Archive | March, 2015

La Hipocresía y la Confrontación

10 Mar

CFK-

Desde que el Fiscal Alberto Nisman apareció muerto en su departamento hace ya casi dos meses, el gobierno – y más precisamente la misma Presidenta de la Nación, Cristina Kirchner- decidió seguir los dos lineamientos que lo han sostenido en una posición dominante a través del tiempo. Me refiero a la confrontación permanente y a la hipocresía, dos herramientas que bien utilizadas pueden significar una larga estancia en el calor del poder. La primera es la que requiere del uso de la mayor creatividad posible, más aun en un país y contexto específico donde todos los enemigos creados por el gobierno nacional – las corporaciones, el Poder Judicial, los medios opositores, la oposición política, la Secretaría de Inteligencia etc.- han sido más que funcionales y/o serviles tanto al difunto Néstor Kirchner como a la actual Jefa de Estado de la República Argentina. La hipocresía es lo que viene de la mano con esta estrategia, pues enunciar a estos nuevos traidores a la Patria debe acarrear un fino trabajo de ocultamiento de todas las conexiones que existieron entre ellos y el kirchnerismo a lo largo de estos 12 años de poder sin interrupciones ni demasiadas molestias. Porque no debe ser fácil pasarse todo ese valioso tiempo denunciando golpes de estado y desestabilizaciones imaginarias y que en el mundo real ninguno de los actores sociales con poder les haya hecho siquiera cosquillas hasta ahora. La épica sirve para que una decenas de militantes, mezcla de rentados y de convencidos genuinamente, salte en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada – con la patética y desubicada emulación de los verdaderos trabajadores con las patas en la fuente de la Plaza de Mayo- pero no es en absoluto útil a la hora de ahuyentar al peor de los fantasmas: la realidad. Esa que está ante nuestros ojos y de la que nunca podemos escapar por más que la neguemos con convicción y voluntad.

El primer mensaje al país de CFK tras la muerte de Nisman fue medido en comparación con todo lo que habían dicho durante esos frenéticos 5 días, Aníbal Fernández y Jorge Capitanich, sus más cercanas y visibles espadas mediáticas. Más allá de que la condolencia para la familia de Nisman jamás llegó y que ni siquiera se pensó en la posibilidad de decretar luto nacional por el fallecimiento de un Fiscal de la Nación, había cierta esperanza de que por una vez la primera mandataria decidiese no chocar de frente a 240 kilómetros por hora. Esa ilusión duró muy poco, ya que en los minutos finales de esa Cadena Nacional grabada y muy cuidada en lo escénico – el blanco, la silla de ruedas bien visible, la foto de Néstor y demás elementos dispersos- Cristina dijo que nadie la iba a extorsionar ni a apretar nunca en la vida. A medida que pasaron los días, su tono confrontativo creció y así logró que la bola de nieve se hiciese imparable. La famosa marcha del miércoles 18 de febrero comenzó a gestarse de la mano de una gran mayoría ciudadana sinceramente dolida y preocupada y de varios Jueces y Fiscales que lo único que tienen es papeles flojos y cercanía más bien reciente con el kirchnerismo. No es necesario ahondar demasiado en esto nuevamente, pero el tempo del Poder Judicial nunca suele fallar: acoplados y domesticados a los comienzos dulces, y críticos y distantes en el cierre de ciclo. Más allá de este detalle ya conocido por todos nosotros, la pelea entre el Ejecutivo y el Judicial se encontraba en boxes desde la ya lejana irrupción de la agrupación oficialista Justicia Legítima. La denuncia de Nisman contra CFK y Timmerman no hizo más que caldear una relación que venía sostenida por alfileres tras los recientes avances en las causas de Lázaro Báez y de Hotesur S.A que involucran de forma directa a la familia Kirchner. Y el que el denunciante haya aparecido muerto en circunstancias como mínimo dudosas, terminó siendo el empujón que dio comienzo a la batalla final que estamos viviendo en estos momentos.

El primer paso lo ha dado el gobierno con dos maniobras bien claras: primero denunció al ex espía Stiuso por contrabando y luego consiguió que tras varias idas y venidas la causa que Nisman había armado contra la Presidenta y el Canciller quedase desestimada por el Juez Rafecas. Empecemos por el intercambio de golpes con el ex cancerbero de la Secretaría de Inteligencia, en el que el kirchnerismo tiene mucho para perder. Fuentes internas de la Casa Rosada dicen que hay un convencimiento de que Stiuso fue quien le preparó la denuncia al Fiscal y luego lo mató para que CFK pague por haberlo echado de la agencia. No hay demasiada veracidad en esto por algunas cuestiones simples: porque se lo pasó a retiro en Diciembre, porque hace más de 8 años que trabajaba codo a codo con Nisman en la Unidad UFI-AMIA por explícita orden de Néstor Kirchner y porque él había arreglado con el gobierno una salida en paz – más allá de su enojo-. Nadie puede negar que Stiuso en los últimos tiempos no jugaba enteramente para el gobierno nacional, pero lo máximo que llegó a hacer en su contra fue no avisar que Sergio Massa rompería con el Frente Para La Victoria en 2013. Y seamos sinceros, cualquiera que conociese al de Tigre y leyese los diarios todos los días podía darse cuenta de que eso iba a suceder. En todos estos años, Stiuso ha sido un leal soldado del gobierno al igual que lo venía siendo desde el años 1972 cuando ingresó al área de inteligencia del Estado. Demás está decir que nadie lo empleó para defender a la Nación de ataques extranjeros ni mucho menos sino para realizar espionaje y patoterismo político del peor tipo, lesionando así los principios básicos de la democracia. Esto no tenía relevancia en los años de fuego, donde mandaban los dictadores, pero sí la tiene desde 1983 hasta el día de la fecha. Los hechos que Parrilli le imputó a Stiuso no hacen más que demostrar la inacción, incapacidad y corrupción del gobierno a la hora de controlar las fronteras; es decir, no le sirve demasiado en lo que respecta a su imagen pues es un sincericidio a los gritos y golpes que trata de negar su propia naturaleza confesional. El actual “Señor 5” de la nueva Agencia Federal de Inteligencia se debe haber olvidado inocentemente del hecho de que los jefes de Stiuso eran hasta hace muy poco Larcher e Icazuriaga, dos alfiles de los Kirchner desde los años de Santa Cruz que sin dudas no podían ignorar lo que en teoría estaba haciendo su subordinado. La hipocresía y la confrontación nuevamente van de la mano, pues Parrilli con cara de piedra afirmó – ante de la pregunta de porqué estos datos no fueron revelados antes a la sociedad- que “las cosas se dicen en el momento adecuado”, dejando muy en claro que el único factor que rige las posibilidades del pueblo para acceder a la “verdad” (parcial, porque no es completa) es la conveniencia política. Hoy por hoy lo que los deja mejor parados es lanzar a Stiuso debajo del autobús, por lo que se disponen a hacerlo y a pretender que en estos 12 años nunca cruzaron palabra con él siquiera.

Un párrafo muy aparte se merece la reciente desestimación de parte de Rafecas, de la causa de Nisman impulsada por el Fiscal Pollicita en un claro homenaje a quien falleció hace unas pocas semanas. Pero primero vale la pena repasar un poco otra carta que CFK publicó en las redes sociales tras la marcha del 18F para entender el porqué de una movida sorpresiva desde lo político aunque tal vez entendible desde lo judicial, más allá de que sea una decisión debatible. Para no redundar, digamos solamente que la Presidenta de la Nación descalificó la masiva marcha (más de 500.000 personas en todo el país), incluyó dentro del significante vacío “golpistas” a todos los que asistieron a ella – aunque, nobleza obliga, se concentró en los Jueces y Fiscales que la organizaron- y dijo que nació el Partido Judicial. Una agrupación de miembros del tercer poder de la República que reemplaza al infame Partido Militar y que ataca a la primera mandataria (es decir, al pueblo) porque ella los ha deschavado, quitado su poder oscuro y dejado en evidencia ante la sociedad entera. El relato oficial se cierra con la presencia de Justicia Legítima y con la idea de que hay una justicia buena y otra mala, siendo la primera aquella que acata las órdenes que vienen de la Casa Rosada sin chistar. La hipocresía y la confrontación una vez más firmes junto a Cristina, ya que varios ejemplos dejan en claro que el PJN es todo menos contrario al gobierno. Con solamente saber que el 56% del total de los Jueces ha sido nombrado por el Frente Para La Victoria en estos 12 años, alcanza para entender la magnitud de la mentira en este caso. Una nueva lucha contra un actor político que no ha hecho más que beneficiar a los tres gobiernos kirchneristas parece ser el “no-nuevo” camino elegido por CFK para evitar que el estado actual de la economía y el malestar social por la muerte de Nisman terminen por quitarle iniciativa en sus meses finales de estadía en el palacio.

Volviendo al polémico fallo del Juez Federal Daniel Rafecas, es importante dejar en claro que sus argumentos no son para nada débiles. Su decisión está bien fundada y la mayoría del texto se queda dentro de los límites de los puramente técnico. Rafecas sostiene que no hay delito previo comprobado y condenado, por lo que no puede existir ningún tipo de encubrimiento. Descarta que la tentativa sea motivo para considerar que alguien pueda ser culpable y realiza un ambiguo comentario acerca del Memorándum de Entendimiento en el que lo elogia para luego decir que el “delito previo” del que él habla es justamente ese tratado. Pero que como nunca fue puesto en acción y que la Justicia lo declaró inconstitucional – algo que terminará de definirse en estos días- no hay material sólido para enjuiciar ni a Timmerman ni a Cristina Kirchner ni a los demás imputados. Que lo único que mantenga abierto sea el tema del espía Allan Bogado parece una ironía de bastante mal gusto, pero cada cual con lo suyo. Técnicamente, Rafecas logró dar con un buen fundamento para respaldar su fallo pero lo que lo deja muy mal parado es que no haya decidido llevar adelante ninguna de las medidas de prueba ordenadas por el Fiscal Pollicita. Esto desnuda que su veloz decisión poco tiene que ver con las elecciones que se vienen, pues el Juez les habría comprado bastante tiempo a los acusados aun abriendo la investigación. No se trata entonces de un favor judicial sino de uno que es estrictamente político, factor central en este asunto y que mancha por completo la actuación del magistrado en esta causa que es el equivalente a una pelota de fuego. A todo esto se le tiene que agregar algo central: el miedo que tienen en el gobierno a que la realización de estas medidas de prueba generen evidencia legal que lo dejen mal parado en otras áreas. Retomando el hilo conductor, la posterior publicación en Internet y diversos medios de todas las escuchas tampoco ayudaron demasiado a Rafecas que a pesar de esto mantuvo su compostura y dejó en claro que estaba muy conforme con lo dicho y argumentado en su fallo. Es particular que un miembro del Poder Judicial hace poco tiempo defenestrado y pisoteado por el kirchnerismo – recordar cuando lo desplazaron de la causa contra Boudou, POR ENVIARLE CONSEJOS Y DATOS AL ABOGADO DEL VICE-PRESIDENTE- hoy por hoy sea su salvador. Y eso no es todo, ya que debemos sumarle la entronización de su persona realizada en los medios oficiales y para-oficiales, incluidas la publicación completa (en forma de “suplemento especial) y entrevista a fondo en Página 12. De cómplice de las corporaciones a profesional ejemplar, en un trámite que fue convenientemente veloz y que incluye el dejar pasar los pedidos de juicio político en su contra que penden encima suyo en el Consejo de la Magistratura. Demás está decir que estas causas fueron iniciadas por la Unión Cívica Radical y el Frente Para La Victoria en conjunto cuando todavía Rafecas era alguien descartable y deleznable para la administración nacional.

Se suma también a la larga cadena de confrontación e hipocresía la lamentable y desubicada solicitada que el gobierno nacional hizo publicar en todos los medios gráficos y que también subió a su sitio web oficial. En ella acusan a Nisman sin ninguna prueba concreta más que los famosos supuestos escritos previos suyos – en los que supuestamente el fallecido habría elogiado a Cristina Kirchner por impulsar el Memorándum de Entendimiento- de complotar contra el gobierno y contra la Patria, porque como todos sabemos “Cristina es el pueblo, el país y el todo”. Basta recordar que desde que Néstor Kirchner falleció allá por 2010, desde el kirchnerismo cada crítica al ex Presidente es respondida con un “no se puede hablar de quien no está acá para defenderse”, cuestión que al parecer solamente aplica para los muertos propios. Más allá de su accionar clásicamente hipócrita, voy a coincidir con el oficialismo en que es una canallada disparar (no literalmente, al menos en este caso) contra un muerto. Y agregaré que mucho menos si se lo hace en base a elucubraciones al estilo novela de Agatha Christie, algo con lo que la Presidenta de la Nación nos viene deleitando hace varias semanas. Lo que nos lleva al siguiente y último punto: la reciente presentación de la Jueza Sandra Arroyo Salgado  – ex mujer de Nisman y querellante en la causa por su muerte- de los peritajes realizados por su equipo, liderado por el prestigioso Osvaldo Raffo. Un pequeño apartado, para dejar algunas cosas en claro: en estas últimas semanas los ataques contra el perito subieron en intensidad, siendo el más duro el lanzado por Horacio Verbitsky. El columnista estrella de Página 12 acusó, con pruebas fehacientes – y al parecer de público conocimiento-, a Raffo de haber colaborado con Camps durante la última Dictadura Militar. Sus servicios habrían sido empleados para encubrir tanto fusilamientos como torturas, algo que no me parece en absoluto descabellado. Una vez aclarado esto, es noble reconocer que no existe ninguna condena judicial sobre Raffo y que su posible complicidad en los años oscuros no hace que su talento y su prestigio académico se vean reducidos. Si miramos con atención su extenso currículum, nos daremos cuenta que es la mente detrás del esclarecimiento de todos los grandes casos que azotaron a nuestra sociedad en estos 30 años. Sin ir más lejos, este mismo criterio debería ser aplicado a personajes siempre protegidos por el kirchnerismo como Raúl Eugenio Zaffaroni y Rafael Bielsa, ambos funcionarios de gobierno durante los años de fuego y sangre. La moral es siempre importante, pero lo imperdonable es que eso también sea parcial.

El paso que sigue ante los datos e hipótesis central presentados por Arroyo Salgado es gritar que lo que la jueza busca es “embarrar la cancha”; osea, intervenir en una investigación en curso presentando datos de índole dudosa que no harán más que frenar la búsqueda de la verdad. Una en la que el gobierno nacional se encuentra – para los propios, obviamente- empecinado desde aquel fatídico 18 de Enero. Ya varios de sus periodistas dijeron que la información no es válida porque se basa en fotos y videos y que la intención de esta mujer es llevar el agua al molino de Stiuso. Es decir, lograr que la investigación sea caratulada como homicidio y que pase al fuero federal donde supuestamente espera relamiéndose un juez amigo del ex espía de la hoy Agencia Federal de Inteligencia. No será complicado para ustedes ver el lugar exacto en el que residen la hipocresía y la confrontación en este caso, pero empecemos por el hecho de que los intentos públicos – por escrito y en sus discursos eternos- de Cristina Kirchner por intervenir en la causa no fueron tildados por estas mismas personas como “embarrar la cancha” sino como opiniones válidas y necesarias por ser “posturas políticas”. Y todo esto a sabiendas de que la primera mandataria hablaba sin ningún tipo de conocimiento técnico y/o jurídico acerca del caso Nisman, sino que lo hacía para poder salvar su pellejo de la manera más rápida posible (y también mostrarse fuerte e implacable, en otra demostración de que el sentido de oportunidad no reside en ella). Lo segundo es lo más relevante y contiene una crítica dura hacia Arroyo Salgado, que nunca en estos 12 años se atrevió a sacar los pies del plato por una cuestión de poder, comodidad e interés monetario. Este mismo procedimiento mediático – en la juerga futbolera diríamos que fue directo al tobillo- es el que utilizó para atacar a los hijos de Ernestina Herrera de Noble hace pocos años, llegando al punto de por poco hacerlos desvestirse en la calle para obtener muestras de ADN. No es mi intención juzgar su desempeño a partir de cánones jurídicos sino remarcar que lo mismo que era celebrado y visto como lógico por el gobierno y su aparato mediático allí, hoy es considerado un avasallamiento total contra las instituciones, la democracia y el gobierno de nuestro país.

Confrontación e hipocresía al por mayor, en un escenario político y social incierto a escasos 6 meses de las PASO que definirán quienes serán los candidatos que pelearán por el puesto en la Casa Rosada en Octubre. Las definiciones de parte de los principales opositores no son demasiado claras, más allá que de a poco el esquema de alianzas comienza a aclararse, y ninguno de ellos se muestra como una real alternativa para liderar un proceso de cambio tan profundo como necesario. De lo único que podemos tener certezas es respecto del accionar estratégico del kirchnerismo, que se repetirá como en un loop de aquí a su ¿tranquila? salida del poder. Confrontación e hipocresía: una fórmula tan antigua como eficaz que, sorpresivamente – o tal vez no tanto, aquí está la autocrítica social que necesitamos-, los ha mantenido en el poder por 12 años consecutivos. El juego está abierto y el gobierno ha mostrado todas sus cartas. Nos toca a nosotros.