenaza nuclear que países – según el imaginario conservador norteamericano- como Irán y Corea del Norte representan en la actualidad, lo mismo para esa sombra llamada ISIS que se extiende sobre todo el mundo dejando un tendal de muertos hasta en las grandes capitales del mundo. Claro que todo esto posee mucha más relación con el mundo pos 9/11, pero la realidad es que a la hora de los discursos políticos en plena campaña no hay límites aunque sí muy poca creatividad por parte de quienes sirven de escribas a los candidatos.

Pero el hecho de que Trump se encuentre a un paso – difícil y largo, pero no imposible- de pasar como mínimo cuatro años viviendo en la Casa Blanca, poco tiene que ver con la asociación que muchos nostálgicos realizan respecto de su adorado Ronald Reagan. En cambio sí posee una relación muy poderosa con la línea descendente que el GOP viene recorriendo desde la aplastante victoria de Reagan-Bush en los 80′ – que significó el punto final para el Estado de Bienestar en América del Norte-, pasando por la consolidación y el punto más alto de la Era Neoliberal en manos de Bush Padre e implosionando por completo ya en el nuevo milenio cuando su hijo, George W. Bush “ganó” dos elecciones consecutivas para gobernar y destruir al país entre los períodos 2000/04 y 2004/08.

Hay que remontarse a esos años posteriores al atentado terrorista que derribó las Torres Gemelas para recordar como los republicanos y varios mal llamados centristas elogiaban a Bush por ser un hombre de Dios y por “parecer un tipo común, con el que sin dudas me tomaría una cerveza”. Pocos se detuvieron a pensar que lo que se necesita justamente para ser Presidente, y más si se trata de los Estados Unidos que es la máxima potencia mundial a nivel económico y político, es ser todo salvo un “tipo común” que ni siquiera puede sostener un libro al derecho mientras lee con un grupo de niños de preescolar en una visita.

Pero hubieron millones de ciudadanos de los Estados Unidos y cientos y cientos de electores confiaron en él, más allá de que en ambas elecciones necesitó de un trabajo muy fino para superar a sus dos mucho más preparados, experimentados en la arena política y aburridos rivales Al Gore y John Kerry. Si algo le sirvió a Bush para sostener una gran base de popularidad no fueron sus en gran parte erróneas y pro 1% medidas político/económicas, sino su lamentablemente famosa “Guerra contra el Terror (o Eje del Mal)” que se desató con su infame Doctrina Bush como puntapié. Hablamos de un paquete de medidas preparado y aprobado tras los atentados contra el World Trade Center que tuvieron apoyo absoluto de todo el arco política y la opinión pública mundial, cuyo eje fue la también desastrosa Patriot Act, que básicamente consistió en una carta blanca para expandir y mecanizar la tortura a nivel global y para espiar a todos los habitantes del país bajo la excusa paranoica pero entonces convincente de que cualquiera puede ser un terrorista pues “el enemigo está adentro”.

No sorprende entonces que luego del escándalo desatado hace unos años – entre tantos otros- por Edgar Snowden y Julian Assange con las masivas filtraciones de secretos de Estado, la ciudadanía poco a poco haya comenzado a mirar a la política tradicional con mucha desconfianza. Luego de la elección y reelección de Barack Obama, que terminará dos muy buenos períodos presidenciales con la frente en alto, el discurso de la esperanza que trajo en la campaña de 2008 mientras el país se derrumbaba bajo la fiesta ruidosa y pornográfica de Wall Street y sus cómplices en el establishment político y empresarial, ha mutado en otro mucho más pragmático y centrado en objetivos mucho más terrenales aunque diferentes según el lado del mostrador donde uno se encuentre.

Los demócratas y demás personas dentro del espectro denominado “Liberalismo” están siempre muy preocupados por la pobreza, por las guerras liberadas en el exterior con dinero que podría usarse para mejorar los servicios públicos, por el brutal y asesino racismo que lejos está de haberse extinguido, por la creciente xenofobia que lleva a imaginar paredes electrificadas en la frontera con México, por el aplastante avance de los fundamentalismos religiosos de todo tipo y especie tanto dentro como fuera del país, por una desigualdad tan grande que ha quebrado hasta a la clase media, por el discurso plagado de odio y división que ha invadido el universo político y por tantas otras cuestiones que llenan las páginas de todos los medios del globo.

Del lado republicano de la vida, la atención está centrada en las mismas cuestiones pero con una mirada radicalmente diferente. Desde la irrupción de Sarah Palin como candidata a Vicepresidente de John McCain y la posterior creación del Tea Party, el GOP comenzó a virar hacia el extremismo absoluto, quedando hasta los políticos más respetados y corridos hacia el centro imposibilitados para escapar de un discurso y un accionar tan brutal como desacertado desde todo punto de vista. La analogía del blanco y negro es correcta para analizar el pensamiento del norteamericano republicano promedio, que pertenece en gran parte a los Estados del Sur que siempre están teñidos de rojo durante cada elección. Todo lo mencionado un párrafo más arriba acerca de las preocupaciones e ideología de los demócratas y sectores de izquierda tiene su contraparte en este sector de la población que a cada mes aumenta de forma considerable.

De lo recientemente dicho, se deduce que hay muy pocos países – dentro de los llamados “desarrollados”- con una división social y política (la grieta le llaman por estos pagos) tan brutal como los Estados Unidos desde hace más de 30 años. Por ello hay que evitar mirar hacia el costado y no tener miedo a decir que tanto Ronald Reagan, como George W. Bush y Donald Trump son productos tan genuinos como diferentes de tres épocas de conflictividad social, malestares económicos y desigualdad muy alta, en la que la cuenta siempre la terminan pagando los que menos tienen aún en el caso de que hayan votado con entusiasmo y convicción – caso de la mayoría republicana de los sectores más pobres y atrasados del país- a quienes los han llevado a la ruina.

Para entender el apoyo de un sector tan importante de la población, hay que centrarse en lo cultural y en el llamado “sentido común” (entendido éste como una serie de prácticas, costumbres, reglas y comportamientos con los que el ser humano es instruido desde pequeño para que pueda reproducir el orden dominante de forma correcta)  que con mucho trabajo de una aceitada maquinaria mediática y política ha sido insertado en el ciudadano promedio de los Estados Unidos.

Hay una serie de frases que Donald Trump ha pronunciado en estos meses de campaña que expresan el imaginario del norteamericano promedio – sin importar su pertenencia político/ideológica- en cuestiones de relevancia como el racismo, la xenofobia, la violencia de género, la política de armas de fuego, el aborto legal, la política exterior y demás cuestiones que han estado en boca de todos como pocas veces en estos años. Vale la pena realizar un repaso de los grandes éxitos del gran candidato a llevarse la interna del GOP:

“La única carta que Hillary Clinton tiene es la de la mujer. No tiene nada más para ofrecer y, francamente, si Hillary fuese un hombre, no creo que sea capaz de conseguir ni el 5% del voto. Lo único que tiene en sus manos para ganar es la carta femenina y lo más lastimoso es que no le cae bien a las mujeres”.

“Miren esas manos ¿Son pequeñas? Marco Rubio se refirió a mis manos diciendo que: ‘Si son pequeñas, alguna otra cosa debe ser pequeña’. Yo les garantizo que no hay problemas en ese sentido. Se los garantizo”.

“Tengo tantos amigos fabulosos que casualmente son homosexuales, pero yo soy un tradicionalista”.

“La única diferencia entre los otros candidatos y yo es que soy mucho más honesto y que mis mujeres son mucho más hermosas”.

“Nuestro gran Presidente Afro-Americano no ha tenido exactamente un impacto positivo en los delincuentes que están tan feliz y abiertamente destruyendo Baltimore”.

“Cuando México manda a sus personas, no está enviando a lo mejor que tienen. No les están mandando personas como ustedes, están enviando personas con muchos problemas y que los traen con ellos. Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son unos violadores…Y asumo que algunos pocos son buenas personas”.

“Yo construiré un gran muro – y nadie construye muros mejor que yo, créanme- y además los construiré sin gastar mucho dinero. Voy a erigir un gran, gran muro en nuestra frontera sureña y haré que México pague por esa muralla”.

“26.000 violaciones sin reportar en el Ejército y solo 238 condenas con prisión efectiva ¿Que imaginaron esos genios cuando colocaron a los hombres y a las mujeres juntos allí?”.

“Las mujeres tienen una de las grandes farsas de toda la historia. Las más inteligentes actúan de manera muy femenina, pero por dentro son verdaderas asesinas. La persona que acuñó la expresión ‘el sexo más débil’ o fue muy inocente o estaba bromeando. He visto mujeres manipular hombres con apenas una mirada…O tal vez con otras partes de su cuerpo”.

“McCain no es un héroe de guerra. Se dice eso de él porque fue capturado. Yo prefiero a los que no han sido capturados” (Un golpe al mentón muy desubicado hacia alguien mucho más respetable e inteligente, con una historia terrible y real de fondo, como John McCain).

“Hasta que no seamos capaces de determinar y entender este problema y la peligrosa amenaza que significa, nuestro país no puede seguir siendo víctima de horribles ataques perpetrados por personas que solamente creen en la Jihad y que no tienen sentido común ni respeto por la vida humana” (Aclaración: esto dicho como preludio para prohibir el ingreso de TODOS los practicantes de la religión Musulmana a los Estados Unidos).

“No podemos seguir permitiendo que China viole a nuestro país”.

“Se podía ver que la sangre salía hasta de sus ojos, sangre saliendo de ella por todos lados. En mi opinión, claramente estaba en plena menstruación” (Aclaración: comentario completamente asqueroso y machista acerca de Megyn Kelly, periodista de Fox News, luego de que moderase un debate donde no salió para nada bien parado).

“Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su marido ¿Que le hace creer que podrá satisfacer a América?” (En fin…).

Si creen que hay personas que no podrían apoyar a semejante personaje – por decirlo suavemente-, están muy equivocados. Como ya se explicó, la base de Donald Trump tiene los integrantes más impensados, como por ejemplo el votante latino y republicano que de alguna forma se encuentra atraído por el discurso de este outsider de la política tradicional. El hartazgo respecto del juego político manejado por el llamado establishment ha encontrado su eco en este multimillonario que lo tiene todo desde hace mucho tiempo. Alcanza con recordar que para el momento de su primera aparición pública en 1980, hablando en televisión nacional de la inversión en el mercado inmobiliario – con la predicción acertada de que un boom llegaría en esa década- , Trump ya era un millonario que había alcanzado alturas impensadas para alguien de su edad.

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Más allá de que su discurso siempre ha estado centrado en su persona, pues no es más que una serie de afirmaciones acerca de cuanto mejor son él y su modo de vida respecto de todo lo demás, hay muchos ciudadanos norteamericanos convencidos de que este magnate habla con la verdad. Que comunica lo que todos realmente piensan, lo que el pueblo siente, todo ello por detrás del velo de mentiras que colocan los políticos delante de quienes los eligen cada cuatro años.

Algunas de  las afirmaciones más salientes son las siguientes:

“Sé como funcionan los negocios y sé que necesitan una mano más fuerte para que puedan mejorar. (A Trump) le gusta ganar se pone una meta y la cumple, él es así. Él va a solucionar lo que los políticos no pueden”.

“Cuando te habla te dice la verdad. Obama nos está destruyendo y Trump quiere que volvamos a ser grandes otra vez. Nosotros hoy no necesitamos un político: necesitamos un verdadero líder y ese es Trump”.

“Tenemos que volver a tener el reconocimiento de Europa y el mundo. Ya no nos respetan. (Es bueno) que Trump vaya a tener un equipo militar fuerte”.

“Es una persona próspera y ha traído mucho empleo a los Estados Unidos”.

“(A los políticos) es tiempo de cambiarlos. Hay que votar gente nueva, fresca, para empezar a mejorar”.

“No es que sea agresivo sino que es más directo que otras personas”.

“No me siento ofendida (respecto de sus afirmaciones machistas), dice las mismas cosas que muchos hombres. Pero yo leí varios libros (¿?) sobre Trump y allí cuentan que no es una mala persona, que es un gran jefe”.

Sus ya más de 1000 delegados y la ausencia de un rival en la interna del GOP han dejado a Donald Trump a un paso de ingresar en la lucha por la presidencia de los Estados Unidos de América. Con un discurso basado en el miedo, en los prejuicios y en la confrontación más cruda, ha logrado seducir a una importante cantidad de personas que han encontrado – como en otros casos históricos recientes y no tanto- un guante perfecto donde calzar su mano, sin importar sus orígenes, su nivel socioeconómico ni su ideología.

De nada sirve castigar a quienes creen genuinamente en Trump, como hizo la semana pasada el Ney York Times en un editorial muy duro donde llamaba a todo republicano con intenciones de votar al magnate “miope” e “ignorante”. Lo que se debe hacer es buscar las razones por las que una gran porción del electorado ha decidido inclinarse por un candidato que no tiene en su arsenal más que un discurso mediocre, cargado de prejuicios y muy encendido, y que al mismo tiempo no posee ningún conocimiento siquiera básico- lo dejó en claro el equipo del Washington Post, no justamente un medio pro Demócrata, que lo entrevistó hace unas semanas- acerca de los temas más relevantes tanto para la política interior como la exterior de su país.

Nada parece indicar que Hillary Clinton – quien seguramente ganará la interna del Partido Demócrata contra su digno y sorprendente competidor, Bernie Sanders- vaya a tener problemas en una hipotética elección general en caso de que este escenario se confirme. La mayoría de los sondeos colocan a la candidata de los azules con un 54% de los votos contra un 41% que cosecharía el hombre del pelo color mostaza y las frases tan resonantes como huecas. Para ser optimista, Trump necesitaría mejorar en estos meses un 10% su rendimiento electoral para vencer a Hillary y aún así la diferencia sería muy ajustada. Los números en la actualidad indican que los delegados a nivel nacional que obtendría Clinton serían 347 , mientras que los de Trump alcanzarían un inservible 191, siendo esta la base desde donde ambos partirían al comienzo de la campaña presidencial.

Si bien hay algunos políticos pertenecientes al establishment republicano como Chris Christie se han acoplado al Make America Great Again, lo cierto es que la mayoría del GOP no tiene ninguna simpatía para con su posible candidato. El sistema de electores – uno de los menos democráticos del mundo, dentro de un país que se hace llamar la gran democracia- lo ha beneficiado y no sería raro que finalmente la gran mayoría apueste a caballo ganador e intente finalizar con el sueño de Hillary Clinton de ser la primera mujer Presidente de los Estados Unidos.

La tarea será muy complicada y el millonario tendrá que trabajar con mucha humildad – que no es su gran fuerte- y mucha inteligencia para poder quedarse con el aparato republicano y ser un competidor como mínimo razonable para alguien que ya es parte del establishment político, que ha probado su capacidad – aún con errores- en cargos de gobierno y que parte con una ventaja más que considerable y cuasi definitiva. Tal vez el destino tenga una carta reservada para este candidato difícil de explicar y de entender, pero el primer paso para lograr cualquiera de estas dos cuestiones es el tener la capacidad de leer correctamente el contexto político, social y económico en el que ha surgido.

A pesar de que hemos afirmado que la conexión entre ambos fenómenos es inexistente, hay una relación entre las características de los sectores que apoyan a Trump y la irrupción de Ronald Reagan en la política en los 80′. Desde aquel entonces hasta el día de hoy, se ha creado e incrementado una base heterogénea de norteamericanos de clase media trabajadora que posee gran admiración – llegando al punto del embelesamiento- por estos millonarios a quienes en realidad les deberían estar echando la culpa por todos sus padecimientos. Sin ir más lejos, el 74% de los norteamericanos pertenecientes a este amplio espectro social sostuvo – en una encuesta realizada en el año 2014- que el sistema económico de los Estados Unidos era injusto porque favorecía exclusivamente a los ricos. Pero el ya mencionado hartazgo respecto de la política tradicional (si se lo piensa bien, Bernie Sanders es también un outsider), el incremento del costo de vida para la clase media, la imposibilidad para los más pobres de salir de su realidad, el creciente rol mediático en una sociedad completamente absorbida e influenciada por los grandes conglomerados de medios y un nivel de conflictividad social que nuevamente ha llegado al punto más alto de su ciclo, han creado un monstruo de gran tamaño que seguirá creciendo en las próximas semanas.

Puede ser el magnetismo que genera su retórica “populista” – la hay más hacia la derecha y más hacia la izquierda-, puede ser ese deseo irresistible para algunos de ser todo lo que él es, puede ser también la falsa noción de que como es rico no necesita ni va a robar un solo dólar – ni podrá ser comprado por los verdaderos corruptos, es decir por las corporaciones- o también puede ser el hecho de que su discurso en el que se presenta como un self-made man, apelando a los lugares comunes más insólitos del relato fundacional de Estados Unidos, haya revivido esa esperanza llamada “El sueño americano”; ese que consiste en amasar una enorme fortuna trabajando “pues no hay mejor lugar para ser exitoso y rico que en América”.

Todos estos elementos deben ser puestos sobre la mesa para entender el porqué de la popularidad de Donald Trump, algo que no puede ser puesto en duda ni por sus más duros críticos. Hasta sus serios fracasos profesionales, esos que no le dan un marco coherente a su pomposo discurso de éxito personal, no parecen ser demasiado relevantes para quienes lo han llevado en andas hasta la línea de largada entregándole elector tras elector a lo largo y ancho del país.

Salvo que haya alguna sorpresa en el camino durante estas semanas, Donald Trump y Hillary Clinton se enfrentarán por el privilegio de ser el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América. Todo listo entonces para una de las elecciones al mismo tiempo más interesantes y previsibles de las últimas décadas, donde todo es una incógnita excepto el resultado final.

 

 

 

 

La Montañita del Horror

6 May

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A pesar de que la violencia de género se ha instalado hace unos años como uno de los temas más importantes de la agenda pública y política de nuestro país, lo que no parece erradicarse es el nivel de machismo y de ignorancia en el grueso de una sociedad que en pleno Sigo XXI conserva rasgos patriarcales muy marcados y predominantes. Tampoco han habido cambios significativos que ayuden a solucionar este grave problema, más allá de las muestras de apoyo públicas en redes sociales por parte de algunos personajes de notoriedad pública en el momento en que se realizó la marcha bajo el lema #NiUnaMenos.

Más allá de lo mediático – y tal vez bizarro debido a la explotación de este por parte de sus protagonistas- del caso, uno de los ejemplos más recientes del gen machista que inunda a nuestra sociedad es el del cruce entre Federico Bal, su ex novia Bárbara Vélez y sus respectivas madres, Carmen Barbieri y Nazarena Velez debido a una supuesta agresión por parte de Bal hacia Vélez que hasta hace pocos días era su pareja. Es claro que todos conocemos el recorrido mediático de los tres personajes, pero no por ello quedan al margen de los problemas cotidianos que todos nosotros – a quienes las cámaras no nos siguen todo el tiempo- enfrentamos en lo cotidiano.

Más allá de las acusaciones que los protagonistas se lanzaron y del show que se generó alrededor de ellas, lo cierto es que hubieron una o varias discusiones entre ambos que derivaron en una reciente escena de violencia donde ella terminó con un moretón en uno de sus brazos y denunciando golpes y maltrato psicológico en la Comisaría de la Mujer ¿Por qué es relevante mencionar este caso, que es uno más dentro de los cientos que hay que lamentar a cada semana y que son mucho más graves y a la vez ignorados asquerosamente por los grandes medios argentinos? Debido a las reacciones frescas y sin filtro de ese espécimen particular que son los miembros de nuestra sociedad, esos que de forma anónima suelen volcar sus crudas – y básicas, salvo honrosas excepciones- opiniones en los foros de los diversos portales digitales de los medios más importantes del país, mordiendo siempre el anzuelo y dejándose ver tal cual son.

Antes de continuar, analicemos (con las correcciones pertinentes, pues el prejuicio existe y viene de la mano de la poca cultura) algunos de los comentarios, sin distinción de género, que se pueden encontrar en los sitios web de Clarín, La Nación e Infobae al respecto del caso mencionado:

  • Para mí Barbie debe ser histéricamente celosa! Y media loca como la madre! Todo bien! Pero le creo a Federico Bal de que la mina le saque el celular, lo persiga, rompa cosas onda en cualquier discusión.
  • Si eligió un mujeriego ahora que se joda.
  • Es evidente que las herencias son inevitables…. No puede salir de otra forma ésta chica que no sea como la de la loca de la madre.
  • (ESTE VA TEXTUAL, NO VALE LA PENA CAMBIARLO PORQUE PIERDE LA ESENCIA) ……..repudio la vilencia de genero a full.soy madre de mujeres……….pero vos sos una enferma como tu madre ella te hizo asi,.te teladro el cerebro con sus tragedias,con su hermana que trajo de sur para cuidarla la piba andaba en la noche asi termino,la tragedia del marido de la que vos te hiciste cargo……………yo veo que sos muy chica pra tanto,tratate estas enferna.
  • (OTRO TEXTUAL) Es loca como la madre y encima enloquese a los que se encuentrana su alrededor, no es de extrañar el final de Faián Rodríaguez, viviendo en semejante manicomio. Tantos dramas de la madre, se le filtraron o se los filtraron en el cerebro de ella y actúa como una spicópata.
  • Me parece que la violenta es ella. Escandalosa y kilombera como la madre.
  • Me suena a escándalo mediático solo para figurar. Para mí que se dio un mazazo para que le quede el moretón y asi tener para 3 o 4 semanas en todos los programas y medios.
  • Si les pegan… “por algo será”… las mujeres tendrian que ver en que están fallando y que hacen mal para que las muelan a palos. Muchas veces los golpes están bien justificados…. (LA JOYA DE LA FAMILIA)
  • La pibita tiene peor caracter que la madre, es archiconocido sus ataques de furia, que hasta la madre le tiene miedo. Tiene cara de angelito, pero Barbie es un ogro escondido.
  • Yo te creo Fede la verdad que la cara de la minita la vende, menos mal que el perro no entraba en la cacerola porque sino…..
  • Pareciera que en realidad no le pegó. La zamarreó para que detenga el ataque de nervios.
  • Otra caso en que la mujer se victimiza y se sale con la suya. Cagaste pibe.

Es claro que esta situación dista de ser la misma que la que se puede ver día a día en los barrios más humildes y carenciados y en hogares alejados de los focos mediáticos, como ya mencionamos unos párrafos más arriba. Pero lo importante para nuestro propósito hoy no son los protagonistas sino el denominador común que poseen los comentarios/opiniones de muchos hombres y mujeres de diversas edades acerca de estos episodios delictivos que involucran la violencia canalla, y en un porcentaje mayoritario asesina, de un hombre sobre una mujer.

Para que no surja la impresión de que los comentarios tienen esa tonalidad solamente en un caso perteneciente al mundo de la farándula nacional, se pueden considerar como un segundo ejemplo las vidas trágicamente perdidas de María José Coni y Marina Menegazzo, las dos argentinas que fueron brutalmente asesinadas en las playas de Montañita, situadas en la ciudad de Guayaquil, Ecuador mientras vacacionaban allí el pasado verano como mochileras. Luego de una búsqueda desesperada por parte de los forenses y de sus padres, que habían tenido contacto con ellas por última vez el pasado 22 de Febrero, sus cuerpos fueron encontrados en un río el 25 y 27 de ese mismo mes, ambos envueltos en plástico y atados con cinta de embalar.

No contentos con la gravedad y atrocidad del caso, en el que se acaba de confirmar que ambas adolescentes fueron drogadas con un sedante muy potente antes de su muerte, varios foristas volcaron sus opiniones en los medios que publicaron la noticia. Poco sorpresivamente, nos encontramos con cosas como éstas:

  • No sé qué es esa droga, pero raro, porque se podían ir, o no hubieran llegado a ninguna parte dormidas.
  • Difícil saber si fue voluntario  o no  eso me parece que no prueba nada.
  • ¿Y como se determinó que no hubo voluntad de ellas en la ingestión de la droga?
  • Ellas tomaron la decisión de ir a la joda y lo que pasó fue un caso aislado.
  • Van por la joda y la droga fácil y allí se toman RIESGOS. Vivimos en un mundo donde las chicas están debutando sexualmente a los 13 o 14 años, sean de la casta social que sean y asimismo el 80% de esos debuts son bajo efecto de alcohol o drogas.
  • Todos los humanos tienen ideas diferentes costumbres, hoy en día la gente piensa algunas que si le haces un favor vos también le tenes que hacer aunque sea de cualquier tipo.
  • Es tristísimo lo que les pasó a estas chicas y seguramente no merecían tener el final que tuvieron…lo cual no obsta para reconocer que eran dos calentonas en busca de joda por los lugares más sórdidos de Latinoamérica…
  • Pero nos guste o no nos guste, si caminas por una cornisa y te das el gran palo, no te podes quejar: te lo buscaste, hermano.
  • Fueron ahí buscando lo mismo que los otros faso, alcohol y sexo. Cuando te metés por propia voluntad en la jaula de los leones, después no podés culpar a nadie más que a vos mismo.
  • En el boliche pero hay que seguir investigando, porque vendían ensalada de frutas y hamburguesas, se dice que con la ensalada vendían otras cosas y se quisieron volar con la plata de los venezolanos.

La masiva y emocionante marcha que se realizó el 3 de Junio en todos los rincones del país bajo el grito de #NiUnaMenos, a la que muchos de nosotros asistimos de la mano de nuestras parejas, hijos, amigos de todas las edades, en pos de un presente y un futuro mejor, pareció indicar el camino a seguir tras décadas de oscuridad. Lamentablemente para la mayoría – pues varios asistieron a modo de pose para luego continuar con su machismo diario-, las estadísticas y el accionar político/judicial no fueron en ningún momento de la mano de una reacción notable y admirable de una importante porción de la sociedad argentina que se cansó de tanto sufrimiento e hipocresía.

Las estadísticas realizadas por la admirable ONG La Casa del Encuentro http://www.lacasadelencuentro.org/ dejan expuesta una realidad espeluznante: desde el año 2008 hasta el 2015, se han registrado 1.808 casos de muertes en casos de violencia de género. En ese mismo lapso se contabilizaron 2196 hijos e hijas que se quedaron sin su madre, víctimas colaterales de los femicidios, de las cuales 1403 son menores de edad lo cual hace la situación – si es que se puede- aún más desesperante.

Para entender estos números un poco mejor, alcanza con saber que solo en el año 2014, 277 mujeres y niñas fallecieron en esas circunstancias, vinculadas estas a otros 29 casos, esta vez de hombres y niños. En 2015, la cifra aumentó (algo que sucede desde 2008) a 286 crímenes que dejaron a 216 niños y niñas sin su madre, sumados a los 43 hombres y niños que fallecieron por haber quedado en la llamada “línea de fuego” de estas atrocidades.

Cuando leemos o escuchamos que cada 30 horas se produce la muerte de una mujer por violencia de género, es imposible el no consternarse, el no enfurecerse, el no sentir rabia, impotencia, terror. El solo imaginarse – y saber también, por sufrirlo al lado de ellas muchas veces, por ejemplo de la mano de nuestra pareja- lo que sienten todas las mujeres cada vez que caminan por la calle, cada vez que se suben al transporte público, cada vez que son acosadas salvajemente, tanto física como verbalmente, por hombres que en mayoría de casos son personas que llevan una vida normal en la apariencia – pero que se encuentra completamente trastocada en sus valores primordiales-, no hace más que aumentar la angustia y la intención de ser lo más útil posible en todo momento para poder evitar estas situaciones.

Tampoco es extraño que el 80% de las mujeres que denunciaron ser víctima de violencia de género en el año 2014 haya convivido con su abusador/agresor previamente y también posteriormente o que no hayan podido jamás escapar de ellos. Porque el problema es en gran medida cultural y no hay un Estado presente para poder ayudar a estas mujeres que deben sufrir a diario penurias que en mayoría de casos terminan de la peor manera imaginable. Como respaldo para esta afirmación, se debe agregar que dos de cada tres denunciantes expresaron que el acoso y los golpes aumentaron tras la separación, como por ejemplo en el caso reciente de Carina Drigani Bulla, fisioterapeuta cordobesa de 44 años que denunció a su ex pareja por violencia y que se encontraba desaparecida hace más de dos días, hasta que tristemente su cuerpo sin vida fue encontrado en un lago cerca de Villa Carlos Paz. Su muerte completa otra semana macabra en Córdoba, donde en menos de 24 horas sucedieron dos femicidios y para el final de los siete días se contabilizaron tres en total, siendo la séptima asesinada en lo que va del año 2016.

En el sitio web de La Casa del Encuentro se cita un párrafo de un estudio de la CEPAL del año 2009 (http://www.cepal.org/mujer/noticias/noticias/2/37892/Niunamas2009.pdf) que es bastante claro al respecto de esta ausencia estatal: “(…) para erradicar la violencia de género, es imprescindible que ésta se convierta en un objetivo central de las agendas públicas: primero, como una violación de los derechos humanos, segundo porque la violencia de género es un obstáculo para el desarrollo de los países y, por último, porque es un asunto clave para la democracia y la gobernabilidad democrática. En ese sentido, la eliminación de la violencia contra las mujeres se asienta sobre tres pilares: la protección jurídica, las políticas públicas y una cultura de respeto sin discriminación. En definitiva, la violencia contra las mujeres requiere del funcionamiento del Estado de derecho y de derechos (…).

¿Por qué sostenemos que hay inacción de parte de los tres poderes del Estado? La respuesta es simple: si uno bucea en las 2.725 consultas que se recibieron en la Comisión sobre Temáticas de Género hace un año y en todas las denuncias realizadas en ese mismo período, hay dos datos que son contundentes y que parecen haber sido ignorados por la justicia y las fuerzas de seguridad públicas de manera llamativa:

  • La mayoría de los denunciados era varón, pareja o ex pareja de las víctimas y en la mayoría de los casos las asistidas tenían hijos en común con su agresor.
  • Más de la mitad de los agresores tenía comportamiento violento fuera del hogar y 3 de cada 10 de ellos registraba antecedentes de ataques en relaciones anteriores.

Es evidente que el registro de antecedentes no funciona demasiado bien en nuestro Poder Judicial, más considerando la cantidad de víctimas de sus ex parejas o familiares que fueron atacadas luego de un breve período en prisión por parte de quienes les hicieron vivir el peor de los infiernos. Mientras existan en nuestra política personas como el actual Presidente de la Nación, que en su momento – en Mayo del 2014 para ser más precisos- llegó a decir que “a todas las mujeres les gustan que les digan un piropo (…) Aquellas que dicen que no, que se ofenden, no les creo nada (…) No puede haber nada más lindo (que un piropo), por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés, está todo bien”, va a ser muy complicado avanzar en leyes que protejan a las mujeres de un delito que se ha convertido en una epidemia similar a la peor de las pestes.

El libro presentado en el año 2013 por La Casa del Encuentro titulado “Por ellas…5 años de informes de femicidios” logra cumplir con una deuda de manera parcial, ya que la ausencia de estadísticas oficiales en un país donde los femicidios y casos de violencia doméstica crecen a diario, es una cuestión inaudita e indignante y no puede ser solucionada solamente con la lucha de una valiente institución. Lo mismo aplica a la trata de personas, un tema que es trabajado por la ONG y que tampoco tiene números oficiales – ni demasiada acción concreta en su contra- y que también es combatido por esta organización sin fines de lucro que ha logrado ponerle nombre y apellido, un rostro, a tanto dolor, a tanta pérdida.

Luego de exhibir los tristes datos del año pasado, y en consonancia con lo que ya hemos expuesto, la ONG reclamó por el “diseño, reglamentación y puesta en marcha de los artículos pendientes de la LEY Nº 26.485, Incluido el Plan Nacional de ‘Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales’ y estadísticas oficiales integrales y transversales de la temática”Además se escucharon otros reclamos como la “asignación de presupuesto acorde para poder implementar en su totalidad la LEY N º 26.485”, la inclusión “en las estadísticas de femicidios que publica la Corte Suprema de Justicia los femicidios en que el agresor se suicida” y el urgente “tratamiento del ante proyecto de Ley sobre “pérdida automática de la responsabilidad Parental del femicida condenado”.

Pero no se trata solamente de legislación el problema, sino también de emprender un trabajo activo de concientización en el que todos participemos abiertamente y despojándonos de todo tipo de prejuicio con el que hayamos convivido en nuestras vidas. Algunos tendrán más de estos, otros menos y algunos, lamentablemente, se encontrarán en las antípodas culturales y políticas de quienes planteamos que la igualdad de género es uno de los más grandes objetivos a alcanzar, pues está enlazado directamente con muchas otras cuestiones como la pobreza estructural, la trata de personas, el abuso infantil y el acoso laboral, entre otras atrocidades que suelen ser consideradas “normales” o hasta lógicas en muchas partes del mundo.

Si no estamos dispuestos a dar el primer paso juntos, a salir hacia adelante para proteger a todas las mujeres que se encuentran en peligro a cada segundo, víctimas de la violencia absoluta y del abandono por parte de un Estado que no parece querer hacerse cargo de las falencias de la sociedad que lo ha creado. Los anuncios y las declaraciones son bienvenidas, pero para detener esta locura de una vez por todas habrá que luchar juntos sin cuartel, hasta poder ver la luz al final del túnel.

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“Disculpe las molestias, nos están asesinando”

“Este cuerpo es mío. No se toca, no se viola, no se mata”

“No quiero sentirme valiente cuando salgo a la calle, quiero sentirme libre”

“Quien ama no mata, no humilla, ni maltrata”

“Vivas nos queremos”

“Si a todos los que dicen apoyar la marcha realmente les importase, no haría falta marchar”

“La violencia deja marcas, no verlas deja femicidios”

#NiUnaMenos

La sociedad y el debate presidencial: El espejo en el que nadie se quiere ver reflejado

12 Oct

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La semana pasada fuimos testigos de un hecho increíblemente inédito e histórico en la República Argentina. Cinco de los seis candidatos presidenciales se “sentaron” a debatir y el evento fue transmitido por televisión a todo el país. Hasta aquí no hay nada para criticar, pues es muy sano que todos los políticos – sin importar sus banderas e ideas- puedan confluir en un mismo lugar y debatir sus propuestas frente a gran parte de la población que los elige cada dos y cuatro años. Si esto fuese todo, no habría mucho más para escribir, pero lo cierto es que este evento titulado “Argentina Debate” (promocionado hasta el hartazgo por radio, televisión y redes sociales) y llevado a cabo en la hermosa y gigante Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, no fue más que una reunión edulcorada en la que hubo muy poca discusión real, excesiva cordialidad – sobre todo entre los que armaron tándems, como Mauricio Macri y Sergio Massa- y una exposición bastante aburrida de las dos o tres propuestas que cada partido para en teoría solucionar y/o enfrentar los problemas de los tiempos que corren ¿Hubo algo más en esta noche de “debate”? No desesperen, porque tampoco faltaron los moderadores de bajo nivel y con ansias absurdas de protagonismo – ¿Que más se podía esperar, si fueron Novaresio, Bonelli y Barili quienes bastonearon el evento?- y un público variado que aplaudió todas las veces que el famoso hombre de los carteles lo pidió.

El formato fue el que solemos ver hace muchos años en la política norteamericana, con atriles, varios ejes concretos y tiempo para exponer las propuestas. Claro que también se permitió una interacción entre los participantes, pudiéndose preguntar cosas durante el debate. Este es sin dudas el punto más interesante, pues es donde todos tienen la posibilidad de incomodar al contrincante haciendo hincapié en las cuestiones negativas tanto de su gestión – si es que la hubo- o de su plataforma partidaria. Más allá de que es molesta la constante necesidad de imitar modelos foráneos para casi todo lo que se hace en materia de medios – y de venderlo como una genialidad propia-, lo cierto es que la discusión, la confrontación sana, brilló por su ausencia. Primó este clima de época absurdo en el que según un grupo ilustrado de opinólogos anti-kirchneristas, no está bien discutir con pasión sino que hay que buscar para que nos gobierne una tecnocrácia tan vacía como los números de una calculadora. Idea que por lo demás es hipócrita, ya que la traducción es: “Que se vayan los que están, que vengan los de derecha que a mi me gustan”. Se expusieron con cierta prolijidad las propuestas, se fue un poco más allá de las frases que habitualmente lanzan en sus actos partidarios y ante los medios de comunicación, pero no demasiado como para entusiasmarse. Como bien escribieron en la primera página de la edición de La Nación del día posterior: “Debate: las propuestas le ganaron a la disputa”. Algo que evidentemente no desagrada a los dueños y periodistas de ese diario, pero ese es otro tema. Nunca tan acertado un titular de La Nación en estos 12 años de gobiernos kirchneristas y oposiciones completamente inútiles y/o cómplices.

Tal vez para muchos la imagen más fuerte del “Argentina Debate” haya sido el atril vacío reservado para el gran ausente, Daniel Scioli – con la reminiscencia a la silla vacía de Menem y Angeloz o al bizarro discurso de Clint Eastwood en la Convención Republicana de 2012-, pero para quien les escribe lo peor fue que todos, con la excepción de Nicolás Del Caño del Frente de Izquierda, se dedicaron a repetir los lugares comunes de siempre y a fingir un debate que nunca llegó a concretarse. Bueno, digamos que en ningún momento estuvo siquiera cerca de un grado negativo siquiera en lo que refiere a la temperatura. Tal vez hayan tenido que ver las muchas, demasiadas, imposiciones de los participantes a los organizadores del debate. Unas que licuaron su esencia y convirtieron al Aula Magna en un lugar muy cómodo y amigable para los 5 protagonistas. Es decir, todo lo contrario a lo que debería ser y si no me creen tómense el tiempo de mirar cualquier debate reciente entre pre-candidatos y candidatos en Estados Unidos, donde se puede ver todo menos amabilidad y simpatías entre quienes deben ganar los votos de los que están observando en vivo del otro lado del televisor. “Argentina Debate” fue un tedio, un bodrio liso y llano, seguido por millones de televidentes (picos de diez puntos contra dos rivales de peso como Independiente-River y PPT de Jorge Lanata) con mucho entusiasmo a pesar de todo y que podría tener una réplica – cuando no- en el canal de noticias TN dentro de algunos días.

Y esto nos lleva al próximo punto, que es el ninguneo de Daniel Scioli al debate. Una actitud que pareció razonable en los momentos posteriores al meeting para defender su ausencia, pero que continuó durante toda la semana. Macri y Massa, que no confrontaron salvo en un pequeño tramo y que se tiraron centros cada vez que pudieron, tuvieron la viveza de criticarlo duramente antes, durante y después del evento por haber pegado el faltazo (inolvidable minuto de silencio de Massa en repudio, de lo más cómico en esta década). De por sí, el que los organizadores hayan dejado el atril vacío a sabiendas mucho tiempo antes de que el candidato por el Frente Para La Victoria no asistiría, fue un mensaje político muy claro en un ámbito que – como siempre, como Macri, como Massa- se disfrazo de apolítico para la ocasión. Pero retomando el hilo, fue sorpresivo que Scioli haya atacado con tanta fiereza a esta jornada de composición y exposición de tema. Ese mismo día organizó un festival pedorro de música con Insaurralde y su mujer en el Luna Park y luego se fue a esa quinta bizarra llamada La Ñata para ver la transmisión en directo. Se filtraron las bromas que hicieron con sus invitados, siendo el comentario más gráfico el “debaten por el segundo puesto” que el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires lanzó jocoso ante la risa aduladora de todos los presentes. Sabemos que Scioli ha dejado atrás esa máscara de hombre de consenso – que nunca fue más que eso: una cobertura para ganar votos- desde que supo que estaba a poco de obtener la bendición de Cristina para su candidatura presidencial. Pero tampoco le queda demasiado cómodo el traje de ultra-kirchnerista, uno muy forzado en él ya que no es más que un clásico Barón del Conurbano Bonaerense. Un dirigente más del Partido Justicialista que está de acuerdo con esa expresión del Papa acerca de “los zurdos” y que la utiliza como lema de vida. Alcanza con recordar sus propuestas en todos estos años, como por ejemplo no debatir el aborto, bajar la edad de imputabilidad, inundar las calles de la provincia con policías – sin descabezar ni limpiar a la nefasta Policía Bonaerense, el origen de todos los males-, ir contra el narcotráfico con el Ejército y Gendarmería al estilo Felipe Calderón o su versión criolla el “Sargento” Massa y demás cuestiones que lo alejan mucho del kirchnerismo “duro”. Hoy por hoy, en La Cámpora hay una aceptación a regañadientes y una división interna (De Pedro-Larroque) creada por la decisión de CFK de bajar a Florencio Randazzo de la pelea, pero ni la misma Presidenta está dispuesta a darle poder real a quien considera una amenaza para su proyecto de regreso en 2019. Las críticas por ahora son todas por lo bajo debido al razonable número a nivel nacional – no en la PBA, que fue un desastre a expensas de Aníbal Fernández- que el motonauta alcanzó en las PASO y consolidó en los meses posteriores. Pero ni el kirchnerismo está cómodo con él ni viceversa; nunca lo estuvieron ni lo van a estar, por ello hay que remarcar la importancia en el tablero de Carlos Zaninni como Vice-Presidente en desmedro del Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, el elegido inicialmente por Scioli para acompañarlo en la boleta.

Pero nada de esto importa demasiado, ya que el caudal de votos de Scioli, Macri, Massa, Stolbizer y Del Caño – dejemos afuera, por favor al nefasto Rodríguez Sáa- no ha cambiado en esta semana ni tampoco lo va a hacer drásticamente en lo que resta de la carrera hacia Octubre. Los candidatos del Cambiemos y del UNA desafiaron a Scioli a un nuevo debate previo a la elección o a otro “antes de la segunda vuelta”, logrando que los ataques del kirchnerismo contra esta modalidad desconocida para ellos se intensifiquen. Más allá de que varias cuestiones no estuvieron bien planificadas en “Argentina Debate”, fue un grosero error de parte de Aníbal Fernández llamarlo “un show mediático” o “una paparruchada”. Lo mismo aplica para los que también desde el Frente Para La Victoria, apenas unas horas después de terminado el debate, dictaron como si fuesen reyes del país que “Ya terminó el tema, no es algo que le interese a LAGENTE” y que no se puede “poner a debatir al primero con uno como Del Caño que sacó el 1,5% de los votos”. Julio Argentino Roca, Alberdi y todos los elitistas conservadores que supo tener el país, felices desde donde estén con esta frase del muy inculto y medio pelo Senador provincial Alberto de Fazio.

Por su parte, Scioli repitió el latiguillo clásico de su jefa y de su difunto jefe: “el debate nuestro es con LAGENTE (frase menemista como pocas)”, pero lo único que hizo fue incitar a una respuesta que no deja muy bien parado a su partido. El Frente Para La Victoria viene martillando hace 12 años con la idea de que ellos hablan cara a cara con el pueblo, sin intermediarios mediático-corporativos con intereses contrapuestos al bienestar popular, ese que ellos resguardan con mucho amor y sacrificio. Dejemos a un costado la eterna discusión entre sordos respecto de las conferencias de prensa y dirijamos la atención hacia lo concreto: en los discursos partidarios, cadenas nacionales (casi lo mismo en este caso) y demás actos del gobierno nacional y sus repetidoras en los municipios y provincias de todo el país, lo único que hay es un monólogo. Cuando alguien habla frente a un auditorio – tampoco nos metamos en si el público es espontáneo o un grupo de personas a sueldo- y este solo escucha, estamos ante un solo canal de comunicación con una sola dirección. Emisor-Receptor, esquema básico para cualquier tipo de contacto con otro ser humano. No hay una respuesta de LAGENTE, sino una reacción positiva o negativa ante las palabras de, por ejemplo, Cristina Kirchner. La única verdad es la realidad: tuvimos en el máximo poder político por 12 años consecutivos a un partido político que cree que un monólogo es un diálogo, porque después de su palabra no hay más que decir. Y que conste que su estadía en el poder vino acompañada del beneplácito de más del 50% de nuestra tan contradictoria y complicada sociedad.

Tal vez para Massa y Macri el debate no haya tenido relevancia en lo que refiere a los votos, pero para Scioli era una oportunidad – relativa, pero chance al fin- de conseguir el apoyo de algunos de los famosos “independientes”, que en su mayoría siguieron la transmisión de “Argentina Debate”. Cuando su porcentaje a dos semanas y monedas de la elección oscila entre un 38% y un 40% – todo dependiendo del cristal encuestador por el que se mire- es muy importante conseguir esa mínima diferencia sobre el segundo que lo coloque ante la posibilidad real de evitar un Ballotage. Tal vez dentro de poco tiempo lamente por un largo rato el haber dejado pasar este tren, el haber confiado en esa idea falsa de que el PJ es la mayoría nacional y que su imagen está blindada (en limpio: ya no se puede hacer la victima de CFK, pues es claro que es su principal socio). En tiempos donde la política en sí misma es un show televisivo, con candidatos sin ideología ni escrúpulos, incapaces de ir más allá de la frase hecha o las dos o tres cosas que les guionaron – piensen que Scioli no puede hilvanar dos ideas seguidas-, podría haber salido bien parado demostrando que más allá de la negativa de CFK, él fue a exponerse sin miedos ni tapujos.

Pero esto requeriría que el bonaerense tenga dos cosas de las que siempre careció: cintura política y capacidad de leer a la sociedad. Hace bastante tiempo que se nota que el momento le ha llegado tarde, que tiene un discurso muy viejo, preparado (y hasta ahí nomás) para el año 2003 y no el 2015. Atrasa en todos sus conceptos, es en exceso conservador y no ofrece ningún tipo de salida y/o garantía ante los problemas que aquejan a quienes traccionan la calle a diario. No nos vayamos ya a lo macro, a la gran pintura económica, porque será desperdiciar caracteres en un tema sobre el que hay material de sobra hasta debajo de la cama. Lo que si se puede hacer es contar como termina todo: no hay luz al final del túnel, no hay soluciones mágicas que puedan resumirse en un spot de un minuto y medio. Como se puede apreciar, es imposible esperar demasiado de una persona que envía a Estados Unidos a un aliado con una directiva y un discurso determinados y que luego, cuando el gobierno sale a criticarlo con la fuerza de un tsunami, no tiene siquiera el decoro ni la hombría de ponerse a su lado y apoyarlo.

Ese “señor” llamado Daniel Scioli, ese mamarracho caminante, está a un paso de ser Presidente de la Nación más allá de que haya muchas personas empecinadas en negarlo. El cobarde que no puede plantarse y defender lo que piensa; el que está convencido de que un diálogo solo incluye a una persona hablando y a otra/s escuchando y asintiendo; el que no puede transmitir nada cada vez que ensaya discursos tratando de imitar el estilo de Cristina Kirchner; el que cuando una inundación azotó a una La Plata con muy pocas obras y mucho dinero sucio en el bolsillo de los funcionarios gubernamentales se puso a jugar al fútbol y escondió decenas de fallecidos; el que fingió por 12 años ser la víctima de sus jefes políticos siendo su principal aliado; el que se va de viaje de placer – y con todos los lujos, pavoneándose por la nave central de Ezeiza- en medio de una catástrofe generada por la carencia de obras en la provincia que gobierna y se enoja con los medios y argentinos porque se informó que huyó como rata por tirante; el que tiene una quinta gigante y de lujo (convertida en un mar de grasa, empezando por las estatuas y siguiendo por su presencia) construida con el dinero que le robó al pueblo; el que trabajó codo a codo con la Policía Bonaerense para sostener la criminalidad, la impunidad y el tráfico de drogas; ese tan criticado por el kirchnerismo y ahora tan elogiado por gran parte de este…Y tantas otras cosas más que, a contramano de todo lo que se podría imaginar, le han asegurado un caudal sorprendente de votos. Uno que va más allá de esa base del aproximadamente 15% que trae el PJ como viento de cola propio sin importar el postulante.

Al parecer, los argentinos somos bastante más peronistas y kirchneristas de lo que nos gustaría admitir. Cada uno sabrá a quien vota y porqué lo hace, sin importar que cada político y su séquito de operadores y fanáticos traten vendernos espejitos de colores y pociones misteriosas. Antes de hablar, antes de cuestionar el voto de quien está enfrente o al lado, tendríamos que comenzar por casa. Un espejo por acá.

Debates y Combates: Percepciones y realidades de cara a Octubre

29 Sep

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A menos de un mes de las elecciones presidenciales de Octubre, el panorama no ha cambiado demasiado desde las PASO celebradas en Agosto. Daniel Scioli se mantiene en primer lugar con un porcentaje cercano al 40%, Mauricio Macri reviste el segundo lugar en los sondeos con un 30% y Sergio Massa es el último con chances reales con un 20% de intención de voto. Ninguno ha hecho demasiado por modificar si situación, cada uno de ellos por razones muy diferentes: el oficialismo está confiado en poder acordar con Massa y sumar algunos votos más con los famosos “indecisos” – que en nuestro país suelen definir cada elección-, desde el Cambiemos se espera que el pacto UNA-FPV no se concrete y que el deseo mayoritario de cambio lo depositen en el Ballotage y Massa sabe que puede forzar cualquier escenario acorde a lo que más le convenga políticamente.

Desde muchos medios de comunicación, sin importar su color político, se ha comenzado a agitar la posibilidad de que el Frente Para La Victoria consiga un triunfo en primera vuelta. Para ello hay dos posibilidades: que la fórmula Scioli-Zaninni supere el 45% de los votos o que consigan quedar por encima del segundo por el 10% o más. De seguir esto así, el partido de gobierno podría estar ante las puertas de un cuarto mandato consecutivo. Algo que para muchos resultaría intolerable y que no se correspondería con la muy mala situación socioeconómica que está viviendo nuestro país. Los cañones apuntan a Sergio Massa y De La Sota, que parecen ser los que poseen tanto la llave para que el Ingeniero llegue al Ballotage y tenga una chance más para vencer a Scioli, como el poder de terminar con la carrera política del hombre de los globos amarillos.

La pasada semana, el debate se centró en la – valga la redundancia- ausencia anticipada de Daniel Scioli en los debates presidenciales que se realizarán en unas semanas. Luego de darle varias vueltas al asunto, el candidato del oficialismo hizo lo que todos esperábamos: dijo que jamás había prometido su asistencia y que se bajaba para “hacerle un favor” a Macri y evitar que siga perdiendo votos. Una ironía innecesaria y sin sentido alguno, ya que él tampoco muestra cifras ascendentes en lo que refiere a los votos. El Gobernador agregó, imitando el estilo de Néstor y Cristina, que le va a “seguir hablando a LAGENTE como todos los días” y dió por terminada la discusión. Como siempre, las críticas llovieron sobre el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires pero este se mantiene confiado y supone que los ataques irán disminuyendo a medida que pasen los días. Scioli es un político bastante flojo en lo que refiere a habilidades de gestión y más aún en el área del carisma, pero su gran virtud – si es que puede ser llamada así- reside en nunca llegar a la confrontación frontal. Así es como ha construido una falsa imagen de víctima frente a los ataques de Cristina y Néstor Kirchner en estos 12 en los que ha sido ni más ni menos que el socio principal del matrimonio presidencial. No son pocos los que ven a Scioli como “un felpudo” o un “sobreviviente” y suponen que de ganar podría obtener un margen más grande de autonomía y así realizar todas las cosas que los maléficos Kirchner no lo han dejado hacer en todo este tiempo. Es decir, Scioli no ha sido un actor marginal en estos 12 años de kirchnerismo puro sino uno de los motores del Frente Para La Victoria. Quienes sostienen lo contrario, entran en una falacia absoluta que habla de una sociedad narcotizada e individualizada, arrastrada de las narices por los diversos medios – que cada día son más operadores políticos y menos informadores de la realidad-, que no puede pensar como un conjunto y que es incapaz de realizar un análisis básico de la labor del ex Ministro de Carlos Menem en todos estos años como Vice-Presidente y Gobernador de la provincia más relevante – en términos políticos y electorales- de la Argentina.

Pero volvamos al tema del debate, porque también son muchos los que sostienen con absoluta certeza que: “Cristina no lo deja ir a debatir a Scioli”. Tres de ellos son, por ejemplo, Macri, Massa y Stolbizer. Todos repitiendo un discurso que a su contrincante le cabe como anillo al dedo. Lo que estas personas deducen es que, como el kirchnerismo ha sido reacio a debatir en todos estos años, dando un mínimo de entrevistas – y la mayoría de ellas con medios y periodistas obsecuentes- y hablando solamente vía las insoportables Cadenas Nacionales o con funcionarios de segunda línea recorriendo programas de tinte oficial o directamente partidarios (blandiendo el lema “el candidato es el proyecto, lo que hicimos son nuestras propuestas y nuestro discurso”), es imposible que le permitan a Daniel Scioli asistir a un debate televisado con los otros candidatos. La teoría de que se piensan de sangre azul, como una raza superior de políticos que no debe entrar en contacto con sus inferiores rivales.

Pero como en todo lo que sucede en nuestro país, alrededor de este tema se enfrentan dos extremos. El primero es el que acabo de describir y dentro de él se encuentra un sub-tipo bastante extraño – y por ende minoritario- de personas que pueden leer lo que realmente sucede. Cualquiera que haya escuchado a Scioli en alguna de sus varias entrevistas en diversos programas periodísticos – en su defensa, ha ido a todos- se puede dar cuenta que no son demasiadas las luces que este posee. Le cuesta mucho hilvanar dos o tres ideas, no transmite absolutamente nada ni siquiera cuando se pone en modo vehemente y es incapaz de salirse de un guión que no siempre logra recordar. Tal vez no sea el dedo mágico de CFK lo que le impida a Scioli asistir a los, en teoría, dos debates que se realizarán en estos días sino la auto-conciencia (el famoso self awareness) de que ese pequeño tour puede hacerlo resignar muchos de los votos que por ahora tiene cautivos. El bonaerense ha sido siempre el mismo, lo que sorpresivamente cambia con el correr de los días, meses y años es la percepción que la opinión pública y la población tienen de él. Y esta es una jugada que siempre le ha sido favorable, por lo que es prácticamente imposible que en este momento decida sorprender y jugar una carta diferente. Más aún si consideramos que se encuentra en las puertas de un objetivo por el que “trabajó” durante 12 largos años. Habrá que ver si él entiende que esta coyuntura no es la misma que la de 2003, que no se trata de llegar al poder en medio de un incendio total y de luego de dos años de consenso social sacarse de encima a su mentor político. Primero porque CFK lejos está de ser eso – no lo quiere en el poder, pero lo coloca allí porque es mejor eso a salir eyectados de la Casa Rosada- y segundo porque el país no se encuentra ni remotamente cercano a como estaba a nivel político, social y económico en aquella salida de la crisis de 2001. Si no, que le pregunte a Estela de Carlotto que es lo que piensa acerca de su candidatura y de las posibilidades de construcción independiente de poder que poseería en caso de obtener una victoria.

Los números tienen algo especial: son fríos y, por lo general, no admiten dobles lecturas. Ya está definido que Mauricio Macri es el único que puede forzar un Ballotage, más allá de que a veces parezca que se conforma con colocar al Cambiemos en el lugar de primera fuerza opositora. Las conversaciones con Massa iniciaron apenas terminaron las PASO y tuvieron su punto más alto durante el escándalo en Tucumán. De a poco, todo se fue apagando tras la habilitación para que Manzur asuma como Gobernador, y se hicieron evidentes los acercamientos entre el tigrense y el gobierno nacional. Con un 20% de los votos y mucho poder en la Provincia de Buenos Aires, todo estará en sus manos: dependiendo de para que lado tercie, tendremos o no una segunda vuelta electoral en este 2015 agitado. Lo que comenzó la ruptura discursiva entre dos espacios que se estaban entendiendo, fueron las diversas acusaciones hacia Fernando Niembro por su rol en la empresa La Usina. Si bien el patético comentarista deportivo renunció a su candidatura como Diputado Nacional – iba camino a ser electo con un porcentaje muy grande- lo hizo con un discurso negador y acusando al kirchnerismo de operar políticamente en contra de Macri. Sin dudas que fue oportunista el momento para realizar la denuncia, pero lo cierto es que los hechos están allí y que la tan mentada Justicia ha imputado a Niembro por las maniobras entre su empresa y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Como era de esperarse, el kirchnerismo salió a rasgarse las vestiduras y tanto Massa como Stolbizer aprovecharon para cortar con la dulzura – recordar la foto de los tres pidiendo por la elección tucumana, rara avis en nuestra política- y salir con los tapones de punta contra el Ingeniero y su ex-candidato. Para ser honestos, desde el PRO no hicieron demasiado por evitar esto: salieron a defender lo indefendible, a sabiendas de que si el Poder Judicial llega a escarbar un poco más en la mugre, hasta Macri podría terminar muy ensuciado. Su manera de negar las acusaciones contra Niembro y el escudo mediático-político que le colocaron alrededor – hasta la renuncia que descomprimió un poco la situación- fue demasiado similar a los que el FPV supo disponer frente a funcionarios acusados como Amado Boudou, Julio De Vido, Ricardo Jaime y hasta los mismos Néstor y Cristina Kirchner. Todos vieron las similitudes, salvo los fanáticos del partido amarillo y su líder, que adscribieron a lo que Pinedo publicó en varias redes sociales: “La renuncia de una persona de bien”. Como si una renuncia te hiciese inocente, como si verdaderamente el Cambiemos fuese una revolución renovadora dispuesta a cambiar nuestro sistema político y económico.

Que haya muchos ciudadanos – dejando de lado a los que apoyan fervientemente a Macri- que estén a favor de un cambio de figuritas, no significa que quieran un cambio real. Y los tres candidatos parecen tener esto bastante en claro, pues lo único que han hecho hasta el momento es enunciar lugares comunes y hablar cada semana acerca de lo que los medios deciden que es importante. En estos días, el tema instalado fue el del “Dólar Blue” llegando a los 16$ y la directiva a las empresas de cotizar sus bonos a dólar oficial (9,50) y no al precio del paralelo (14). Esto dió pie a que todos apareciesen con sus gurúes económicos a contarnos que cuando ellos asuman la presidencia el tema del Blue se la va solucionar de una vez por todas ¿Como lo van a hacer? Todavía no tenemos mucha idea, pero es lo de menos, porque lo que necesitan para capturar votos y atención es repetir algunas palabras clave con las que nos bombardean todo el día y el trabajo está hecho. Tal vez sea una ingenuidad de parte de quien les escribe, pero algún día encontraremos un político dispuesto a hablar de la pobreza en serio. No que solamente critique al gobierno por esconder los índices y mediciones – que realizó, pero que no publicó porque las cifras son escandalosas- sino que explique como lograría erradicarla casi por completo. Que responda si va a tener el coraje y la capacidad necesarias para distribuir más equitativamente la riqueza, sin permitir que nadie se lleve más de lo que le corresponde. Pero esto implica ir contra varios de los actores sociales más poderosos y también contra una gran porción de la población – en su mayoría anti-kirchnerista- que habla de la pobreza y se indigna por lo que algunos programas de televisión muestran, pero que si llegan a tener a un indigente y/o pobre cerca lo discriminan y salen corriendo. Siempre es más fácil ver los problemas desde la comodidad de la propia casa, de esa que millones no tienen y con la que ya ni siquiera sueñan. Quejarse organizando fugaces marchas llamadas “no partidarias” pero que terminan siendo mitines de los partidos políticos opositores, pero que a muchos les permiten mostrar sus carteles y gritar un poco contra “la yegua”.

La analogía que mejor nos sienta como sociedad es la de nuestra Presidenta ensayando por Cadena Nacional unas lágrimas por Aylan Kurdi el día que fue encontrado muerto en la playa, al mismo tiempo que en su propio país moría por abandono del Estado un joven argentino en el Chaco. Hecho que fue ignorado por CFK mientras acusaba a “los del Norte” (una brújula, por favor) de dejar “morir niños en la playa” y afirmar que aquí eso nunca sucedió ni sucederá. El centro en lo que digan y expongan los medios y la hipocresía, los dos ejes sobre los que parecemos movernos constantemente.

En medio de todo esto, falta menos de un mes para unas elecciones que han posicionado con chances a 3 candidatos en extremo similares. El que mejor se ha movido en este tramo definitorio ha sido Sergio Massa, que revitalizado tras una performance mucho mejor de lo imaginado en las PASO, logró crecer en el Conurbano Bonaerense y pasar a ser el solicitado por todos sus colegas una vez más. Una especie de regreso a 2013, pero con la certeza de que su rol será únicamente subordinado a la victoria de Scioli o Macri, más allá de que la semana pasada se haya mostrado optimista para alcanzar los 30 puntos en este mes. Tres candidatos flojos que tocan de oído solamente – sin profundidad alguna- los temas que están instalados socialmente por los medios, muchos intereses concretos que se mueven detrás y de la mano de cada uno de ellos (lean los diarios, miren como Clarín juega para Scioli aún más que Página 12, por ejemplo) y en el medio una población que no parece estar dispuesta a cambiar demasiado. Siempre decimos que nuestros políticos son un producto de nuestra sociedad, no llegan desde un plato volador ni mucho menos. Lamentablemente para nosotros, en este caso no son el reflejo de nuestras virtudes sino de todos nuestros vicios, de todo lo que está mal y que es predominante en la Argentina. Algo de lo que deberíamos avergonzarnos profundamente, antes que consumirnos una vez más en el eterno dialogo de sordos que tanto mal nos ha hecho. Volviendo al ejemplo de CFK y Aylan Kurdi: primero mirar como estamos por casa antes que hacer hincapié en los problemas del otro. Un consejo que le vendría muy bien tanto a los kirchneristas como a los anti-kirchneristas rabiosos. No se trata de que el otro sea más o menos ladrón que yo, sino de que está mal robar, algo que quedó al desnudo con el caso Niembro. Demasiadas similitudes entre dos sectores que se consideran opuestos entre sí.

Percepciones y certezas de cara a unas semanas que prometen ser intensas con el inicio oficial de la campaña previa el día de mañana. Por el momento, como sociedad elegimos quedarnos con las percepciones y armar nuestro propio cuadro acorde a como mejor se acomode a nuestros deseos y realidades. Los que elijan el camino de las certezas, sin dudas que estarán un poco mejor encaminados a la hora de entender una compleja situación política, económica y social que lejos estará de mejorar en el corto plazo sea quien sea el ganador de esta nueva venta de productos electorales.

PASO 2015: Ninguna sorpresa, resta llegar a Octubre

11 Aug

 

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Daniel Scioli se subió el pasado domingo al escenario dentro bunker electoral del Frente Para La Victoria y lo primero que dijo que fue había logrado sacarle casi 12 puntos de ventaja a Mauricio Macri y varios tantos más a Sergio Massa. Cualquier desprevenido diría que esto es cierto, pues es de estos tres candidatos de los que se viene hablando hace más de seis meses. Lamentablemente para Scioli – y esto él lo tiene demasiado en claro- esos números que enunció no tienen ningún correlato con la realidad. Tanto Massa como Macri compitieron en internas partidarias, algo que el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires no hizo merced del plumazo con el que fue borrado Florencio Randazzo hace varias semanas.

Esta vez, las encuestas no anduvieron tan torcidas como para la elección y segunda vuelta en la Ciudad de Buenos Aires. Esto no significa que hayan acertado algún pleno, pero las cifras no fueron ni tan descabelladas ni tan militantes vaya uno a saber porqué. Los dos resultados que importaban eran la disputa presidencial y la de la Provincia de Buenos Aires. La primera estaba bastante clara, solo restaba ver si los pronósticos se cumplían y si había lugar para alguna improbable sorpresa; pero la segunda era una incógnita en todos los niveles. La pelea entre los dos candidatos oficialistas, Aníbal Fernández y Julián Domínguez, había superado con creces la típica impostación para simular un conflicto y se había trasladado hacia arenas movedizas tras la denuncia contra el Jefe de Gabinete que se llevó adelante en el programa de Jorge Lanata. Todos los kirchneristas apuntaron hacia el conductor y Héctor Magnetto, pero la realidad nunca suele ser amiga de los blancos y negros sino más bien de los grises: al poco tiempo de ensayar una tibia “defensa” respecto de su competidor, Domínguez apareció casi por causalidad – sí, no lo escribí mal- en Showmatch para bailar unos pasos de chacarera. La orden de Cristina Kirchner fue clara: bajarle el tono a la pelea y encolumnarse atrás de Fernández, pues la olla que el condenado como autor intelectual y material del Triple Crimen de 2008, Martín Lanatta, había destapado no involucraba solamente al hombre del bigote largo y la lengua filosa. Hasta allí, pocos imaginaban que una interna en teoría definida de antemano pudiese llegar a ser lo reñida que terminaría siendo. Quien les escribe piensa que esta lectura era completamente errónea y que demostraba una clara falta de entendimiento respecto de como funcionan tanto el Partido Justicialista como la P.B.A, algo sobre lo que volveremos en un instante.

En el segmento presidencial de la jornada, Daniel Scioli y Carlos Zannini obtuvieron el 38,4% de los votos. Pocos se animaron a estimar esta cifra, pero los sondeos indicaban una oscilación entre 35 y 38 puntos que finalmente se terminó haciendo realidad. El Cambiemos obtuvo la segunda plaza con la sumatoria del 30,1% entre sus tres postulantes, siendo Mauricio Macri el claro vencedor con el 24,3% contra tan solo el 3,5% de Sanz y el 2,3% de Carrió. Por más que los dos perdedores hayan buscado esconderlo, sus candidaturas eran meramente testimoniales, una forma de impulsar a quien tiene verdaderamente los votos en el armado opositor no peronista. Un poco más abajo, con el 20,6% llegó el UNA de Sergio Massa y De La Sota, siendo el ganador el tigrense por un margen bastante generoso. El cuadro lo completaron Stolbizer con un pobre 3,5%, el Frente de Izquierda con un sólido 3,3% – y una victoria de Nicolás Del Caño sobre el histórico Altamira, cambiando la guardia de la izquierda trabajadora- y el siempre presente Rodríguez Saá con su 2,1% que le alcanzó para superar el corte. Los demás quedaron inhabilitados para participar en la elección general de Octubre, algo que como los demás resultados, también era previsible.

En la Provincia de Buenos Aires, el escenario es radicalmente opuesto al que acabamos de describir, pues la interna del Frente Para La Victoria le hizo un flaco favor al gobierno nacional y ayudó a impulsar a la sorpresa de la jornada: María Eugenia Vidal. La candidata del PRO fue con lista única y obtuvo un envidiable piso de 29,4% en su primera incursión en tierras bonaerenses. Evidentemente, el partido de los globos metió los pies en el barro de una vez por todas y logró penetrar en un territorio hostil, que está dominado por punteros y redes de un PJ enquistado allí hace décadas. Más allá de la lógica alegría en el Cambiemos, lo cierto es que entre Domínguez-Espinoza y Fernández-Sabbatella sacaron más del 40% de los votos. Teniendo los primeros el apoyo de La Matanza entera y la bendición tanto del Papa Francisco y de Daniel Scioli, era de esperarse que la pelea fuese más bien reñida. Recién sobre el final, Aníbal pudo despegarse y lograr la diferencia del 2% por sobre su rival que lo terminó definiendo como el candidato del FPV para Octubre. Las acusaciones cruzadas hasta el final, la foto con cara de pocos amigos que se sacaron hoy los 4 contendientes y lo ajustadas que fueron las cifras no hicieron más que ahondar el clima espeso que se vivió en los respectivos centros de campaña. El podio lo terminó de armar Felipe Solá, con un razonable 19,6% pero que pensando en todos los votos que tuvo el Frente Renovador en la PBA hace tan solo dos años suena a bastante poco. Más allá de esto, el UNA logró sostenerse en un escenario reservado solamente para el Cambiemos y el FPV, pasando a ser la prenda de oro en el largo período de negociaciones bajo el radar que acaba de comenzar.

Todos salieron a hacer su juego apenas los números oficiales marcaron una tendencia irreversible. Macri buscó mostrarse como un líder de masas comprensivo y abarcativo, combinando el tono New Age de siempre con sus nuevas alabanzas al Estado presente y una convocatoria a todos los sectores que no lo votaron. El uso del teleprompter es un detalle, algo que suele pasar en todo el mundo, pero que no deja de ser interesante ya que el Ingeniero hizo todo por esconderlo pero involuntariamente Lucas Llach lo exhibió al sacarle una foto de espaldas y subirla a Twitter con la frase “El próximo presidente”. Vidal hizo lo propio y dijo que este era el momento para seguir adelante, sabiendo que de construir bien en este tiempo muy tranquilamente podría consolidar al PRO como la segunda fuerza en la PBA, algo impensado hasta hace pocos meses. Del otro lado del mostrador, Scioli y Zannini buscaron mostrarse triunfantes y conformes con un resultado que no los dejó de tan buen humor. Esperaban superar con facilidad el 40% algo que no se logró, por lo que se encargaron de esquivar la realidad de la forma más simple: personalizando los porcentajes, cuando tanto Massa como Macri sí utilizaron las PASO tal cual lo exige la ley. Fernández y Sabbatella fueron recibidos por Cristina y De Pedro en Olivos luego de verse las caras por un buen rato con sus dos derrotados. No hubieron declaraciones importantes de ninguno de ellos, tan solo mensajes mediante las típicas fotos sonriendo y haciendo como si estuviesen hablando de cosas importantes. Massa buscó posicionarse como el comodín, usando el discurso de la figurita difícil que no iría con ninguno de los dos de arriba en caso de que estos lleguen a un eventual Ballotage. El problema es que con tan solo el 12% de los votos en su poder, el oriundo de Tigre no tiene demasiado leverage como para negociar en una posición dominante con cualquiera de los pesos pesados que tiene enfrente. Solá descartó la posibilidad de unir fuerzas con el Cambiemos, dejando en claro que al Frente Renovador/UNA le molestó bastante el no poder arreglar para ir a una interna general por lo que convencerlos para que arrimen algunos votos va a ser tarea difícil.

Todo está definido y lo que resta es esperar a ver como los diferentes espacios políticos juegan sus fichas. A nivel nacional, por lo pronto, el centro estará puesto en la posibilidad de un acuerdo en el UNA y el Cambiemos que logre desplazar del poder al Frente Para La Victoria. Haciendo las matemáticas, parece lógico que esto vaya a suceder, pero a sabiendas de que nuestra clase política solo desea cuidar la quinta propia – y que mal no le ha ido en términos de dinero y poder en estos 12 años- es imposible asegurar que la opción racional sea la que finalmente salga electa. Massa y Macri son dos fuerzas que no tienen ni piel ni freno, no hay chances de que uno cumpla un rol secundario, por lo que la perspectiva de un arreglo es aún peor con las fórmulas ya definidas. Ya dijeron que pueden ponerse de acuerdo en cuestiones “programáticas” de cara a lo que se viene, pero que no van a armar un rejunte político que tenga como único objetivo vencer al kirchnerismo. Por lo que puede verse, el discurso oficial acerca del 2001 ha triunfado y ningún opositor quiere verdaderamente ganar las elecciones. A pesar de todo, estos primeros intercambios fueron la manera informal de abrir una puerta a negociaciones en el corto plazo pero difícilmente de esas conversaciones salga algo positivo. Ahora vayamos a la contracara de esto, ya que todo lo que fue enumerado tiene su grado de lógica pero no necesariamente una alianza de apuro entre el Cambiemos y el UNA asegure una victoria ante el FPV. No son pocos los que sostienen que los votos de De La Sota no necesariamente vayan a quedarse en su espacio político, insinuando que pueden ir tranquilamente a Scioli. Esto no debe ser descartado pues el cordobés nunca dejó de ser un peronista cercano al gobierno más allá de los enfrentamientos retóricos desde 2012 al día de la fecha. El otro actor que cobra relevancia es Rodríguez Saá, que con su habitual Realismo Mágico en San Luis siempre logra cargar un porcentaje mínimo que sirve de mucho en la recta final. Muchos vaticinan una renuncia del puntano, siendo esto mucho más probable que todo lo demás mencionado en este párrafo. El espaldarazo que recibiría Scioli sería enorme en ese sentido, ya que le permitiría superar con comodidad el umbral del 40% y dirigirse hacia el peligroso 45% que lo dejaría sin escala previa en la Casa Rosada. Como si esto no fuese poco, tenemos a la volátil clase media “independiente”, una que posiblemente se vuelque en partes iguales al Cambiemos y al FPV haciendo del escenario uno mucho más complejo todavía. En la principal alianza opositora, el cálculo es que ajustando algunas variables se llega a un Ballotage y que allí el pueblo (padrón) hará honor a la historia y se volcará en contra del partido de gobierno. Claro que esto tiene la misma comprobación científica que esa afirmación que reza: “Ningún Gobernador de la Provincia de Buenos Aires puede ser Presidente” o que la gran cantidad de talco que el Panadero Díaz le ponía al Coco Basile en el bolsillo de su camperón. No hay que pensar en absolutos ni dar nada por cierto, pues el FPV ha demostrado estar listo para una pelea más. Una cosa es cierta: ya no le quedan demasiados conejos en la galera, doce años en el ejercicio del poder son muy desgastantes, pero no debería sorprender que en unas semanas logren tomar la iniciativa nuevamente y quedar a las puertas de algo que de concretarse sería – esto es una opinión propia, debatible sin dudas- una catástrofe mayor a la actual para la Argentina. Los sectores de la oposición no han mostrado a lo largo de esta década y monedas ni personalidad ni voluntad para llevarse puesto – en el sentido del juego político, que no se malinterprete- a un gobierno nacional que en sus tres períodos consecutivos se ha manejado con creciente comodidad aún en los peores momentos como el tramo 2008-2010. No se avizora un futuro muy diferente en ese sentido, pero esta vez hay un agregado importante: una gran mayoría (fragmentada entre dos o tres candidatos, claro) quiere que el kirchnerismo cierre este capítulo de su historia ¿Que puede volver dentro de poco? Sin dudas que sí, con un pueblo tan cambiante como el nuestro todo es posible, aunque esto es algo que no tiene relevancia para analizar este momento particular. Es sabido que el kirchnerismo es un partido por sobre todas las cosas de clase media, un sector que ha sido su columna vertebral y al mismo tiempo su principal blanco retórico-político (más lo primero que lo segundo) en sus habituales estrategias de posicionamiento ante sus enemigos. El ejemplo más acabado de esto fue la votación en 2011 que vio como gran parte de sus hoy opositores se volcaron masivamente en favor de Cristina Kirchner para regalarle un triunfo histórico debido a factores que fueron desde lo emocional hasta lo económico.

Será en la Provincia de Buenos Aires – como es costumbre ya- donde se defina gran parte de la elección presidencial, por lo que todos los ojos estarán puestos en el territorio que concentra más del 40% del total del padrón nacional. El análisis simple dice que será casi imposible para el Cambiemos poder alterar una dinámica que viene intacta hace varias décadas, pero no hay que quedarse solamente en la superficie. Como ya mencionamos, la interna del FPV fue todo menos limpia y amistosa, y en el lado perdedor se encontraba el actual Intendente de La Matanza que – en una horrible casualidad para los ganadores- es el distrito con mayor cantidad de votantes. Nadie dice que de un día para el otro Fernando Espinoza vaya a ordenar que no se vote a Fernández-Sabbatella, pero no sería para nada sorpresiva una merma importante que deje al oficialismo por debajo del 40% que obtuvo en total. Así y todo, el peronismo es nuevamente el gran favorito a quedarse con la gobernación de la PBA por cuatro años más. Parece delirante que esto sea posible, más considerando la situación actual – en la que un temporal y una sudestada corrientes destruyen vidas con facilidad, desnudando la corrupción de todos los sectores de la política-, pero el trabajo territorial tiene sus raíces profundas y requiere de mucho más que una tormenta para poder ser derrotado. El conflicto interno del partido gobernante le ha jugado a favor a la Vice-Gobernadora de la CABA y le ha dado una base sobre la cual construir, una con la que también silenció a los que aseguraban que su frente político no tenía ni coraje ni fuerza para poder pisar fuerte en territorio desconocido. El batacazo es algo impensado, aún suponiendo que algunos votos de La Matanza misteriosamente no se dirijan hacia el binomio oficial, pero en unos pocos meses a conseguido asentar al color amarillo en la provincia. El que la Unión Cívica Radical esté jugando a fondo por su candidatura, sin doble discurso ni candidatos paralelos, le ha sido muy útil para recorrer con tranquilidad estos primeros metros. El UNA se convierte una vez más en una carta relevante, sin importar que Solá haya descartado un acuerdo con quien le sacó más de 10 puntos de ventaja en estos comicios. Por lo general, los votos en su mayoría no son fijos sino que varían una instancia a otra, por lo que no sería extraño que quienes busquen destronar al FPV se lancen a los brazos de la opción que más chance tiene para lograr ese objetivo. Todas posibilidades en un escenario demasiado volátil y que no muestra señales de que vaya a cambiar de aquí a Octubre.

Hace tiempo que en la Argentina no se votan ni proyectos ni ideales. Lo que hacemos cada dos y cuatro años es elegir entre varios candidatos que conforman una clase política podrida en su raíz; una que necesita renovarse por completo para poder comenzar a pensar en un cambio verdadero. Nuestro conformismo, apatía y falta de solidaridad – con sus elogiables excepciones, como en todo conjunto social- han permitido que esta élite crezca y se aleje progresivamente del pueblo, encerrándose en su palacio para tomar decisiones sin consultarnos siquiera y pretendiendo que seamos cómplices (algo que sucede muy seguido y sin mayores dificultades para ellos) de sus mil y una operaciones políticas contra sus contrincantes. En este contexto socioeconómico, con una mayoría llena de rechazo y cansancio hacia la administración kirchnerista, se trata solamente de unir los puntos para entender que es lo que sucederá. Ni una alianza entre el UNA y el Cambiemos es garantía de triunfo ni tampoco es algo – como he leído en redes sociales- de lo que se pueda prescindir sin pensarlo al menos dos o tres veces. Daniel Scioli y Aníbal Fernández saben que han llegado a su techo y que pueden sumar algún que otro punto más negociando bajo la mesa, algo que estaba dentro de las previsiones. Ganen o pierdan, con una sociedad tan corrupta en su núcleo, seguirán siendo parte de la segunda o primera fuerza del país y no perderían sus negociados. Los demás, en cambio, lo han arriesgado todo: después de tantos años de insinuaciones y discursos vacíos, tienen todo a favor para llegar a la Casa Rosada. Paradójicamente, una derrota significaría para varios – Mauricio Macri, Elisa Carrió, Ernesto Sánz, entre otros- en final de una carrera política en las llamadas grandes ligas. La floja elección del Cambiemos a nivel nacional es un llamado de atención, marca de que todavía no existe eso que todos los opinólogos denominan como “el pos-kirchnerismo”, algo que es emocional en muchos pero que no logra traducirse en votos. Igualmente, no son pocos los que cuentan al muerto como tal antes de que esté frío, una actitud recurrente que nos ha llevado a todo tipo de problemas evitables. Pero en nuestro país, somos expertos en eso de tropezar – todas las veces que sea necesario- con la misma piedra.

Las PASO nacionales: liderazgos, purismos y percepciones en cada trinchera

19 Jun

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La designación de Carlos “El Chino” Zannini como el Vice-Presidente de Daniel Scioli fue un mensaje claro para Florencio Randazzo: su proyecto para competir contra el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en las próximas elecciones primarias, abiertas y obligatorias (PASO) se habían terminado para siempre. Tras haber aceptado el convite de Cristina Kirchner a la Quinta de Olivos, donde estaba recluida hace varios días, despertando todo tipo de especulaciones rasputiniesco-maquiavelísticas, el actual Ministro de Interior y Transporte se fue con una explicación poco convincente y un sabor bastante amargo en la boca. Justo él, que había decidido comenzar con la campaña hace casi seis meses por pedido explícito de su jefa política, que había atacado a Scioli siempre que ella se lo requirió y que estaba ingresando en el momento más importante e intenso de su carrera política, recibió una dura puñalada en la espalda de la que tardará en recuperarse. Su día comenzó con los rumores de una reunión entre Scioli y CFK, algo que sus asesores y miembros de equipo se encargaron de desestimar vía redes sociales calificándolas como pura propaganda de su contrincante para hundirlo moralmente. Lamentablemente para él, las cosas no mejoraron con el paso de las horas, pues el llamado urgente para que se acerque hasta la residencia de descanso presidencial no hizo más que tensar la cuerda al máximo tolerable. Salió de allí luego de unas horas y decidió guardar silencio hasta que llegase el momento justo para anunciar, con una carta muy forzada dirigida a la Presidenta, que no bajaría a pelear por la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires pues él había prometido que era o la Nación o nada. Al menos no quedó mal parado en lo que refiere a su coherencia y por ello recibió elogios de todo el arco opositor. No hay que descartar el análisis de Elisa Carrió, que ve en su decisión un planeamiento a futuro: al correrse del medio, no quedaría enganchado en una posible derrota del FPV y podría comenzar a construir para quedarse con el PJ. Más allá de que esto no deja de ser interesante, Randazzo con su negativa culminó con el plan ideado por Cristina, que era configurar definitivamente la interna de la Provincia de Buenos Aires que tras varias idas, venidas y pedidos de humildad de parte de la primera mandataria quedó en una pelea cerrada entre Aníbal Fernández, el Intendente de La Matanza, Fernando Espinoza y Julián Domínguez. Todos especulaban con que la salida del “Hombre DNI” haría que la lista única también se traslade a la PBA, pero esto claramente no sucedió ni estuvo en los planes.

 

Todo pareció cerrar a la perfección, con Cristina Kirchner sacando otro conejo de la galera en el momento menos pensado. Como punto saliente, hay que recalcar que se decidió por ejecutar una estrategia totalmente despojada del componente “ideológico” – totalmente pragmática- y por ende similar a las que su difunto marido Néstor Kirchner, un experto en la rosca y el barro de la política, llevaba adelante a diario desde su llegada al poder por primera vez en Río Gallegos hace ya demasiados años. Que además el elegido haya sido un amigo personal del matrimonio, que está dentro del proyecto desde el primer día y que desde 2003 al día de la fecha ha manejando tras bambalinas los hilos más importantes del armado político de esta “Era Kirchnerista” o “Década Ganada” (+2), sirvió para alivianar un poco las críticas de los más puristas por haber borrado en un abrir y cerrar de ojos al bueno de Randazzo. No cabe ninguna duda de que la designación de Zannini sorprendió a propios y extraños, tal vez hasta al mismo involucrado pues él era quien trabajaba codo a codo con el ministro para recortar la distancia con Scioli. Todo hacía pensar que la lealtad de Florencio Randazzo iba a ser premiada con una jugosa y conveniente interna dentro del Frente Para La Victoria – algo sobre lo que ya volveremos-, Cristina Kirchner salió de su silencio determinada a patear el tablero político. Esta es una costumbre del kirchnerismo que suele traerle muchos beneficios electorales, pues le permite tener siempre la iniciativa y al mismo tiempo expone a una oposición que no hace más que seguir la agenda marcada desde la Casa Rosada. Pero lo notable es que esta vez, las balas también provienen de las propias filas y caen bastante cerca de la siempre adorada e intocable Presidenta. Los funcionarios y periodistas oficialistas que se la pasaron todos estos años despotricando contra el ex motonauta (como olvidar aquella placa de 678 en la que afirmaban que Scioli era el candidato de Clarín, de los Fondos Buitre y del sector empresario) se dirimieron entre un sano silencio y un apoyo más bien tibio, con una sobrecarga de elogios sobre la figura de Zannini y una clara mirada al costado a la hora de mencionar siquiera al nuevo candidato a Presidente de la Nación de su frente político. Pero las críticas más directas e importantes fueron las que se escucharon desde las bases militantes y/o en el grueso de los votantes del kirchnerismo que no están relacionados en absoluto con la administración pública ni ninguno de sus derivados. Debo admitir que fue bastante entretenido ser testigo de comentarios realmente duros para con CFK, en el que le cuestionaban el haber traicionado su discurso acerca del “empoderamiento del pueblo” usando como dardo al corazón esa muletilla que pertenece a los medios hegemónicos que ellos tanto critican: me refiero a la idea de que la Presidenta decide todo en una mesa chica junto a sus colaboradores y confidentes más cercanos, que uno supone con Zannini, Máximo Kirchner y – a veces- Aníbal Fernández.

 

El gobierno nacional ha ganado la iniciativa política sin duda alguna con esta maniobra, pero lo que ha perdido es una oportunidad demasiado importante para desperdiciarla de esta manera. No eran pocos los que dentro del FPV veían con muy buenos ojos la interna que se estaba por venir, pues sabían que podía significar un aumento tanto en la imagen pública como en el número de votos de cara a las elecciones de Octubre. Ahora, el kirchnerismo volverá a competir en unas PASO con lista única, haciendo cada vez menos explicable la existencia de las elecciones primarias. Si el partido gobernante no utiliza la herramienta que postuló hace un par de años, menos lo harán sus rivales más directos. Todo se terminará reduciendo, como siempre, a una encuesta pre electoral de la que se podrán sacar muy pocas conclusiones respecto de que ajustes realizar para poder llegar con la mayor cantidad de votos posibles a la presidencial. CFK pudo haber dado un giro de 180° en su gestión y comenzar a cimentar las bases para una continuidad a largo plazo, más allá de como resulten los comicios. Eligió seguir el camino de siempre, ese que la tiene a ella como la protagonista excluyente de todo lo que sucede en el partido gobernante y que nunca considera toda opinión que no sea la propia. Esto se refleja en el hecho de que haya puesto a Zannini, que es también un mensaje para Scioli: si llega a ganar, que no tenga dudas acerca de quien va a dirigir el circo. Igualmente, retomando el tema del fuego amigo, no deja de ser gracioso que los militantes – tras 12 años de gritar como locos que CFK es “La Jefa”, “La Líder”, etc.- de repente se enojen por la exclusión de Randazzo. En todas las elecciones que enfrentó el FPV, la resolución acerca de los candidatos fue la misma: todo dependió del dedo de Néstor y Cristina Kirchner. Sin ir más lejos, su forma de llevar adelante la administración estatal ha sido la misma y los que hoy se quejan desde adentro por el desplante al Ministro de Interior y Transporte tuvieron todo este tiempo para quejarse de esa metodología ¿Adivinen qué? Eso nunca pasó, es más la defendieron sin términos medios y nos llamaron “traidores”, “cipayos”, “genocidas” y demás a quienes desde un lugar de oposición no-fanático les marcábamos estos vicios que a fin de cuentas son parte de la identidad de ese gran significante vacío denominado “Peronismo” al que ellos pertenecen con – según lo que se puede percibir- mucho orgullo. Como leí en un acertado comentario de alguien vía Twitter, quejarse por una decisión vertical cuando militas y votas en un partido/frente que es verticalista desde su concepción, es un grave síntoma de esquizofrenia más allá de que sea novedoso verlos patalear y hacer puchero creyendo que a CFK le interesa lo que tengan para decir al respecto.

 

Del otro lado de la vida, Mauricio Macri estuvo muy cerca de cerrar con derrota una de sus peores semanas desde que logró arrebatarle el segundo lugar en las estadísticas a un ya liquidado políticamente, Sergio Massa. Al no acceder a una alianza con el Frente Renovador en el Conurbano Bonaerense, el PRO decidió ir con una fórmula purista compuesta por María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo. Ahora el Ingeniero decidió que su candidata de oro tendrá como acompañante al radical Daniel Salvador, tras haberse juntado con Ernesto Sanz y llegar a la conclusión de que esto era lo mejor para el Cambiemos. Así pudo maquillar un poco el error, ya que si bien la UCR no tiene el mismo peso que el PJ en la PBA, al menos tiene una estructura históricamente consolidada allí y puede sumar muchos más votos de aquí a Octubre. Ese fue un (muy) mal primer paso – más allá de que el PRO y el FR tienen alianzas en más de 10 provincias – que estuvo basado en dos cuestiones: en la guía y consejo de Jaime Durán Barba y en el conocimiento de las grandes ambiciones de Massa. Comencemos por el consultor ecuatoriano, gurú del partido que gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que siempre apostó por una estrategia electoral más bien liviana. Sin banderas políticas ni consignas belicosas ni nada que se acerque a la figura del conflicto clásico del mundillo político algo que, por ejemplo, supo hacer muy bien Menem durante los 90′ para ganarse el apoyo popular y poder llevar adelante la reforma estatal – no deben ser pocos los de ustedes que recuerden la famosa “Plaza del Sí”-. Esto probó ser muy eficiente en un territorio amistoso y con una clara mayoría anti-peronista y conservadora como la CABA pero una vez trasladado a nivel nacional, el cariz que fue tomando no terminó siendo bastante claro y amenaza con traer bajo el brazo una derrota segura. Pasándolo en limpio: política de tinte conservador escondida debajo de una figura ilusoria de “no-política”. Esto solo por un lado, pues para entender este repentino “purismo” del líder del PRO debemos poner sobre la mesa el otro factor de relevancia: la intención del ex Intendente de Tigre de solamente competir en una interna presidencial con Macri, Sanz y Carrió. Dudo que si la propuesta de Massa hubiese sido bajar a Provincia y acompañar a quien salga vencedor en las PASO, alguien en su sano juicio pudiese decirle que no. Muy posiblemente uno de los negadores sería Durán Barba, pero está claro que este vendedor de espejitos de colores – recordar como le fue a Marina Silva en Brasil desde que el tipo empezó a asesorarla- cree que los aparatos ya no influyen más y que la ciudadanía vota la buena onda y lo que es “distinto” a la política más clásica y oscurantista. Para hacer una analogía que deje esto en claro, Durán Barba representaría – entre tantos- a Ronald Reagan y a Margaret Thatcher en los 80′ y el sector más tradicional de la política nacional (el PJ), a la Unión Soviética. La política presente en ambos lados, pero como ya mencionamos, en el primero disfrazada de apolítica y libertad y en el segundo con las banderas y el aparato partidario exhibidos orgullosamente. Más allá de que esto puede ser un poco exagerado, creo que explica nuestro punto. Lo que si es muy claro, es que este “ex anarquista” (es imposible no amar los perfiles mediáticos de este mamarracho) estuvo muy equivocado en guiar a Marina Silva – que perdió una elección que estaba servida- por esa senda y que está haciendo exactamente lo mismo con Macri ¿Cual es el problema? Que el Ingeniero lo considera su mayor confidente y hace todo lo que le recomiende.

 

Como bien dijimos en el párrafo anterior, esta semana estuvo cerca de ser un golpe muy duro para las aspiraciones de Macri, pero con el anuncio de su compañero de fórmula logró torcer un poco el rumbo. No fueron pocos los que pusieron el grito en el cielo cuando comenzó a circular que Marcos Peña – de escaso conocimiento público- iba a ser el candidato a Vice-Presidente que estuviese en la boleta del PRO. Mientras los números de Scioli se consolidaban, con una leve pero valiosa ventaja sobre el Ingeniero, esta maniobra no pareció ser la más adecuada. Durán Barba volvió a aparecer como el titiritero que dirigía al ex presidente de Boca Juniors hacia una catástrofe imposible de contener y/o superar. Tras un par de días de incertidumbre, reflotó el nombre de Gabriela Michetti como posible ladera para la aventura de Octubre, con lo que las caras de la mayoría de sus votantes dejaron una expresión desencajada para dar lugar a una breve relajación. Ni que hablar de la tranquilidad que hubo cuando el propio Macri confirmó que la Senadora sería quien figurase junto a él, demostrando que sus buenos reflejos a la hora de dirimir la interna en las elecciones de la ciudad no habían sido mera casualidad. Pongamos los puntos sobre las ies: está claro que tenemos ante nosotros a un empresario con muy pocos escrúpulos, nacido en una cuna de oro, que ha tenido a parecer de quien escribe una mala y corrupta (dos términos que se incluyen entre sí) gestión en sus ocho años al frente de la CABA, que tiene un partido político que necesita horrores un armado nacional más o menos estable y que – a pesar de esto último- está a las puertas de acceder al máximo cargo electoral que tiene la democracia. Mal que les pese a muchos, Mauricio Macri se está convirtiendo en un político calculador, inteligente y pragmático, todo hasta contra los intentos de su asesor de imagen y gestión por hacerlo perder los próximos comicios de una manera muy estúpida. Esto no quita que su negativa a asociarse con Massa – porque la política al final siempre pasa por los negocios y negociados- haya recortado sus chances de dirigir los destinos de la Argentina por los siguientes cuatro años, pero el que de su boca haya salido el apellido Michetti y no Peña le garantiza dos cosas importantes: que los independientes que en su momento se enojaron por su apoyo a Rodríguez Larreta, no considerarán otras opciones a la hora de entrar al cuarto oscuro; y quedar ante la opinión pública como un político maduro y capaz de dejar atrás un conflicto importante y trabajar con quien en su momento se negó a ir con él en estas elecciones y estuvo a punto de abrir una grieta insalvable dentro de su estructura de poder. Percepciones le llaman algunos y tienen razón, porque hace varios años que “la política” se trata solamente de lo que el público percibe cuando lee acerca de tal o cual candidato o lo/la ve en una publi-nota en algún canal de televisión.

 

Con la elección de Santa Fe muy apretada – con su candidato Miguel Del Sel por segunda vez consecutiva al borde de una victoria sorprendente- tras el escándalo y el posterior recuento de las mesas impugnadas y una muy dura derrota del Frente Para La Victoria en la provincia de Mendoza en manos de la coalición PRO-UCR (una que pocos se vieron venir dentro del gobierno nacional) las cosas parecen ir mejorando para el Ingeniero tras un par de días bastante turbulentos. La tercera y última corrección sobre la marcha del líder del PRO fue desistir de la estrambótica idea de que el Cambiemos no vaya a internas y presentar una lista única tal cual decidió Cristina Kirchner en su espacio político. Si bien esta propuesta duró en el aire menos que un rumor sirvió para confirmar que a dos meses de las PASO presidenciales el kirchnerismo, que se está yendo y no posee en absoluto el mismo poder que hace 4 o 5 años, todavía lleva de las narices hasta a sus principales contendientes en este “Juego de Tronos” (no me podría perdonar el no haber usado este recurso, sepan disculpar). Tras el cierre de listas – con reparto equitativo entre radicales y macristas y lista de la Coalición Cívica aparte en la PBA y oferta tripartita en la CABA- y la oficialización de las fórmulas presidenciales para las internas de Agosto, dos cuestiones que dejaron conformes a todos más allá de uno de los pataleos clásicos de Lilita que luego ella misma minimizó, el Frente Cambiemos está listo para comenzar la carrera definitiva hacia Octubre. Enfrente estará un partido de gobierno que en 12 años ha logrado mantener el poder sin demasiadas fisuras y que lleva nombres fuertes en ambas boletas legislativas, como para dejar en claro que no se va a ir sin dar una dura pelea. No son dos modelos de sociedad y de gestión que se enfrentan, como les encanta repetir a los kirchneristas; nos debatimos entre la continuidad de un gobierno que no ha cambiado nada en la estructura de un sistema corrupto y desigual y la llegada de un “nuevo” actor político al poder que muy posiblemente no busque ni consiga tocar la base del sistema productivo ni frenar la corrupción ni redistribuir la riqueza ni otras cuestiones que nunca son debatidas con seriedad y profundidad tanto en la sociedad como en la arena política. Sin una perspectiva realmente optimista de cara al futuro cercano – obviemos el largo plazo, porque si no es para ponerse a llorar-, uno no puede evitar inclinarse levemente hacia la posibilidad de un cambio de aire. Eso de que malo conocido es mejor que malo por conocer, siempre me pareció una tontería. Las cartas están sobre la mesa y lamentablemente esto es lo mejor que pudimos dar como conjunto social en todos estos años desde el estallido de la crisis del 2001 hasta hoy 22 de Junio de 2015. No hay nada para festejar, no hay buenos en esta película de terror y para entenderlo no hace falta recordar que todos estos políticos, salvo excepciones, son socios. Es hora de votar con inteligencia y de realizar una profunda autocrítica que nos haga reflexionar para así salir del pozo de una vez por todas, con o sin kirchnerismo en el horizonte. Hay que posar la mirada más allá del intercambio de figuritas que se viene, porque creer que todo se va a solucionar mágicamente con la salida de Cristina del poder y el final provisorio de esta “Era K” es como mínimo no tener noción de cuales son las batallas que hay que empezar a dar de una vez por todas. Que la cuenten como quieran, pero aquí nada ha cambiado en todo este tiempo y menos lo hará si no salimos de nuestro eterno e insoportable estado vegetal.

 

El Perfil Humano

5 Apr

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Cuando el escenario electoral en la Ciudad de Buenos Aires parecía ingresar en una gran meseta, llegó el no tan sorpresivo apoyo de Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta de cara a las PASO que se realizarán en Junio. Digo que es una sorpresa a medias porque era sabido que el Ingeniero nunca quiso que hubiese una interna partidaria sino ungir a su actual Jefe de Gabinete como su sucesor. La insistencia de Gabriela Michetti, que en un principio era la gran candidata – ideal, si se lo mira desde el punto de vista del votante promedio del PRO- para acompañar a su jefe político en la boleta presidencial terminó por romper con la tozudez de Macri, que debió ceder a fin de no quedar ante la opinión pública como un líder en extremo verticalista. Para alguien que se presenta a sí mismo como el ejemplo de la transparencia republicana y la antítesis del peronismo clásico – aunque como bien sabemos, le gustan mucho los ideales del Justicialismo-, no iba a ser demasiado beneficioso cortarle las alas a su ex Vice-Jefa de Gobierno. Para colmo de males, es sabido que la actual Diputada Nacional posee un caudal importante de votos propios, por lo que el gesto de Macri fue como mínimo inteligente.

Hasta aquí lo bonito, pues Michetti, que venía muy tranquila desplegando una campaña basada en su cercanía con Macri, debió desayunarse hace unos días un azucarado posteo en Facebook de su tan mentado Mauricio en favor de su rival en las PASO. En unas pocas líneas, el líder del PRO dejó en claro de que lado está en la contienda interna y, más allá de sus elogios a la contraparte, buscó colocar a Larreta como un gestor eficaz que conoce más que ninguno lo que la ciudad necesita y como lograrlo – “En estos últimos siete años, como Jefe de Gabinete, Horacio fue la persona más cercana a las decisiones de nuestro gobierno”, más claro que el agua- y alguien que “estuvo presente para superar los momentos difíciles” solucionando todos los problemas palmo a palmo con él. Vía redes sociales las pantallas de celulares y computadoras se humedecieron: los más puristas, que en serio creían en esa pantomima de que Macri era distinto a los demás jefes partidarios, comenzaron a despachar su ira contra una declaración que consideraron tan injusta como traicionera y desubicada. La realidad es que cualquiera con un poco de inteligencia y capacidad de razonamiento puede entender que de por sí es un milagro que el Ingeniero haya permitido que la interna suceda.

Su plan perfecto era ganar por goleada (en un landslide, como le dicen en el imperio) en la CABA con un candidato fijo, previo ensayo en las PASO que serviría para ajustar tuercas y sumar votos en las elecciones definitivas, y que esto le sirva de impulso para ir por la presidencia en un momento en el que las encuestas le sonríen y tanto Sergio Massa como Daniel Scioli no han sabido como reaccionar frente al apoyo que la Unión Cívica Radical decidió entregarle al PRO tras una ardua convención nacional. La presión de varios de los integrantes de su Gabinete – sobre todo la de dos pesados como Montenegro y Lombardi- y de los medios de comunicación que por variados intereses necesitaban de un poco de revuelo dentro del partido color amarillo, desembocó en una autorización a regañadientes acompañada por un veloz inicio del tendido de redes con los radicales por todo el país. Unas semanas más tarde, en cuanto llegaron las primeras encuestas que al día de hoy colocan a los dos contendientes en un virtual empate – con mínima ventaja del hombre de la sonrisa diabólica por sobre la señora en silla de ruedas-, el Jefe de Gobierno decidió que era la hora indicada para jugar de lleno en la Ciudad. Se dijo que estaba enojado porque Michetti había comenzado una campaña que utilizaba demasiado su imagen y su nombre, cuando habían acordado que eso estaba terminantemente prohibido. Que no le había gustado que su otrora mano derecha dijese por todos lados que ellos dos solos armaron todo el actual equipo de gobierno. Que Larreta le pidió apoyo concreto para poder darle el empujón final a su carrera hacia la hermosa sede de gobierno que acaban de inaugurar en Parque Patricios. Todas cuestiones que pueden sin dudas tener veracidad pero que a la luz de lo dicho una líneas más arriba, no tienen ningún tipo de relevancia al momento de entender este repentino movimiento político de parte del Ingeniero. Para desandar los pasos de Macri hay que comenzar por un muy sincero elogio hacia su accionar en este conflicto.

Es extraño que quien les escribe se ponga del lado de un político con el que no coincide en nada, pero esta intervención es la confirmación de algo imposible de negar: desde su irrupción como Presidente de Boca Juniors hasta el día de la fecha, es claro que Macri ha aprendido a jugar en un terreno tan complicado y sinuoso como la política. Nunca pensé que sería posible, más que nada por un prejuicio de clase, pero está a la vista que ha sabido como meterse en el barro cada vez que fue necesario y a abrir su mente hacia horizontes bastante más espaciosos que los de su chato y conservador discurso. Cuando digo “meterse en el barro” me refiero al buen trabajo territorial que hizo en la CABA que le valió el apoyo del Sur de la ciudad. Un bastión que es muchísimo más importante que los barrios coquetos como Recoleta, Belgrano y Nuñez – a los que erróneamente se los considera esenciales en las victorias del PRO- y que le asegura el seguir ganando elecciones por muchos más años en la Capital Federal. En el plano nacional, y tras superar algunas rispideces iniciales con el sector de la UCR que responde a Ernesto Sanz, el pacto empieza a hacerse visible más allá de las resistencias de los derrotados (Alfonsín, Cobos, Morales, Moreau…Cada uno por diversas razones) que siguen penando tras la Convención de Gualeguaychú por tratar de o ir solos o de la mano de Sergio Massa en las PASO presidenciales. Como ya se dijo, luego de leer varias encuestas que dan a su partido como cómodo ganador sin importar quien fuese el candidato – pues las diferencias porcentuales en la interna son mínimas- Macri vio camino libre para expresar algo que tenía atragantado desde hace más de un mes. Poliarquía publicó un día después de su jugada una encuesta que coloca a sus dos posibles candidatos con más de un 25% de ventaja sobre sus dos perseguidores inmediatos, que son Martín Lousteau del ECO y Mariano Recalde del Frente Para La Victoria. Teniendo en cuenta este contexto, el de un triunfo tranquilo, aún si sus palabras le quitasen algún que otro voto purista a su favorito Rodríguez Larreta, queda claro que su decisión fue muy acertada. En un solo movimiento exhibió tres atributos importantes a la hora de seducir a los votantes independientes, que son los que definen desde siempre las elecciones en nuestro país: primero, un estilo de gestión horizontal al habilitar a Michetti a presentarse como alternativa para la CABA; segundo, convicción y honestidad a la hora de darle banca a quien considera más idóneo, gesto que vale en una secta marcada por la hipocresía; y last but not least sacó de una vez por todas el carnet de líder político, algo que estaba a mitad de camino con tanta papa en la boca, discursos anclados en el pasado y una batería de vaivenes republicanos poco creíbles. Si no creen que esto es algo relevante en un año electoral que apenas está calentando motores, busquen la reacción del grueso kirchnerista y se encontrarán con que muchos de ellos lo aplaudieron por “hacer política”. Sin dudas que otros siguieron en el modo “la política es buena solo cuando es nuestra”, pero fueron los menos dentro de un universo todavía consistente. Si además de este inmejorable combo consideramos que Rodríguez Larreta, la apuesta a todo o nada del Ingeniero, le estaría sacando más de un 1% a su contrincante podemos decir que sus palabras tampoco conllevaron un riesgo demasiado grande si de deseos se trata. Un riesgo muy medido que le ha dado un rédito aún mayor que el imaginado en un principio. Lo que en criollo sería “un negocio redondo por donde se lo mire”.

Era esperable que Michetti no reaccionase de la mejor manera, pues en una elección interna que viene bastante pareja el jefe de su partido decidió ponerse del lado de enfrente sin ningún tapujo. Lógicamente la actual Senadora por el PRO dijo sentirse muy dolida pero que tenía muchas fuerzas para seguir adelante en esta carrera hacia la gobernación. Nada demasiado extraño ni salido del libreto, hasta que un día después Michetti decidió responder de una manera un poco más directa. Una entrevista con el diario Clarín, la primera en una serie que incluirá – en teoría- a todos los pre candidatos de la CABA, dió inicio a un rosario de lamentos que se extendió por cuanto medio gráfico, televisivo y radial estuviese dispuesto a escucharla (es decir todos, pues nadie ama más la rosca cabaretera que los medios). Se colocó en el lugar de la víctima indefensa (con “No hay que colgarse de los pantalones de Mauricio” y “Me pidieron que dejara la gestión para ser candidata” como frases de cabecera), comenzó a buscar el famoso “voto lástima” y al mismo tiempo lanzó una buena cantidad de directas contra Larreta y algún que otro palito encubierto contra Macri. Desmintió que su rival haya sido central en el partido desde su llegada al Gabinete y lo desafió a un ridículo, imposible y demagógico tour de debates frente a los vecinos de cada una de las comunas de la Capital Federal. Larreta respondió como si nada hubiese sucedido: elogios políticamente correctos para Michetti, acompañados por una clara muestra de orgullo por tener el apoyo de su jefe, y un contundente “el debate será el 18 de Abril en TN” como cierre.

Pero dos días antes de todo esto, la pelea había tomado un tortuoso camino del cual será muy difícil de regresar sin daños en el corazón del PRO a pesar de los intentos de todos los protagonistas de dejar en claro que quien pierda se va a acoplar con una sonrisa y una centena de globos amarillos inflados a pulmón al equipo del vencedor. Más allá de los intentos por bajar un poco la tensión, la presencia de la dupla Macri-Larreta en el programa nocturno de Mirtha Legrand y la simultánea aparición de Michetti en Intratables no hizo más que seguir avivando la llama. Tan solo un día después del pronunciamiento del Jefe de Gobierno, las dos partes involucradas se encargaron de asegurarle a la opinión pública que la tensión iba a seguir escalando hasta el momento de ir a las urnas. Macri hizo de portavoz de Rodríguez Larreta y repitió lo vertido en su breve comunicado: para gestionar, el indicado y el que tiene más herramientas, es su nuevo delfín. Gabriela es una muy buena persona y una gran trabajadora, pero para gobernar la Ciudad de Buenos Aires, bien gracias mejor que siga en el Congreso. Michetti redobló la apuesta y calificó de erróneo el accionar del Ingeniero y, palabras más, palabras menos, dijo que si llega a ganar se lo va a terminar cobrando. Y de paso atacó a Larreta al afirmar que él le pidió personalmente a Mauricio que saliese en su apoyo porque estaba abajo en las encuestas. En medio de esta guerra, los demás integrantes del PRO comenzaron a buscar un equilibrio para evitar que algunos votos se fuguen ante esta anomalía. Pinedo fue el que mejor se manejó dentro de un partido que no suele tener conflictos visibles y que ha explotado la imagen “zen-buena onda” como pocos en estos últimos 30 años. El Diputado afirmó que no se trata de ganadores y de perdedores, sino tan solo de dos modelos de gestión diferentes que se están ofreciendo a los electores. Que no hay que dramatizar más de la cuenta y que todos van a terminar tirando del mismo carro para seguir mejorando Buenos Aires.

El capítulo más reciente de esta pequeña guerra tuvo a Michetti como protagonista, en una estrategia que, a tan solo una semana de iniciada esta historieta, ya parece no darle demasiado rédito. En la pantalla de TN volvió sobre su “dolor” tras las palabras de Macri y dijo que “el apoyo del PRO a Larreta es un mito fenomenal”. Agregó que “había personas” que no querían que ella compitiese porque era un rival de fuste para el Jefe de Gabinete y que ya intercambió mensajes “de amigos” con Mauricio Macri para aclarar algunas cuestiones en buenos términos. Pero que para la juntada con café y medialunas iba a esperar a que las PASO estuviesen un poco más cerca en el calendario. Una chicana a su rival por no querer ir a debatir “barrio a barrio” dio por terminada la faena y hundió definitivamente la imagen de sí misma que Michetti siempre quiso dar de cara a la sociedad. La de una mujer que a pesar de su discapacidad siempre superó los obstáculos limpiamente, que siempre privilegió al conjunto por sobre el ego propio y que nunca creyó en el clásico juego político, ese donde salen los trapitos al sol, crecen las campañas sucias y gana el que grita más fuerte. Fue ella la que dijo que pretende “humanizar la política en la Ciudad”, levantando un huracán dentro del Gabinete de Macri cuyo sector que apoya a la Diputada confía en su “perfil humano”. Quien les escribe bien no sabe que significa esto de “lo humano”, porque a fin de cuentas todos formamos parte de la misma especie y – más importante- Gabriela Michetti nunca hizo demasiado por diferenciarse del estilo y el manual del PRO que ella y sus colegas tan bien aprendido tienen. Posiblemente repita por todos lados que “es una apasionada por la gestión”, cuando lo cierto es que jamás en su vida tuvo la posibilidad real de manejar el día a día de un gobierno pues una en extremo breve e irrelevante Vice-Gobernación no puede siquiera ser comparada desde el ángulo más básico con una Jefatura de Gabinete. La batalla ya se ha convertido en una burda guerra que nada tiene que envidiarle a los enfrentamientos habituales dentro del Justicialismo que tanto dicen deleznar desde el partido de Macri. Fotos trucadas que circulan por la Internet, peleas a puño limpio en las esquinas de la ciudad – con amenazas de la mano de matones a sueldo incluidas, cortesía del Momo Venegas para Michetti-, acusaciones hipócritas por su oportunismo y una muy ridícula, nivel kirchnerismo bobo, modificación en la biografía de Rodríguez Larreta en la Wikipedia para echarle en cara algunas causas que tiene pendientes. El “perfil humano” le dicen ahora…

La Hipocresía y la Confrontación

10 Mar

CFK-

Desde que el Fiscal Alberto Nisman apareció muerto en su departamento hace ya casi dos meses, el gobierno – y más precisamente la misma Presidenta de la Nación, Cristina Kirchner- decidió seguir los dos lineamientos que lo han sostenido en una posición dominante a través del tiempo. Me refiero a la confrontación permanente y a la hipocresía, dos herramientas que bien utilizadas pueden significar una larga estancia en el calor del poder. La primera es la que requiere del uso de la mayor creatividad posible, más aun en un país y contexto específico donde todos los enemigos creados por el gobierno nacional – las corporaciones, el Poder Judicial, los medios opositores, la oposición política, la Secretaría de Inteligencia etc.- han sido más que funcionales y/o serviles tanto al difunto Néstor Kirchner como a la actual Jefa de Estado de la República Argentina. La hipocresía es lo que viene de la mano con esta estrategia, pues enunciar a estos nuevos traidores a la Patria debe acarrear un fino trabajo de ocultamiento de todas las conexiones que existieron entre ellos y el kirchnerismo a lo largo de estos 12 años de poder sin interrupciones ni demasiadas molestias. Porque no debe ser fácil pasarse todo ese valioso tiempo denunciando golpes de estado y desestabilizaciones imaginarias y que en el mundo real ninguno de los actores sociales con poder les haya hecho siquiera cosquillas hasta ahora. La épica sirve para que una decenas de militantes, mezcla de rentados y de convencidos genuinamente, salte en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada – con la patética y desubicada emulación de los verdaderos trabajadores con las patas en la fuente de la Plaza de Mayo- pero no es en absoluto útil a la hora de ahuyentar al peor de los fantasmas: la realidad. Esa que está ante nuestros ojos y de la que nunca podemos escapar por más que la neguemos con convicción y voluntad.

El primer mensaje al país de CFK tras la muerte de Nisman fue medido en comparación con todo lo que habían dicho durante esos frenéticos 5 días, Aníbal Fernández y Jorge Capitanich, sus más cercanas y visibles espadas mediáticas. Más allá de que la condolencia para la familia de Nisman jamás llegó y que ni siquiera se pensó en la posibilidad de decretar luto nacional por el fallecimiento de un Fiscal de la Nación, había cierta esperanza de que por una vez la primera mandataria decidiese no chocar de frente a 240 kilómetros por hora. Esa ilusión duró muy poco, ya que en los minutos finales de esa Cadena Nacional grabada y muy cuidada en lo escénico – el blanco, la silla de ruedas bien visible, la foto de Néstor y demás elementos dispersos- Cristina dijo que nadie la iba a extorsionar ni a apretar nunca en la vida. A medida que pasaron los días, su tono confrontativo creció y así logró que la bola de nieve se hiciese imparable. La famosa marcha del miércoles 18 de febrero comenzó a gestarse de la mano de una gran mayoría ciudadana sinceramente dolida y preocupada y de varios Jueces y Fiscales que lo único que tienen es papeles flojos y cercanía más bien reciente con el kirchnerismo. No es necesario ahondar demasiado en esto nuevamente, pero el tempo del Poder Judicial nunca suele fallar: acoplados y domesticados a los comienzos dulces, y críticos y distantes en el cierre de ciclo. Más allá de este detalle ya conocido por todos nosotros, la pelea entre el Ejecutivo y el Judicial se encontraba en boxes desde la ya lejana irrupción de la agrupación oficialista Justicia Legítima. La denuncia de Nisman contra CFK y Timmerman no hizo más que caldear una relación que venía sostenida por alfileres tras los recientes avances en las causas de Lázaro Báez y de Hotesur S.A que involucran de forma directa a la familia Kirchner. Y el que el denunciante haya aparecido muerto en circunstancias como mínimo dudosas, terminó siendo el empujón que dio comienzo a la batalla final que estamos viviendo en estos momentos.

El primer paso lo ha dado el gobierno con dos maniobras bien claras: primero denunció al ex espía Stiuso por contrabando y luego consiguió que tras varias idas y venidas la causa que Nisman había armado contra la Presidenta y el Canciller quedase desestimada por el Juez Rafecas. Empecemos por el intercambio de golpes con el ex cancerbero de la Secretaría de Inteligencia, en el que el kirchnerismo tiene mucho para perder. Fuentes internas de la Casa Rosada dicen que hay un convencimiento de que Stiuso fue quien le preparó la denuncia al Fiscal y luego lo mató para que CFK pague por haberlo echado de la agencia. No hay demasiada veracidad en esto por algunas cuestiones simples: porque se lo pasó a retiro en Diciembre, porque hace más de 8 años que trabajaba codo a codo con Nisman en la Unidad UFI-AMIA por explícita orden de Néstor Kirchner y porque él había arreglado con el gobierno una salida en paz – más allá de su enojo-. Nadie puede negar que Stiuso en los últimos tiempos no jugaba enteramente para el gobierno nacional, pero lo máximo que llegó a hacer en su contra fue no avisar que Sergio Massa rompería con el Frente Para La Victoria en 2013. Y seamos sinceros, cualquiera que conociese al de Tigre y leyese los diarios todos los días podía darse cuenta de que eso iba a suceder. En todos estos años, Stiuso ha sido un leal soldado del gobierno al igual que lo venía siendo desde el años 1972 cuando ingresó al área de inteligencia del Estado. Demás está decir que nadie lo empleó para defender a la Nación de ataques extranjeros ni mucho menos sino para realizar espionaje y patoterismo político del peor tipo, lesionando así los principios básicos de la democracia. Esto no tenía relevancia en los años de fuego, donde mandaban los dictadores, pero sí la tiene desde 1983 hasta el día de la fecha. Los hechos que Parrilli le imputó a Stiuso no hacen más que demostrar la inacción, incapacidad y corrupción del gobierno a la hora de controlar las fronteras; es decir, no le sirve demasiado en lo que respecta a su imagen pues es un sincericidio a los gritos y golpes que trata de negar su propia naturaleza confesional. El actual “Señor 5” de la nueva Agencia Federal de Inteligencia se debe haber olvidado inocentemente del hecho de que los jefes de Stiuso eran hasta hace muy poco Larcher e Icazuriaga, dos alfiles de los Kirchner desde los años de Santa Cruz que sin dudas no podían ignorar lo que en teoría estaba haciendo su subordinado. La hipocresía y la confrontación nuevamente van de la mano, pues Parrilli con cara de piedra afirmó – ante de la pregunta de porqué estos datos no fueron revelados antes a la sociedad- que “las cosas se dicen en el momento adecuado”, dejando muy en claro que el único factor que rige las posibilidades del pueblo para acceder a la “verdad” (parcial, porque no es completa) es la conveniencia política. Hoy por hoy lo que los deja mejor parados es lanzar a Stiuso debajo del autobús, por lo que se disponen a hacerlo y a pretender que en estos 12 años nunca cruzaron palabra con él siquiera.

Un párrafo muy aparte se merece la reciente desestimación de parte de Rafecas, de la causa de Nisman impulsada por el Fiscal Pollicita en un claro homenaje a quien falleció hace unas pocas semanas. Pero primero vale la pena repasar un poco otra carta que CFK publicó en las redes sociales tras la marcha del 18F para entender el porqué de una movida sorpresiva desde lo político aunque tal vez entendible desde lo judicial, más allá de que sea una decisión debatible. Para no redundar, digamos solamente que la Presidenta de la Nación descalificó la masiva marcha (más de 500.000 personas en todo el país), incluyó dentro del significante vacío “golpistas” a todos los que asistieron a ella – aunque, nobleza obliga, se concentró en los Jueces y Fiscales que la organizaron- y dijo que nació el Partido Judicial. Una agrupación de miembros del tercer poder de la República que reemplaza al infame Partido Militar y que ataca a la primera mandataria (es decir, al pueblo) porque ella los ha deschavado, quitado su poder oscuro y dejado en evidencia ante la sociedad entera. El relato oficial se cierra con la presencia de Justicia Legítima y con la idea de que hay una justicia buena y otra mala, siendo la primera aquella que acata las órdenes que vienen de la Casa Rosada sin chistar. La hipocresía y la confrontación una vez más firmes junto a Cristina, ya que varios ejemplos dejan en claro que el PJN es todo menos contrario al gobierno. Con solamente saber que el 56% del total de los Jueces ha sido nombrado por el Frente Para La Victoria en estos 12 años, alcanza para entender la magnitud de la mentira en este caso. Una nueva lucha contra un actor político que no ha hecho más que beneficiar a los tres gobiernos kirchneristas parece ser el “no-nuevo” camino elegido por CFK para evitar que el estado actual de la economía y el malestar social por la muerte de Nisman terminen por quitarle iniciativa en sus meses finales de estadía en el palacio.

Volviendo al polémico fallo del Juez Federal Daniel Rafecas, es importante dejar en claro que sus argumentos no son para nada débiles. Su decisión está bien fundada y la mayoría del texto se queda dentro de los límites de los puramente técnico. Rafecas sostiene que no hay delito previo comprobado y condenado, por lo que no puede existir ningún tipo de encubrimiento. Descarta que la tentativa sea motivo para considerar que alguien pueda ser culpable y realiza un ambiguo comentario acerca del Memorándum de Entendimiento en el que lo elogia para luego decir que el “delito previo” del que él habla es justamente ese tratado. Pero que como nunca fue puesto en acción y que la Justicia lo declaró inconstitucional – algo que terminará de definirse en estos días- no hay material sólido para enjuiciar ni a Timmerman ni a Cristina Kirchner ni a los demás imputados. Que lo único que mantenga abierto sea el tema del espía Allan Bogado parece una ironía de bastante mal gusto, pero cada cual con lo suyo. Técnicamente, Rafecas logró dar con un buen fundamento para respaldar su fallo pero lo que lo deja muy mal parado es que no haya decidido llevar adelante ninguna de las medidas de prueba ordenadas por el Fiscal Pollicita. Esto desnuda que su veloz decisión poco tiene que ver con las elecciones que se vienen, pues el Juez les habría comprado bastante tiempo a los acusados aun abriendo la investigación. No se trata entonces de un favor judicial sino de uno que es estrictamente político, factor central en este asunto y que mancha por completo la actuación del magistrado en esta causa que es el equivalente a una pelota de fuego. A todo esto se le tiene que agregar algo central: el miedo que tienen en el gobierno a que la realización de estas medidas de prueba generen evidencia legal que lo dejen mal parado en otras áreas. Retomando el hilo conductor, la posterior publicación en Internet y diversos medios de todas las escuchas tampoco ayudaron demasiado a Rafecas que a pesar de esto mantuvo su compostura y dejó en claro que estaba muy conforme con lo dicho y argumentado en su fallo. Es particular que un miembro del Poder Judicial hace poco tiempo defenestrado y pisoteado por el kirchnerismo – recordar cuando lo desplazaron de la causa contra Boudou, POR ENVIARLE CONSEJOS Y DATOS AL ABOGADO DEL VICE-PRESIDENTE- hoy por hoy sea su salvador. Y eso no es todo, ya que debemos sumarle la entronización de su persona realizada en los medios oficiales y para-oficiales, incluidas la publicación completa (en forma de “suplemento especial) y entrevista a fondo en Página 12. De cómplice de las corporaciones a profesional ejemplar, en un trámite que fue convenientemente veloz y que incluye el dejar pasar los pedidos de juicio político en su contra que penden encima suyo en el Consejo de la Magistratura. Demás está decir que estas causas fueron iniciadas por la Unión Cívica Radical y el Frente Para La Victoria en conjunto cuando todavía Rafecas era alguien descartable y deleznable para la administración nacional.

Se suma también a la larga cadena de confrontación e hipocresía la lamentable y desubicada solicitada que el gobierno nacional hizo publicar en todos los medios gráficos y que también subió a su sitio web oficial. En ella acusan a Nisman sin ninguna prueba concreta más que los famosos supuestos escritos previos suyos – en los que supuestamente el fallecido habría elogiado a Cristina Kirchner por impulsar el Memorándum de Entendimiento- de complotar contra el gobierno y contra la Patria, porque como todos sabemos “Cristina es el pueblo, el país y el todo”. Basta recordar que desde que Néstor Kirchner falleció allá por 2010, desde el kirchnerismo cada crítica al ex Presidente es respondida con un “no se puede hablar de quien no está acá para defenderse”, cuestión que al parecer solamente aplica para los muertos propios. Más allá de su accionar clásicamente hipócrita, voy a coincidir con el oficialismo en que es una canallada disparar (no literalmente, al menos en este caso) contra un muerto. Y agregaré que mucho menos si se lo hace en base a elucubraciones al estilo novela de Agatha Christie, algo con lo que la Presidenta de la Nación nos viene deleitando hace varias semanas. Lo que nos lleva al siguiente y último punto: la reciente presentación de la Jueza Sandra Arroyo Salgado  – ex mujer de Nisman y querellante en la causa por su muerte- de los peritajes realizados por su equipo, liderado por el prestigioso Osvaldo Raffo. Un pequeño apartado, para dejar algunas cosas en claro: en estas últimas semanas los ataques contra el perito subieron en intensidad, siendo el más duro el lanzado por Horacio Verbitsky. El columnista estrella de Página 12 acusó, con pruebas fehacientes – y al parecer de público conocimiento-, a Raffo de haber colaborado con Camps durante la última Dictadura Militar. Sus servicios habrían sido empleados para encubrir tanto fusilamientos como torturas, algo que no me parece en absoluto descabellado. Una vez aclarado esto, es noble reconocer que no existe ninguna condena judicial sobre Raffo y que su posible complicidad en los años oscuros no hace que su talento y su prestigio académico se vean reducidos. Si miramos con atención su extenso currículum, nos daremos cuenta que es la mente detrás del esclarecimiento de todos los grandes casos que azotaron a nuestra sociedad en estos 30 años. Sin ir más lejos, este mismo criterio debería ser aplicado a personajes siempre protegidos por el kirchnerismo como Raúl Eugenio Zaffaroni y Rafael Bielsa, ambos funcionarios de gobierno durante los años de fuego y sangre. La moral es siempre importante, pero lo imperdonable es que eso también sea parcial.

El paso que sigue ante los datos e hipótesis central presentados por Arroyo Salgado es gritar que lo que la jueza busca es “embarrar la cancha”; osea, intervenir en una investigación en curso presentando datos de índole dudosa que no harán más que frenar la búsqueda de la verdad. Una en la que el gobierno nacional se encuentra – para los propios, obviamente- empecinado desde aquel fatídico 18 de Enero. Ya varios de sus periodistas dijeron que la información no es válida porque se basa en fotos y videos y que la intención de esta mujer es llevar el agua al molino de Stiuso. Es decir, lograr que la investigación sea caratulada como homicidio y que pase al fuero federal donde supuestamente espera relamiéndose un juez amigo del ex espía de la hoy Agencia Federal de Inteligencia. No será complicado para ustedes ver el lugar exacto en el que residen la hipocresía y la confrontación en este caso, pero empecemos por el hecho de que los intentos públicos – por escrito y en sus discursos eternos- de Cristina Kirchner por intervenir en la causa no fueron tildados por estas mismas personas como “embarrar la cancha” sino como opiniones válidas y necesarias por ser “posturas políticas”. Y todo esto a sabiendas de que la primera mandataria hablaba sin ningún tipo de conocimiento técnico y/o jurídico acerca del caso Nisman, sino que lo hacía para poder salvar su pellejo de la manera más rápida posible (y también mostrarse fuerte e implacable, en otra demostración de que el sentido de oportunidad no reside en ella). Lo segundo es lo más relevante y contiene una crítica dura hacia Arroyo Salgado, que nunca en estos 12 años se atrevió a sacar los pies del plato por una cuestión de poder, comodidad e interés monetario. Este mismo procedimiento mediático – en la juerga futbolera diríamos que fue directo al tobillo- es el que utilizó para atacar a los hijos de Ernestina Herrera de Noble hace pocos años, llegando al punto de por poco hacerlos desvestirse en la calle para obtener muestras de ADN. No es mi intención juzgar su desempeño a partir de cánones jurídicos sino remarcar que lo mismo que era celebrado y visto como lógico por el gobierno y su aparato mediático allí, hoy es considerado un avasallamiento total contra las instituciones, la democracia y el gobierno de nuestro país.

Confrontación e hipocresía al por mayor, en un escenario político y social incierto a escasos 6 meses de las PASO que definirán quienes serán los candidatos que pelearán por el puesto en la Casa Rosada en Octubre. Las definiciones de parte de los principales opositores no son demasiado claras, más allá que de a poco el esquema de alianzas comienza a aclararse, y ninguno de ellos se muestra como una real alternativa para liderar un proceso de cambio tan profundo como necesario. De lo único que podemos tener certezas es respecto del accionar estratégico del kirchnerismo, que se repetirá como en un loop de aquí a su ¿tranquila? salida del poder. Confrontación e hipocresía: una fórmula tan antigua como eficaz que, sorpresivamente – o tal vez no tanto, aquí está la autocrítica social que necesitamos-, los ha mantenido en el poder por 12 años consecutivos. El juego está abierto y el gobierno ha mostrado todas sus cartas. Nos toca a nosotros.