El apagón político

31 Dec

de vido kicillof capitanich

 

Ayer el diario oficialista Tiempo Argentino publicó – como suele hacer cada dos o tres meses hace varios años- un suplemento alabando la gestión del Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio De Vido. La particularidad es que la edición especial es un informe redactado directamente por gente del ministerio e incluye una nota central escrita por el mismo Ministro. No es raro que los medios del Grupo Veintitrés, del cual es Director el empresario Sergio Szpolski, acompañen sus ediciones diarias o semanales – caso Miradas al Sur- con estos pasquines bajo el título de “Espacio de Promoción”. La mayoría de estos se encargan de enaltecer por ejemplo la gestión de Alicia Kirchner en el Ministerio de Desarrollo Social. No es relevante decir que estos espacios son pagos, pues el dinero vertido por el gobierno en forma de propaganda oficial en el Grupo Veintitrés es mayor al posible costo de esta edición especial. Una vez superado este tema hay que decir que los datos vertidos en el suplemento en cuestión son tendenciosos y mentirosos. Lo que dicen básicamente es que el año fue muy bueno en materia de energía y lo justifican más que nada con la inversión millonaria de la compañía Chevron para la exploración y explotación del yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén. Dicho sea de paso, aclaremos que al día de la fecha el dinero que se anunció no ingresó a las arcas provinciales y nacionales en su totalidad y que el contrato firmado es muy benévolo para con la corporación trasnacional de Rockefeller que no perdería un centavo aún si todo saliese realmente mal y no pudiesen obtener ganancias significativas o acordes a su inversión tras su trabajo en suelo argentino. La frutilla del postre, la coronación de la burla a la inteligencia de los argentinos, es el elogio sobreactuado del Ministro hacia los subsidios que tanto Néstor como Cristina Kirchner se han empecinado en mantener – y sin revisar siquiera las tarifas en los sectores más pudientes de la sociedad- durante sus respectivas gestiones en estos ya casi 11 años. Es sabido que De Vido no está de acuerdo con la política de subsidios en el área de electricidad y que ve como lógico que los empresarios del sector pidan que las tarifas aumenten o que al menos se los compense por la pérdida que significa la tarifa congelada en los valores pesificados del año 2001 (esta nota de Francisco Olivera el sábado pasado en La Nación es más que ilustrativa: http://www.lanacion.com.ar/1651302-y-la-luz-no-vencio-a-las-tinieblas). Se sabe por boca del propio De Vido que cuando amagó con renunciar la respuesta fue que la única manera en la que el cajero histórico de los Kirchner se iba a ir del gobierno era “en el cajón”. Creo que una imagen más contundente que la que esa frase suscita es imposible de conseguir.

Desde el día uno – con el comienzo de la ola de calor y de las fallas en líneas sobrecargadas y muy viejas- el gobierno nacional mediante su Jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich no ha hecho más que culpar a las empresas concesionarias por el desastre causado por los cortes de luz que en algunos barrios llegaron a ser – y son- de más de 15 días. Es verdad que Edenor, Edesur y Edelap tienen parte de la culpa por haber dejado en la oscuridad – y sin agua consecuentemente- a miles de ciudadanos en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Pero lo que no puede hacer el gobierno de Cristina Kirchner es desligarse de lo que le corresponde, que es el control del recorrido de los fondos millonarios que el Estado Nacional dispone para cada una de estas compañías. Estas – todas con Directores nacionales vinculados al PRO y al FPV en casi iguales cantidades – han fallado a la hora de proveer un servicio eficaz y en mantener – y renovar- las redes de electricidad que abastecen a todo Buenos Aires, pero el gobierno tampoco ha sido ni un gestor ni un controlador como mínimo racional y estricto. Es por todo esto que las palabras de Capitanich y de otros voceros del gobierno salieron sobrando durante estas dos semanas bien calientes. Ayer el ex Gobernador del Chaco dijo que los cortes no eran relevantes pues afectaban solo a un 3% como máximo de todos los usuarios de red eléctrica que son 5,6 millones solamente en la CABA. Sergio Berni se sumó al Jefe de Gabinete y dijo que “SOLO 19.000 porteños” no tienen luz, como si fuese una cifra sin ningún tipo de relevancia. Primero hay que marcar que ambos se olvidaron del GBA, donde las situaciones vividas son igual o mucho más graves – en especial en las zonas más vulnerables- y segundo hay que decir que se trató de nuevas provocaciones innecesarias. Hay muchas personas que hace más de 20 días no tienen luz de manera constante a las que esas palabras no hacen más que enojar y darles una sensación de desamparo absoluto. El famoso “Estado Presente” del que tanto hablaron los kirchneristas a lo largo de esta década, nunca apareció en momentos de crisis como este o como la tragedia de Cromagnon o como la matanza de Once hace ya casi dos años – y no vale decir que en la inundaciones de La Plata sí, porque el dinero aún no llegó a los damnificados-. Lo único que ha hecho el kirchnerismo ha sido lavarse las manos, amenazar con estatizar a las empresas – algo que, como veremos más adelante, no pueden hacer- y decir que en realidad los cortes de luz se dieron por el uso irresponsable del aire acondicionado – teoría avalada por el canal de noticias TN, ex opositor del gobierno-. En una de las frases más estúpidas e insólitas que escuché en mis casi 24 años de vida, Victor Hugo Morales llegó a decir que los ricos desestabilizaban al gobierno bajando la temperatura de los splits. La otra excusa que utilizaron seguido fue la del “récord de consumo diario/semanal” que justificaba que el servicio fuese una porquería lisa y llana. Por su parte los voceros de las empresas dijeron que las tarifas debían subirse si se quería que el servicio funcionase de manera óptima y le pasaron la pelota al gobierno cuando también es cierto que ellos recibieron demasiado dinero desde 2005 como para que las redes estén tan mal. De Cristina Kirchner ni siquiera pregunten, pues se recluyó en el sur argentino para vacacionar y nada se sabe de ella. Ni una palabra para los que están en la oscuridad hace casi un mes. Aunque, nobleza obliga, no es nada a lo que no estemos acostumbrados a esta altura del partido.

Los medios adornaron sus páginas con la foto del Secretario de Energía, Daniel Cameron jugando al golf en el Country Club Boca Ratón donde tiene una propiedad. La verdad es que mucho más no puede hacer y con esto no pretendo defender su gestión que ha sido paupérrima por el simple hecho de que nunca fue suya. De Vido ha manejado el sector energético y Cameron solo sigue en su puesto porque era un hombre de confianza y muy amigo del difunto Néstor Kirchner. En el año 2002, el hoy Secretario presentó un detallado informe en el que decía que tras un año de gestión los subsidios debían retirarse de manera progresiva. Advierte que de mantenerse el esquema subsidiario, el riesgo de desabastecimiento iba a ser muy alto a los 2 o 3 años. Sus palabras se tornaron realidad y son conocidos sus varios intentos de renuncia y sus peleas con De Vido. No es mucho lo que puede hacer en este momento y es por ello que creo que los dardos principales deben apuntar hacia mucho más arriba. La muy baja inversión de las empresas en las redes, el nulo control del gobierno y más del 70% del total de las tarifas congeladas en precios surreales conforman un combo explosivo. Hace varios años que la situación es esta, pero con la ola de calor todo explotó por los aires y quedó expuesto de manera categórica. El ánimo social es traicionero, pues es el factor que en algunos momentos esconde las falencias – como en 2011, donde el efecto consumo y la muerte de Néstor Kirchner taparon todo- y en otros las desnuda de una manera brutal. No debemos olvidar lo que sucedió en el año 2001, un nítido y peligrosamente cercano ejemplo de esta tendencia tan contradictoria.

Un poco más arriba dije que la amenaza de estatización era completamente estéril. Paso a explicar el por qué, más allá de que Cabandié hoy haya dicho – contradiciendo a De Vido- que había mucho margen para estatizar a las tres empresas en cuestión. Cuando se renegociaron los contratos en el año 2005, se contempló que las tarifas debían ser reorganizadas. Pero el gobierno dejó la tabla de valores sin modificar con los valores del año 2001 pero en pesos, como ya mencioné. El incumplimiento contractual es claro y es por ello que el kirchnerismo no ha avanzado en ese tema más que de manera retórica, que es como suele manejarse en todos los rubros a menos que los intereses sean demasiado tentadores (digamos la verdad, hoy no es negocio llevar al Estado a estas compañías).

Las pujas dentro del Gabinete nacional no hacen más que agregarle un toque grotesco a todo este asunto. Se ha dicho que Axel Kicillof está enfrentado con Julio De Vido, que hay bronca general contra el arquitecto por los cortes y que todos quieren ir por la cabeza de Daniel Cameron, algo que – por lo que conté más arriba- es bastante insensato e hipócrita. Habría que enseñarles a los políticos que si salen a desmentir todas estas situaciones diciendo que son todos amigos y que no hay rispideces, están confirmando que las peleas existen. En medio de estas luchas en el palacio, el descontento social crece día a día y muestra como la desconexión de nuestra clase política con la situación que se vive en las calles es total. Cristina Kirchner sigue sin aparecer y no se ha escuchado siquiera una mínima palabra de aliento para quienes la están pasando mal – y que integran ese colectivo que a ella le encanta llamar “TODOS LOS ARGENTINOS”-. Pero para que nos quedemos tranquilos y tengamos opciones, el Jefe de Gobierno Mauricio Macri también tuvo su papelón. En medio de sus vacaciones en Bariloche, y a 15 días de haber comenzado los cortes, regresó por dos horas para decretar la emergencia en la CABA y pedir por un equipo de trabajo conjunto con la Nación. Acto seguido se subió a un avión y volvió a la provincia para seguir con su descanso. La Vice-Jefa de Gobierno María Eugenia Vidal tuvo que salir a salvarle las papas y afirmó que en unas pocas horas iba a regresar. Claro, de seguro fue a buscar a su mujer Juliana Awada que no puede viajar en avión sin estar al lado de su marido. Las chicanas infantiles que se han dedicado el PRO y el FPV en todos estos días solo sirvieron para alimentar mi opinión de que estos políticos no sirven para nada y que se necesita un recambio real y urgente tanto de sistema como de personas.

Los subsidios debieron ser quitados de manera progresiva luego de la renovación de los contratos en el año 2005. Se los tenía que escalonar de acuerdo con el nivel de ingresos mensuales, algo que no parece demasiado difícil de llevar adelante. El gobierno nacional eligió el camino difícil, el de mantenerlos sin realizar la más mínima revisión. En el año 2012, tras la aplastante victoria en las presidenciales del año anterior, amagó con comenzar a quitarlos pero el asesinato de Once frenó la medida. No quisieron sufrir un daño político aún mayor, pero sin saberlo se ataron a padecerlo de una manera mucho más dura y solo un poco más adelante. Lo que se llama “estirar la agonía”. Los subsidios no son mala palabra: sirven para paliar situaciones de crisis y se los puede mantener aún después de superado el mal momento económico y social. Pero deben tener un control estatal estricto, estar sometidos a revisiones a medida que la economía mejora y no ser demasiados. Ya entrando en el año 2014, los subsidios cuadruplican la inversión real que hace el gobierno de CFK. Por cada peso invertido, hay 4 que se destinan a subsidios (lean este artículo de Diego Cabot en La Nación que lo explica muy bien: http://www.lanacion.com.ar/1651929-en-siete-anos-el-gasto-en-subsidios-cuadruplico-a-la-inversion-real). Esta máquina infernal e imparable quedó abierta frente a nuestros ojos cuando sucedió la tragedia de Once que se cobró 52 vidas. Hoy vuelve a abrirse ante nosotros pero en el área de energía que casualmente también depende de Julio De Vido. No en vano lo llaman “El Cajero”.

La realidad es la que marca el ritmo de la política por más que nuestra Presidenta se empecine en vivir en su mundo paralelo donde ella es la mandataria de los pobres y solo la odian los ricos golpistas que han visto como se ha hecho la justicia social en estos 11 años. Hoy quitar los subsidios es imposible pues el descontento tumbaría al gobierno en unos pocos días. Cuando se malacostumbra a base de parches a un pueblo para conseguir votos se debe tener en cuenta que algún día esas soluciones coyunturales van a fallar. Eso es lo que pasó con el tema de los subsidios en general y que se ha visto reflejado en estos 20 días desesperantes para miles de argentinos. No voy a decirles que el 2014 va a venir lleno de alegría ni que nos va a encontrar más unidos y solidarios ni voy a desearles que todos sus deseos se hagan realidad. No soy hipócrita como los periodistas del oficialismo que este fin de semana hicieron gala de su capacidad de atacar al ciudadano y luego desearle un muy feliz año nuevo. Lo que me queda para decirles es que pasen este fin de año de la mejor manera y con sus seres queridos. Y que estén listos para un año que va a ser muy complicado.

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