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El Perfil Humano

5 Apr

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Cuando el escenario electoral en la Ciudad de Buenos Aires parecía ingresar en una gran meseta, llegó el no tan sorpresivo apoyo de Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta de cara a las PASO que se realizarán en Junio. Digo que es una sorpresa a medias porque era sabido que el Ingeniero nunca quiso que hubiese una interna partidaria sino ungir a su actual Jefe de Gabinete como su sucesor. La insistencia de Gabriela Michetti, que en un principio era la gran candidata – ideal, si se lo mira desde el punto de vista del votante promedio del PRO- para acompañar a su jefe político en la boleta presidencial terminó por romper con la tozudez de Macri, que debió ceder a fin de no quedar ante la opinión pública como un líder en extremo verticalista. Para alguien que se presenta a sí mismo como el ejemplo de la transparencia republicana y la antítesis del peronismo clásico – aunque como bien sabemos, le gustan mucho los ideales del Justicialismo-, no iba a ser demasiado beneficioso cortarle las alas a su ex Vice-Jefa de Gobierno. Para colmo de males, es sabido que la actual Diputada Nacional posee un caudal importante de votos propios, por lo que el gesto de Macri fue como mínimo inteligente.

Hasta aquí lo bonito, pues Michetti, que venía muy tranquila desplegando una campaña basada en su cercanía con Macri, debió desayunarse hace unos días un azucarado posteo en Facebook de su tan mentado Mauricio en favor de su rival en las PASO. En unas pocas líneas, el líder del PRO dejó en claro de que lado está en la contienda interna y, más allá de sus elogios a la contraparte, buscó colocar a Larreta como un gestor eficaz que conoce más que ninguno lo que la ciudad necesita y como lograrlo – “En estos últimos siete años, como Jefe de Gabinete, Horacio fue la persona más cercana a las decisiones de nuestro gobierno”, más claro que el agua- y alguien que “estuvo presente para superar los momentos difíciles” solucionando todos los problemas palmo a palmo con él. Vía redes sociales las pantallas de celulares y computadoras se humedecieron: los más puristas, que en serio creían en esa pantomima de que Macri era distinto a los demás jefes partidarios, comenzaron a despachar su ira contra una declaración que consideraron tan injusta como traicionera y desubicada. La realidad es que cualquiera con un poco de inteligencia y capacidad de razonamiento puede entender que de por sí es un milagro que el Ingeniero haya permitido que la interna suceda.

Su plan perfecto era ganar por goleada (en un landslide, como le dicen en el imperio) en la CABA con un candidato fijo, previo ensayo en las PASO que serviría para ajustar tuercas y sumar votos en las elecciones definitivas, y que esto le sirva de impulso para ir por la presidencia en un momento en el que las encuestas le sonríen y tanto Sergio Massa como Daniel Scioli no han sabido como reaccionar frente al apoyo que la Unión Cívica Radical decidió entregarle al PRO tras una ardua convención nacional. La presión de varios de los integrantes de su Gabinete – sobre todo la de dos pesados como Montenegro y Lombardi- y de los medios de comunicación que por variados intereses necesitaban de un poco de revuelo dentro del partido color amarillo, desembocó en una autorización a regañadientes acompañada por un veloz inicio del tendido de redes con los radicales por todo el país. Unas semanas más tarde, en cuanto llegaron las primeras encuestas que al día de hoy colocan a los dos contendientes en un virtual empate – con mínima ventaja del hombre de la sonrisa diabólica por sobre la señora en silla de ruedas-, el Jefe de Gobierno decidió que era la hora indicada para jugar de lleno en la Ciudad. Se dijo que estaba enojado porque Michetti había comenzado una campaña que utilizaba demasiado su imagen y su nombre, cuando habían acordado que eso estaba terminantemente prohibido. Que no le había gustado que su otrora mano derecha dijese por todos lados que ellos dos solos armaron todo el actual equipo de gobierno. Que Larreta le pidió apoyo concreto para poder darle el empujón final a su carrera hacia la hermosa sede de gobierno que acaban de inaugurar en Parque Patricios. Todas cuestiones que pueden sin dudas tener veracidad pero que a la luz de lo dicho una líneas más arriba, no tienen ningún tipo de relevancia al momento de entender este repentino movimiento político de parte del Ingeniero. Para desandar los pasos de Macri hay que comenzar por un muy sincero elogio hacia su accionar en este conflicto.

Es extraño que quien les escribe se ponga del lado de un político con el que no coincide en nada, pero esta intervención es la confirmación de algo imposible de negar: desde su irrupción como Presidente de Boca Juniors hasta el día de la fecha, es claro que Macri ha aprendido a jugar en un terreno tan complicado y sinuoso como la política. Nunca pensé que sería posible, más que nada por un prejuicio de clase, pero está a la vista que ha sabido como meterse en el barro cada vez que fue necesario y a abrir su mente hacia horizontes bastante más espaciosos que los de su chato y conservador discurso. Cuando digo “meterse en el barro” me refiero al buen trabajo territorial que hizo en la CABA que le valió el apoyo del Sur de la ciudad. Un bastión que es muchísimo más importante que los barrios coquetos como Recoleta, Belgrano y Nuñez – a los que erróneamente se los considera esenciales en las victorias del PRO- y que le asegura el seguir ganando elecciones por muchos más años en la Capital Federal. En el plano nacional, y tras superar algunas rispideces iniciales con el sector de la UCR que responde a Ernesto Sanz, el pacto empieza a hacerse visible más allá de las resistencias de los derrotados (Alfonsín, Cobos, Morales, Moreau…Cada uno por diversas razones) que siguen penando tras la Convención de Gualeguaychú por tratar de o ir solos o de la mano de Sergio Massa en las PASO presidenciales. Como ya se dijo, luego de leer varias encuestas que dan a su partido como cómodo ganador sin importar quien fuese el candidato – pues las diferencias porcentuales en la interna son mínimas- Macri vio camino libre para expresar algo que tenía atragantado desde hace más de un mes. Poliarquía publicó un día después de su jugada una encuesta que coloca a sus dos posibles candidatos con más de un 25% de ventaja sobre sus dos perseguidores inmediatos, que son Martín Lousteau del ECO y Mariano Recalde del Frente Para La Victoria. Teniendo en cuenta este contexto, el de un triunfo tranquilo, aún si sus palabras le quitasen algún que otro voto purista a su favorito Rodríguez Larreta, queda claro que su decisión fue muy acertada. En un solo movimiento exhibió tres atributos importantes a la hora de seducir a los votantes independientes, que son los que definen desde siempre las elecciones en nuestro país: primero, un estilo de gestión horizontal al habilitar a Michetti a presentarse como alternativa para la CABA; segundo, convicción y honestidad a la hora de darle banca a quien considera más idóneo, gesto que vale en una secta marcada por la hipocresía; y last but not least sacó de una vez por todas el carnet de líder político, algo que estaba a mitad de camino con tanta papa en la boca, discursos anclados en el pasado y una batería de vaivenes republicanos poco creíbles. Si no creen que esto es algo relevante en un año electoral que apenas está calentando motores, busquen la reacción del grueso kirchnerista y se encontrarán con que muchos de ellos lo aplaudieron por “hacer política”. Sin dudas que otros siguieron en el modo “la política es buena solo cuando es nuestra”, pero fueron los menos dentro de un universo todavía consistente. Si además de este inmejorable combo consideramos que Rodríguez Larreta, la apuesta a todo o nada del Ingeniero, le estaría sacando más de un 1% a su contrincante podemos decir que sus palabras tampoco conllevaron un riesgo demasiado grande si de deseos se trata. Un riesgo muy medido que le ha dado un rédito aún mayor que el imaginado en un principio. Lo que en criollo sería “un negocio redondo por donde se lo mire”.

Era esperable que Michetti no reaccionase de la mejor manera, pues en una elección interna que viene bastante pareja el jefe de su partido decidió ponerse del lado de enfrente sin ningún tapujo. Lógicamente la actual Senadora por el PRO dijo sentirse muy dolida pero que tenía muchas fuerzas para seguir adelante en esta carrera hacia la gobernación. Nada demasiado extraño ni salido del libreto, hasta que un día después Michetti decidió responder de una manera un poco más directa. Una entrevista con el diario Clarín, la primera en una serie que incluirá – en teoría- a todos los pre candidatos de la CABA, dió inicio a un rosario de lamentos que se extendió por cuanto medio gráfico, televisivo y radial estuviese dispuesto a escucharla (es decir todos, pues nadie ama más la rosca cabaretera que los medios). Se colocó en el lugar de la víctima indefensa (con “No hay que colgarse de los pantalones de Mauricio” y “Me pidieron que dejara la gestión para ser candidata” como frases de cabecera), comenzó a buscar el famoso “voto lástima” y al mismo tiempo lanzó una buena cantidad de directas contra Larreta y algún que otro palito encubierto contra Macri. Desmintió que su rival haya sido central en el partido desde su llegada al Gabinete y lo desafió a un ridículo, imposible y demagógico tour de debates frente a los vecinos de cada una de las comunas de la Capital Federal. Larreta respondió como si nada hubiese sucedido: elogios políticamente correctos para Michetti, acompañados por una clara muestra de orgullo por tener el apoyo de su jefe, y un contundente “el debate será el 18 de Abril en TN” como cierre.

Pero dos días antes de todo esto, la pelea había tomado un tortuoso camino del cual será muy difícil de regresar sin daños en el corazón del PRO a pesar de los intentos de todos los protagonistas de dejar en claro que quien pierda se va a acoplar con una sonrisa y una centena de globos amarillos inflados a pulmón al equipo del vencedor. Más allá de los intentos por bajar un poco la tensión, la presencia de la dupla Macri-Larreta en el programa nocturno de Mirtha Legrand y la simultánea aparición de Michetti en Intratables no hizo más que seguir avivando la llama. Tan solo un día después del pronunciamiento del Jefe de Gobierno, las dos partes involucradas se encargaron de asegurarle a la opinión pública que la tensión iba a seguir escalando hasta el momento de ir a las urnas. Macri hizo de portavoz de Rodríguez Larreta y repitió lo vertido en su breve comunicado: para gestionar, el indicado y el que tiene más herramientas, es su nuevo delfín. Gabriela es una muy buena persona y una gran trabajadora, pero para gobernar la Ciudad de Buenos Aires, bien gracias mejor que siga en el Congreso. Michetti redobló la apuesta y calificó de erróneo el accionar del Ingeniero y, palabras más, palabras menos, dijo que si llega a ganar se lo va a terminar cobrando. Y de paso atacó a Larreta al afirmar que él le pidió personalmente a Mauricio que saliese en su apoyo porque estaba abajo en las encuestas. En medio de esta guerra, los demás integrantes del PRO comenzaron a buscar un equilibrio para evitar que algunos votos se fuguen ante esta anomalía. Pinedo fue el que mejor se manejó dentro de un partido que no suele tener conflictos visibles y que ha explotado la imagen “zen-buena onda” como pocos en estos últimos 30 años. El Diputado afirmó que no se trata de ganadores y de perdedores, sino tan solo de dos modelos de gestión diferentes que se están ofreciendo a los electores. Que no hay que dramatizar más de la cuenta y que todos van a terminar tirando del mismo carro para seguir mejorando Buenos Aires.

El capítulo más reciente de esta pequeña guerra tuvo a Michetti como protagonista, en una estrategia que, a tan solo una semana de iniciada esta historieta, ya parece no darle demasiado rédito. En la pantalla de TN volvió sobre su “dolor” tras las palabras de Macri y dijo que “el apoyo del PRO a Larreta es un mito fenomenal”. Agregó que “había personas” que no querían que ella compitiese porque era un rival de fuste para el Jefe de Gabinete y que ya intercambió mensajes “de amigos” con Mauricio Macri para aclarar algunas cuestiones en buenos términos. Pero que para la juntada con café y medialunas iba a esperar a que las PASO estuviesen un poco más cerca en el calendario. Una chicana a su rival por no querer ir a debatir “barrio a barrio” dio por terminada la faena y hundió definitivamente la imagen de sí misma que Michetti siempre quiso dar de cara a la sociedad. La de una mujer que a pesar de su discapacidad siempre superó los obstáculos limpiamente, que siempre privilegió al conjunto por sobre el ego propio y que nunca creyó en el clásico juego político, ese donde salen los trapitos al sol, crecen las campañas sucias y gana el que grita más fuerte. Fue ella la que dijo que pretende “humanizar la política en la Ciudad”, levantando un huracán dentro del Gabinete de Macri cuyo sector que apoya a la Diputada confía en su “perfil humano”. Quien les escribe bien no sabe que significa esto de “lo humano”, porque a fin de cuentas todos formamos parte de la misma especie y – más importante- Gabriela Michetti nunca hizo demasiado por diferenciarse del estilo y el manual del PRO que ella y sus colegas tan bien aprendido tienen. Posiblemente repita por todos lados que “es una apasionada por la gestión”, cuando lo cierto es que jamás en su vida tuvo la posibilidad real de manejar el día a día de un gobierno pues una en extremo breve e irrelevante Vice-Gobernación no puede siquiera ser comparada desde el ángulo más básico con una Jefatura de Gabinete. La batalla ya se ha convertido en una burda guerra que nada tiene que envidiarle a los enfrentamientos habituales dentro del Justicialismo que tanto dicen deleznar desde el partido de Macri. Fotos trucadas que circulan por la Internet, peleas a puño limpio en las esquinas de la ciudad – con amenazas de la mano de matones a sueldo incluidas, cortesía del Momo Venegas para Michetti-, acusaciones hipócritas por su oportunismo y una muy ridícula, nivel kirchnerismo bobo, modificación en la biografía de Rodríguez Larreta en la Wikipedia para echarle en cara algunas causas que tiene pendientes. El “perfil humano” le dicen ahora…